viernes, 28 de septiembre de 2012

POSICIONAMIENTO DE NUEVA IZQUIERDA SOBRE LA REFORMA LABORAL

El Partido de la Revolución Democrática, en cumplimento de sus responsabilidades institucionales, ha participado en el análisis y discusión de la iniciativa de reforma laboral presentada por el Ejecutivo Federal. 

El Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados ha impulsado aspectos que considera positivos como la democracia y transparencia sindicales, y ha propuesto alternativas a otros que considera negativos, como el menoscabo de derechos laborales, de una flexibilización a ultranza que precarizaría aún más las condiciones laborales de las y los mexicanos. 

El dictamen sobre la reforma laboral aprobado este 27 de septiembre en la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados, únicamente incluye los aspectos más lesivos de la iniciativa para los derechos laborales, al mismo tiempo que excluye cualquier posibilidad de avanzar en la democratización y transparencia en los sindicatos. Por lo tanto, el dictamen de reforma laboral mencionado, no termina con el obstáculo que representan las cúpulas del sindicalismo corporativo y corrupto, que no sólo no defienden los intereses de las y los trabajadores, sino se han convertido en uno de sus principales enemigos, así como un gran obstáculo para el crecimiento y desarrollo del país. 

El PRD no puede admitir una reforma laboral que no únicamente atenta contra los derechos de las y los trabajadores, sino que protege y fortalece los intereses y la impunidad de una casta de caciques sindicales corruptos. 

Ante estos hechos, emplazamos al Partido Revolucionario Institucional, al Partido Acción Nacional y a los sectores empresariales a que definan, si hacen un vulgar intercambio de flexibilización del mercado laboral por impunidad y protección para esta casta de dirigentes corruptos, que son un freno para el progreso del país. 

Reiteramos que no estamos en contra de una reforma laboral que sirva al país a enfrentar los nuevos retos del mundo del trabajo en un mundo globalizado, sino que estamos a favor de una reforma con visión de Estado, que incremente la productividad y eleve el nivel de vida de las y los trabajadores. 


Jesús Ortega Martínez

Coordinador Nacional de Nueva Izquierda

miércoles, 26 de septiembre de 2012

PRD: Del partido-hombre al partido-programa


La vida política sigue suce-diendo como en el siglo XIX: en torno y casi de manera exclusiva a los personajes.

En el mundo existen organizaciones y partidos políticos de la mayor diversidad. Hay aquellos que se guían en la más pura ortodoxia de los partidos de “corte clásico”, de cuasi ejércitos en donde los ciudadanos se afilian cual si fuesen reclutados o adoctrinados. Otros, han innovado su comportamiento para situarse en la renovación y la heterodoxia, como los partidos-frentes (partido aglutinador de partidos). Existen también aquellos, como la izquierda española después del franquismo, la italiana posterior a la caída del muro de Berlín y la brasileña a partir de los 80’s, que dejaron dogmas y evangelios. También hay partidos en todo el mundo que particularizan su representación en uno o varios sectores sociales como los indígenas y campesinos, como “los sin tierra”, los productores de hoja de coca en Bolivia, los ecologistas, etcétera…

La diversidad ha sido, y es ahora mismo, enorme pero me interesa poner énfasis en aquellos partidos cuyos integrantes se unifican y organizan en torno a un individuo, a un personaje y de los cuales está pletórica la historia de México.

En nuestro país, parecería que el tiempo no ha pasado y la vida política sigue sucediendo como en el siglo XIX: en torno y casi de manera exclusiva a los personajes. El echeverrismo, salinismo, cardenismo, foxismo, pejismo… por referirme a los últimos “príncipes”, a los “partidos-hombre” más relevantes en México en los pasados cincuenta años.

La “personalización” de la política –una forma de feudalización– ha traído, entre otras consecuencias, una “desideologización” del quehacer político (ausencia de ideas y pensamientos en la confrontación política); una reducción al mínimum minimorum del debate programático (todo se reduce a estar a favor o en contra del personaje); una carencia de programas en los partidos; una ausencia de propuestas alternativas; y lo más grave, para cualquier sistema democrático, el debilitamiento al extremo de los partidos políticos como instituciones.

En las sociedades plurales como la nuestra surgen liderazgos políticos y sociales, lo cual es natural, pero sucede con mayor frecuencia en situaciones de incertidumbre sobre el rumbo del país. Sin embargo, en las sociedades plurales modernas, democráticas, los partidos que enarbolan propuestas alternativas, que presentan programas de gobierno diferentes, que representan ideas, interés social, son indispensables.

Instintivamente, como resultado de una cultura política hegemónica en la sociedad mexicana, se tiende no sólo a minimizar, sino inclusive a menospreciar a los partidos, lo que le resta valor a la democracia y fortifica la idea de gobiernos sustentados en los “partidos-hombre”. Ello, tarde o temprano, se traduce en gobiernos autoritarios, inclusive totalitarios.

En ese sentido, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se encuentra en una crisis de identidad: nacimos cobijados por un fuerte liderazgo personalizado, continuamos nuestra existencia a la sombra de otro y, ahora mismo, tenemos el dilema de encontrar a un tercero o de reconstruirnos –dejando atrás el tribalismo– en un verdadero “partido-programa”, en una izquierda (un “Príncipe Colectivo”) que represente una propuesta alternativa de nación y de gobierno, a la que enarbolan individualmente Peña Nieto por un lado y Calderón por otro.

Este dilema al que se enfrenta el PRD requiere ser resuelto contrastando, primero, entre un “partido-programa” y un “partido-hombre”; y segundo, de entre un partido de izquierda moderna (con ideas y pensamientos innovadores, heterodoxos y universalista) y la cultura anacrónica del individualismo, del príncipe omnipotente como centro y eje de la política nacional.

martes, 18 de septiembre de 2012

Nueva oposición


México requiere una oposición constructiva, una oposición que le sea útil, lo cual de ninguna manera es sinónimo de que le sea útil al régimen y menos de que le sea útil al gobierno.

Ante el riego que enfrentamos de una política regresiva, la izquierda debe de innovar la forma de ser oposición con compromiso social y democrático, para enfrenar al autoritarismo y las políticas neoliberales que se vislumbran. Al mismo tiempo, aportar propuestas viables para solucionar los grandes problemas del país.

Es momento, la izquierda puede abandonar visiones sobreideologizadas para definir sus prioridades, siendo la principal el bienestar y la seguridad de la población en el marco de una sociedad democrática y de libertades.

Es necesario que la izquierda se aleje de posturas conservadoras y recupere su naturaleza reformadora, debatiendo y proponiendo alternativas para construir un mejor país. Es urgente que las fuerzas progresistas nacionales abran sus puertas y ventanas a nuevas ideas, que sean contemporáneas de las izquierdas que gobiernan en otras latitudes y que sea el motor de la elaboración de un nuevo pensamiento que cimiente las acciones de esa nueva oposición.

Pensamos que son necesarias reformas para poder transformar positivamente al país, pero sin traspasar una línea roja: la afectación de los derechos humanos, sociales, económicos, políticos, culturales, ambientales de las mexicanas y de los mexicanos. Esta línea no obedece a dogmas, sino a convicciones democráticas y derechos.

Nuestro país requiere una reforma a la Ley Federal del Trabajo para enfrentar los nuevos retos que se están presentando en el mundo laboral del siglo XXI, pero sin sobrepasar la línea de la calidad de vida y los derechos conquistados por las trabajadoras y los trabajadores.

Es posible una estrategia que combata frontalmente a la delincuencia organizada y prevenga la inseguridad, sin traspasar la línea del respeto de las garantías individuales y los derechos humanos.

Podemos crecer en el marco de una nueva economía, pero sin rebasar la línea de un Estado inversor, que mantenga su potestad rectora y reguladora. Asimismo, si utiliza una visión estratégica que tenga como prioridad el interés nacional, México puede ser parte y aprovechar la globalización para desarrollarse económicamente, en lugar de sólo estar padeciendo sus efectos más negativos.

Existen también muchos otros temas en los que se pueden llegar a consensos, que desde ninguna perspectiva se encuentran cerca de cruzar la línea en los que la izquierda tiene la posibilidad de ponerse a trabajar de inmediato.

México requiere una oposición constructiva, una oposición que le sea útil, lo cual de ninguna manera es sinónimo de que le sea útil al régimen y menos de que le sea útil al gobierno.

La ciudadanía espera que las fuerzas políticas, independientemente de que sean gobierno u oposición, trabajen para solucionar los problemas más graves que enfrentamos como sociedad. La izquierda tiene los elementos para ser una fuerza política que, desde la oposición, construya y contribuya a dar respuesta a las ciudadanas y los ciudadanos.

jueves, 13 de septiembre de 2012

DECLARACIÓN POLÍTICA DE LA COORDINACIÓN NACIONAL DE NUEVA IZQUIERDA ACERCA DE LA SEPARACIÓN DE AMLO DE LOS PARTIDOS DE LA COALICIÓN PROGRESISTA, Y SOBRE LA INDISPENSABLE REDEFINICIÓN PROGRAMÁTICA Y ORGANIZATIVA DEL PRD


Septiembre, 2102

1.- Como otros ciudadanos, Andrés Manuel es un hombre que ejerce su libertad y en el uso de ésta, ha adoptado la decisión de separarse de su militancia en el PRD y “desligarse” de la coalición progresista. Tal decisión —no podría ser de otra manera— es plenamente respetable. López Obrador es una persona de gran experiencia en la política y este hecho fue, con seguridad, largamente ponderado.

2.- En sus propias palabras,  AMLO expresa agradecimiento a los partidos de la coalición progresista que le apoyaron siempre en su caminar político, especialmente durante las campañas en donde participó como candidato a la Presidencia de la República.

3.- Su separación, particularmente del PRD, no debería causar sorpresa, pues ya había manifestado antes explícitamente, diferencias con determinaciones del PRD al grado de solicitar en varias ocasiones, “licencia” en su militancia en este partido. En razón de lo anterior, hay que compartir con Andrés Manuel que actuar conforme a convicciones es lo mejor y si, como es el caso, se tienen diferencias que él considera irreconciliables, lo congruente es adoptar su propio camino. Así lo ha hecho y su decisión, reiteramos, es respetable.

4.- Hacer, como es su propósito, del Movimiento de Regeneración Nacional un partido político no nos hace necesariamente antagónicos en el acontecer político nacional. Para López Obrador,  para MORENA y para el PRD, así lo consideramos en Nueva Izquierda, los contrincantes son otros y están ubicados en la oligarquía económica, en la derecha del PRI, PAN y otras formaciones partidistas, así como en otros sectores reaccionarios y conservadores. Consideramos que aun trabajando en organizaciones diferentes tenemos, así lo razonamos, muchas coincidencias que debemos localizar claramente para que en determinadas circunstancias podamos actuar juntos, procurando alcanzar objetivos que nos son comunes en beneficio del país y de la gente.

5.- Sin embargo, resulta inútil y equivocado tratar de ocultar diferencias programáticas, conceptuales y de línea política. Esas diferencias existen y hasta ahora,  han propiciado que el conjunto del movimiento progresista, particularmente el PRD,  aparezcamos ante la ciudadanía con comportamientos y posicionamientos no sólo diferentes sino incluso encontrados. Reconozcamos que la izquierda tiene, ante algunos sectores de la sociedad,  una imagen de dispersión y que frecuentemente nos mostramos con ambigüedad, con personalidad indefinida e, incluso, con fuertes confrontaciones, lo que causa confusión, enfado y molestia entre la ciudadanía.  En no pocas ocasiones, sobre algún tema importante (y en el colmo, también en asuntos verdaderamente intrascendentes) una fue la posición de AMLO, otras la del PT o Movimiento Ciudadano y otras —hasta diferentes en sí mismas- las del PRD. Esta situación, la de un comportamiento político incierto, disociado que refleja “personalidades múltiples” es a la que algunos compañeros hemos identificado como “esquizofrenia política”, concepto del cual se deprende el respetuoso llamado a terminar con tal “padecimiento” de la izquierda mexicana.

6.- El urgente encuentro del PRD  con una clara identidad política y programática, no contradice en nada la indispensable y necesaria libertad de pensamiento de sus militantes,  ni atenta con la rica pluralidad de ideas que florece en su interior; por el contrario, una parte de la identidad que buscamos se encuentra justamente en la libertad, la democracia que acepta la decisión de la mayoría y que respeta los derechos de las minorías, la tolerancia, la paz, el respeto a la ley, la igualdad y en la justicia, valores todos éstos que son intrínsecos a una izquierda moderna como la que México necesita.

7.- Es en la justa valoración de estos principios desde donde la  izquierda progresista debe afianzar su nueva y sólida identidad, su nuevo programa y una línea política que, aplicada consistentemente, le permita sumar adeptos, crecer en todo el territorio nacional, ganar en la competencia electoral, triunfar en el debate y la confrontación de las ideas, para finalmente convertirse en opción de gobierno.

8.- La izquierda que el país necesita está obligada a adoptar un programa y una propuesta para el México del siglo XXI, lo que implica necesariamente alejarse definitivamente del nacionalismo revolucionario autoritario y, desde luego, del neoliberalismo y del conservadurismo; además, implica despojarse de la tentación de los populismos caudillistas tan frecuentes en Latinoamérica, así como de los dogmas de un “socialismo totalitario”, que por ello mismo, fue claramente incapaz de terminar con la injusticia y la desigualdad.

La izquierda que México necesita,  debe entonces, de una vez por todas, rechazar toda idea que conciba a la violencia como la partera de la historia; negar toda concepción de que la violencia  pueda ser una forma de lucha válida para el cambio político; censurar la noción de que la ley es un obstáculo al que debemos brincar para lograr nuestros objetivos; rechazar toda visión de estatismo absolutista, poder concentrado, culto a la personalidad, y presidencialismo omnipotente; debemos deshacernos de aquél arquetipo que da veracidad a  la existencia de un  determinismo histórico que nos tiene —en la izquierda— “condenados a la victoria” y nos asegura, cual credo religioso, nuestro “camino al paraíso”; repudiar todo extremismo fundamentalista, toda forma de intolerancia y, finalmente, dejar atrás el dogma de que —aun existiendo— la lucha de clase, es la única causa y el motor absoluto de cualquier cambio social.

Si no nos desprendemos ahora de esos evangelios, de esas visiones fundamentalistas, la izquierda mexicana no podrá entenderse —ni siquiera a sí misma— como alternativa de gobierno y de poder democrático frente a las derechas y al conservadurismo.

9.- En sentido diferente, la izquierda que el México del siglo XXI necesita es aquella que tiene como principios fundamentales a la paz, la libertad, la tolerancia, el respeto a la diversidad, la democracia, la legalidad, la igualdad,  la justicia y el bienestar para todas y todos los mexicanos. Estos principios son claramente antítesis de una anacrónica izquierda que, la historia lo evidencia, fracasó —desde hace varias décadas— en México y en el mundo.

10.- Para terminar con la ambigüedad y la confusión de identidad en el PRD, es que desde Nueva Izquierda le presentamos a nuestro partido y a la sociedad mexicana una propuesta de transformación y cambio con dos posibles vías. La primera de éstas es la de recrearnos en una forma de organización que podría sintetizarse en la formación de un partido-frente en donde las corrientes existentes en su seno terminen con toda connotación tribal y de manera sustantivamente diferente estemos en condiciones de actuar como verdaderas corrientes de pensamiento, las cuales puedan actuar con autonomía en sus propias tareas de desarrollo y en sus definiciones políticas frente a los acontecimientos del país.

La segunda puede ser resumida en la ingente construcción de un programa que debiera contener cuando menos, las siguientes propuestas, mismas que sabemos, responden a las exigencias, inquietudes, demandas y derechos de la gran mayoría de las y los mexicanos:

A.- UN ESTADO DEMOCRÁTICO Y SOCIAL DE DERECHO.

Impulsar la construcción de un Estado democrático y social de derecho, basado en la libertad política para todas las mexicanas y mexicanos y en las instituciones públicas democráticas. La búsqueda de este Nuevo Estado será el medio político para la realización de las reformas sociales necesarias e indispensables  para combatir la desigualdad y garantizar la expansión sostenida y sustentable de la economía. Un Estado democrático y social de derecho, que actúe como garante de los derechos humanos integrales de la población; un Estado que garantice ciertos mínimos sociales, que expresen el reconocimiento jurídico, formal y práctico de la ciudadanía no sólo política, sino también económica, social y cultural de todas las mexicanas y todos los mexicanos.

B.- DE LA DEMOCRACIA

Régimen Político.- Forma de gobierno republicana, democrática, representativa y participativa, laica y federal. Una nueva arquitectura constitucional para superar el anacrónico sistema presidencialista  con un nuevo régimen en donde el encargado del Ejecutivo federal sea corresponsable con el poder legislativo; un gobierno de gabinete, ratificado por el Congreso; relección de legisladores hasta por un periodo y  segunda vuelta electoral.

Sistema Electoral.- Instituto Nacional Electoral. Pérdida de registro a todo partido que rebase los topes de campaña o que utilice recursos económicos ilícitos; cancelación de la concesión a medios de comunicación que reciban ilegalmente recursos económicos para favorecer a un partido o candidato; trasparentar, sin ninguna posibilidad de reserva legal, el uso y utilización de todos los recursos públicos; prohibir todo tipo de donaciones, en especie o en dinero, a los electores durante las campañas electorales y que la violación a este precepto se castigue con la pérdida de la candidatura.

Poder Judicial.- Tribunal Constitucional instituido como órgano constitucional autónomo, para garantizar que las leyes y actos del poder público sean congruentes con la Constitución Política.

Fiscalización.- Transparencia y rendición de cuentas,  constante y fiscalizadora del Congreso de la Unión, poniendo especial atención a la fiscalización sobre resultados; Tribunal de cuentas constitucional que sancione a toda autoridad pública y a toda persona que haga uso ilícitos de recursos fiscales o cometa actos de corrupción. 

Democracia Directa.- Reconocer  como derechos políticos de los ciudadanos el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular y la revocación del mandato.

Libertad de expresión y medios de comunicación.- Libertad de prensa sin  restricciones;  impedir esquemas y prácticas de carácter monopólico; licitaciones abiertas y reglamentadas; definición de los derechos de las personas y de los instrumentos para hacerlos valer; y, normas claras para el cobro de derechos; mantener libertad de expresión en la web.

C.- SOCIEDAD DE DERECHOS

Derechos Humanos.- Promovemos y defendemos el carácter universal e inalienable; progresivo e integral; exigible y justiciable; indivisible e interdependiente de los derechos humanos.

Igualdad Sustantiva entre los  Géneros.-  Erradicar la discriminación de género y hacer posible la construcción y el ejercicio pleno de los derechos sociales, económicos, laborales, políticos y culturales de todos y todas en marco de equidad es una de nuestros principales objetivos; impulsar la plena libertad de las mujeres para elegir y ejercer cualquier profesión y empleo; promover medidas afirmativas que permitan compensar desigualdades y fincar las bases para un trato igualitario; y, pugnar por el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre sus propios cuerpos.

Niñas, niños y jóvenes.- Estamos comprometidos a que el derecho constitucional de las niñas y los niños a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento, sea cabalmente cumplido.

Diversidad.- Reconocimiento de derechos de las personas con orientaciones e identidades sexo genéricas alternativas al pleno reconocimiento de esta condición; elevar a rango constitucional el derecho a la identidad sexo genérica.
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Pueblos indios.- Derechos ciudadanos y políticos, económicos, sociales y culturales, individuales y colectivos, de las naciones indias de México sean plenamente garantizados.

Laicismo.-  Neutralidad confesional del Estado de manera que todos, creyentes y no creyentes, puedan ser tratados sin privilegios ni discriminación.

Derechos Sexuales y Reproductivos.- Revertir el avance de las reformas que vulneran y obstaculizan el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Derechos de las y los Trabajadores.- Derecho a la libre sindicalización; prohibir afiliación colectiva y forzosa a un partido; principio de democracia sindical como rector del funcionamiento; prohibición para que gobierno retenga cuotas sindicales; trasparencia de los recursos económicos y de otros bienes de los sindicatos.

Educación.- Reforma en todos sus niveles con la participación de los actores involucrados en el proceso educativo, en la investigación científica y tecnológica, y en la promoción y difusión de la cultura y las artes. La reforma educativa debe terminar con el control que sobre ésta ejercen los líderes del sindicato (un primer paso es un Censo nacional de escuelas y de maestros para terminar con aviadurías y dobles salarios).

Educación Superior.- Prioridad en la política de desarrollo, asignándole el papel de orientadora de la investigación científica; redes universitarias inclusivas, flexibles, diversificantes y promotoras de altos niveles de calidad;  responder  a demandas del mercado de trabajo, contribuyendo a modelarlo, crear y fortalecer  universidades estatales y regionales;  reducir espacios de poder de la burocracia.

Ciencia y tecnología.- Construcción de las capacidades científico tecnológicas bajo la planeación y coordinación entre poder público e iniciativa privada.

Cultura.- Garantizar acceso al disfrute de los bienes culturales, en tanto factores para un desarrollo social e individual plenos.

Inclusión Digital.- Acceso universal acceso a los bienes o medios y a la obtención de capacidades para la utilización de las tecnología de la información  y la comunicación.

D.- PROTECCIÓN SOCIAL

Combate a  la  desigualdad y la  pobreza.- Reorientación de los recursos públicos y profunda restructuración de las políticas públicas; estrategia que ataque  desigualdad y pobreza y, al mismo tiempo, que  fomente el crecimiento económico.  La estrategia consta de dos elementos fundamentales: la participación individual y colectiva, activa y responsable y una asociación proactiva de la sociedad civil y el Estado.

Seguridad social.- Seguridad social universal, con especial orientación a los sectores de la población que no pueden ser cubiertos por las instituciones de segundad social, ni la medicina privada; Seguro Nacional de Desempleo, con la obligación de garantizar la capacitación de los desempleados.

Seguro de Desempleo.- Instrumentar un programa de Seguro Nacional de Desempleo y federalizar los programas de apoyo a grupos en situación de desventaja.

Seguridad Alimentaria.- Plan Alimentario de Emergencia enfocado hacia ramas productivas de impacto social, productos básicos y regiones que permita la producción nacional suficiente y la disponibilidad de a alimentos.

Salud.- Convertir el derecho a la protección de la salud en un derecho exigible;  que todas las personas tengan acceso universal, público y gratuito a servicios de salud.


E.- JUSTICIA Y SEGURIDAD CIUDADANA

Seguridad Ciudadana.- Política de seguridad que tenga como objetivo principal la protección de los derechos de las personas.  No limitar seguridad  exclusivamente a la lucha contra la delincuencia, sino además crear un ambiente propicio para la convivencia pacífica, lo que implica condiciones de vida adecuadas y la existencia de mecanismos instituidos que permitan el manejo pacífico de los conflictos personales y sociales.

Prevención.- Política preventiva integral de las conductas delictivas, de amplio espectro, apoyada en acciones para ofrecer alternativas de educación, salud,  empleo así como actividades culturales,  deportivas y de tiempo libre; vincular la política social y el empleo en zonas críticas para canalizar recursos a para el desarrollo comunitario y el trabajo social con jóvenes en situación de riesgo.

Delincuencia Organizada.- Atacar la estructura cupular de las bandas delincuenciales y desmantelar estructura financiera que les permite lavar dinero en la economía formal y la estructura política que la protege.

Política sobre Drogas.- Como lo proponen varios países y organismos internacionales,  descriminalizar y regular el consumo de drogas, comenzando por la marihuana; paralelamente, impulsar  medidas legislativas y de políticas públicas para la prevención y tratamiento de las adicciones en la población en general.

Fuerzas Armadas.-  Desincorporar a las fuerzas armadas respecto de las tareas de combate a la delincuencia organizada e impedir la aprobación de las iniciativas del Ejecutivo tendientes a normalizar y ampliar la participación del ejército en tareas de seguridad pública.

Corrupción e impunidad.- Combatir la corrupción y la impunidad, denunciando la protección policíaca y financiera que sostiene al crimen organizado, así como emplazar a la renuncia urgente de los funcionarios públicos involucrados en actos de corrupción.

Defensoría Legal.- Defensoría de oficio organizada para dar servicio eficaz; revisar funciones de las procuradurías administrativas con el propósito de integrarlas y de constituir un solo órgano autónomo de defensoría social que se encargue de garantizar el acceso a la justicia en diversas ramas jurídicas.

Representación Social.- El Ministerio Público como órgano Constitucional Autónomo que contará con el servicio civil de carrera, independiente de la administración pública, cuyo titular será nombrado y, en su caso,  removido directamente por el correspondiente órgano legislativo mediante mayoría calificada;  eliminar  monopolio de la acción penal del MP para hacer valer directamente ante los jueces los derechos de la víctima.

Sistema Penitenciario.- Cambiar inspiración punitiva por otra verdaderamente rehabilitadora, organizada sobre la base del trabajo, capacitación, educación, salud, deporte y formación.


F.- NACIÓN PRODUCTIVA Y EQUITATIVA

Modelo Económico Alternativo.- Transición de un modelo basado en la especulación financiera y en la exportación, a uno basado en la producción e inversión en bienes, servicios y conocimiento, en el marco de un proceso de redistribución del ingreso, que tenga por objetivo la promoción del crecimiento económico, la generación de empleos y el combate de las inequidades.

Desarrollo Dual.- Fortalecimiento de manera simultánea del mercado interno y la adecuada inserción del aparato productivo nacional en los circuitos comerciales internacionales; transitar de una economía dominada por grupos monopólicos, empresas transnacionales y poderosos intereses financieros hacia una economía productiva.

Desarrollo Incluyente.- Simultáneamente a la promoción de políticas en beneficio los sectores excluidos, defensa de los legítimos derechos de las clases medias y del empresariado nacional dinámico, eficiente y productivo.

Concertación para el Desarrollo.- Promover e inducir la cooperación entre actores políticos, económicos y sociales para incentivar crecimiento.

Regulación.- Regulación pública que permita redefinir el papel del Estado y el del mercado, apoyar al sector empresarial nacional con políticas apropiadas en el ámbito fiscal, financiero y de regulación antimonopólica para que crezca y contribuya a la generación de empleos.

Responsabilidad.- Controlar la inflación y tener bajo déficit, pero también impulsar el crecimiento y no generar desaliento en la inversión productiva; reducción del déficit fiscal a través de gasto corriente y no de la inversión pública.

Política industrial.- Nueva política industrial tendrá como objetivo modernizar la industria para disminuir su dependencia de las importaciones, dinamizar el mercado interno, corregir desequilibrios regionales y alcanzar una inserción favorable de México en el mercado mundial, estableciendo un marco institucional de interacción funcional pública, privada y social.

Política Hacendaria Integral.- Establecer una regla de balance fiscal de mediano plazo que permita integrar fondos de reserva y/o de contingencia para ser utilizados en periodos de caída de ingresos fiscales; ampliar la base gravable, corrigiendo el sesgo prevaleciente contra los ingresos de los trabajadores respecto de los del capital; eliminar excepcionalidad de los regímenes especiales y de consolidación.

Trabajo.- Productividad como  tarea social compartida por empresas, trabajadoras, trabajadores y gobierno que no puede ser cumplida subordinando al trabajo o sobreexplotando la mano de obra; perfeccionar los procesos intensivos y extensivos de educación y capacitación; crear el Registro Nacional de los Contratos Colectivos y Sindicatos; transformar las Juntas de Conciliación y Arbitraje en jueces de lo Laboral; sustituir a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos por un instituto autónomo; impulso a la democracia sindical; Ley General de Guarderías para que operen seguras, dignas y con calidad; y presentación de propuesta legislativa alternativa a las que, bajo el pretexto de flexibilización laboral, pueden producir el deterioro de las condiciones de trabajo y la restricción de los derechos laborales.

Micro, Pequeñas y Medianas Empresas.- Medidas de emergencia, tales como el otorgamiento de financiamientos directos a tasas preferenciales, la obligatoriedad de que  las Pymes provean el 35% de las compras de gobierno y estímulos fiscales a empresas que asuman el compromiso de mantener su planta de trabajadores.

Desarrollo Rural.- Acciones de emergencia para salvaguardar la seguridad alimentaria y reactivar la producción agrícola, distinguiendo entre políticas de emergencia y políticas de largo plazo que mejoren el desempeño de la economía y la distribución del ingreso en el sector rural, con una visión de largo plazo.

Sector Social.- Fortalecer la participación de las organizaciones civiles que asesoran en la elaboración de proyectos productivos ampliando los presupuestos destinados a su capacitación, organización técnica y gestión de estas organizaciones.

G.-POLÍTICA ENERGÉTICA

Modernizar el sector energético soberanamente. Autonomía verdadera de gestión; planificación integral del sector; y, disminución de la carga fiscal de las empresas públicas del sector.

Estrategia Petrolera.- Aumentar la inversión pública en exploración;  ampliar la capacidad de refinación;  recuperar la producción de petroquímicos; y, desarrollo de la exploración y explotación del crudo en aguas profundas para ampliar nuestras reservas.

Gas.- Intensidad en las acciones para la explotación del gas, con la posibilidad de concesiones a particulares, pero sin modificar la Constitución para que el la Nación no pierda el control de este y otros recursos naturales estratégicos.

Electricidad.- Promover los sistemas de generación distribuida y metas crecientes a la incorporación de fuentes renovables, fortaleciendo la legislación para que el operador del sistema eléctrico pueda adquirir los excedentes que provengan del uso de fuentes renovables, al tiempo de que también se fortalezcan los programas de ahorro y eficiencia de energía.

Transición Energética.- Mecanismos para  planeación a largo plazo para garantizar la soberanía en materia de energéticos a través del uso de nuevas tecnologías y la búsqueda de fuentes alternativas no contaminantes en equilibrio con el medio ambiente.

H.- Desarrollo Sustentable

Sustentabilidad.- Desarrollo capaz de utilizar los recursos naturales para satisfacer las necesidades esenciales de la población, como forma de elevar la calidad de vida de esta generación y de las futuras.

Planeación Ambiental.- Planeación descentralizada que tenga como referente la regionalización física, biológica y social del país, garantizando que sea integral, incluyente y democrática, asumiendo compromisos los sectores público, privado y social.

Biodiversidad.- Defensa activa de las especies de flora y fauna, especialmente de aquellas que se encuentran amenazadas o en peligro de extinción o apropiación.

Agua.- Preservar la gestión pública del agua basada en el manejo equitativo y sustentable; política de uso racional que tome en cuenta tanto los aspectos macroeconómicos; reconocer  su carácter de bien común público, no sólo para lo que concierne el uso potable sino también para otras actividades económicas.

Territorio Sustentable.- Instancias de gobierno metropolitano que permitan planeación y gestión federal, estatal y municipal  coordinada en áreas urbanas de mayor complejidad del país;  visión territorial integrada que evite la duplicación y superposición de acciones y la falsa separación entre medio natural y medio urbano.

Economía Verde.- Fomentar industrias no contaminantes, priorizando a aquellas que generen tecnologías, productos o servicios que reduzcan consumo de; reorientar gasto público y tributación para incentivar modernización ecológica de instituciones públicas y privadas; aumentar inversiones materiales y humanas en los programas de investigación y desarrollo dedicados a la ecología;  políticas activas de promoción de competencia y de defensa del consumidor para promover desarrollo sustentable.

I.- GLOBALIZACIÓN COMO OPORTUNIDAD

Nueva Visión Global.- Avanzar en los valores de justicia y equidad a nivel internacional.  En lo que se refiere a los aspectos comerciales, la globalización será una oportunidad siempre y cuando los esquemas y reglas del juego sean justos para todos los participantes, situación que hoy no se presenta. Para convertir a la globalización en oportunidad, entonces, es necesario cruzar las fronteras del mero mercantilismo y dotar a la política exterior mexicana de una visión amplia en donde se privilegie la integración económica, social, política y cultural, justa y equitativa.

Seguridad colectiva.- Incluir en la concepción de la seguridad el respeto al derecho internacional, la salvaguarda efectiva de la soberanía de las naciones, la cooperación para el desarrollo, la protección de los recursos naturales del planeta y la garantía de su utilización soberana por los pueblos a los cuales pertenecen.

Nuevo sistema económico financiero mundial.- Cooperación en un mundo donde cada región sea capaz de salvaguardar su propio modelo social y fomentar el desarrollo económico dentro de un marco de regulaciones.

martes, 11 de septiembre de 2012

Terminar con esquizofrenia política


Como otros ciudadanos, Andrés Manuel López Obrador es un hombre que ejerce su libertad y en el uso de ésta, ha adoptado una decisión que —no podría ser de otra manera— es plenamente respetable. Andrés Manuel es una persona de gran experiencia en la política y tal decisión fue, con seguridad, largamente ponderada.

Hacer, como es su propósito, del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) un partido político, no nos hace necesariamente antagónicos en el acontecer político. Para López Obrador, para Morena y para el PRD, los contrincantes principales son otros y están ubicados en la oligarquía económica, en la derecha incrustada en el PRI y el PAN, en otras formaciones partidistas y en sectores reaccionarios y conservadores que actúan en la visa social y política del país. Yo considero que aun trabajando en partidos diferentes tenemos, así lo entiendo, muchas coincidencias que debemos localizar claramente para que en determinadas circunstancias podamos actuar de manera conjunta, procurando alcanzar objetivos que son en beneficio del país y que nos son comunes.

Sin embargo, también creo que es inútil y además equivocado, tratar de ocultar dentro de la izquierda, diferencias programáticas, conceptuales y de línea política. Esas diferencias han hecho que el conjunto del movimiento progresista y en particular el PRD, aparezcamos ante la ciudadanía con comportamientos y posicionamientos no sólo diferentes sino incluso encontrados. Reconozcamos que la izquierda tiene, ante algunos sectores de la sociedad, una imagen de dispersión y frecuentemente nos mostramos con ambigüedad, con “personalidad indefinida” o incluso con fuertes diferencias, lo que causa confusión y enfado entre los ciudadanos. En no pocas ocasiones, sobre algún tema importante, una es la posición de AMLO, otra la del PT o Movimiento Ciudadano y otras —diferentes en sí mismas— las del PRD. Esta situación, la de un comportamiento político incierto, disociado y reflejando “personalidades varias” es a la que algunos compañeros nos referimos como “esquizofrenia política”, y a eso mismo responde el respetuoso llamado a terminar con tal “padecimiento” dentro del PRD.

El encuentro urgente de la izquierda mexicana, del PRD en particular, con una clara y definitoria identidad política y programática no contradice en nada a la indispensable y necesaria libertad de pensamiento de sus militantes ni atenta con la rica pluralidad de ideas que florece en su interior; al contrario, una parte de la clara y notoria identidad que buscamos, se encuentra en la libertad, en la democracia que acepta la decisión de la mayoría pero que respeta los derechos de la minoría, en la tolerancia, en la paz y en el respeto a la ley, en la igualdad y la justicia para todas y todos, valores estos que son intrínsecos a una izquierda progresista como la que México necesita.

En la justa valoración a esos principios, es desde donde la izquierda perredista debe afianzar una nueva y sólida identidad, un nuevo programa y una línea política que aplicada con eficacia y de manera homogénea le permita sumar adeptos, crecer en todo el territorio nacional, ganar en la competencia electoral, vencer en el debate y la confrontación de las ideas, para, finalmente, convertirse en opción real de gobierno.

La izquierda que el país necesita, debe adoptar un programa y una propuesta para el México del siglo XXI y ello implica necesariamente alejarse definitivamente tanto del anacrónico nacionalismo revolucionario priista, como del neoliberalismo conservador y de derecha, pero además, despojarse de los populismos caudillistas tan frecuentes en América Latina, así como de los dogmas de aquel socialismo dictatorial y ciertamente ineficaz en la lucha contra la injusticia y la desigualdad.

La izquierda que México necesita debe, de una vez por todas, rechazar la idea de la violencia como partera de la historia; rechazar la concepción de que la ley es un obstáculo al que debemos brincar para lograr nuestros objetivos; rechazar toda visión de estatismo absolutista, de poder concentrado, de culto a la personalidad, de presidencialismo omnipotente. Debemos deshacernos ya de aquel determinismo histórico, ese que como si credo religioso fuera, nos “condenaba a la victoria” y nos “aseguraba el camino al paraíso”.

La izquierda moderna está obligada a rechazar todo extremismo fundamentalista y (aunque sé que diré una herejía) a la idea de que —si bien existe— la lucha de clases, es el motor único e indubitable de cualquier cambio social.

Si no nos desprendemos ahora de esas pesadas cargas, de esos dogmas, de esas visiones fundamentalistas, la izquierda mexicana no podrá entenderse ante la sociedad —y ni siquiera a sí misma— como alternativa de gobierno y de nuevo poder democrático.

martes, 4 de septiembre de 2012

Acuerdo político, antídoto contra la restauración.


Con visión nueva, hay que llevar a cabo —desde la izquierda— una acción política que aliente desde la paz y con apertura democrática, una resistencia de la ciudadanía a la restauración del Ancien régime.

Con la resolución del Tribunal Electoral (injusta y contraria a los principios constitucionales) se inicia una nueva etapa para la vida del país, en donde todas las fuerzas políticas debieran contribuir para que ésta fuese de prosperidad y de avance en el bienestar de todas y todos los mexicanos.

Con Peña Nieto encargado del Ejecutivo federal, está latente la posibilidad de la restauración del viejo régimen en sus dos claras expresiones: la primera de éstas, es la del nacionalismo revolucionario, autoritario, antidemocrático y portador de un desfasado y anacrónico programa de gobierno; la segunda es la del neoliberalismo, igualmente antidemocrático, pero especialmente empobrecedor de la gran mayoría de la población. Ese priismo autoritario, con estas dos caras, sumió a México en décadas de represión, cancelación de derechos, pobreza y desigualdad. Para desgracia del país, el panismo de Fox y Calderón ni continuaron la transición ni menos terminaron con el antiguo régimen; contrario a ello, se treparon en éste y lo peor, pavimentaron el camino para su regreso.

En la izquierda, miles, millones de mujeres y hombres hemos hecho grandes esfuerzos y dado grandes luchas para lograr sepultar a ese sistema y aunque no hemos tenido la Presidencia, sí hemos logrado significativos avances aunque no los suficientes ni los necesarios que demanda México. Algunas cosas nos han faltado, pero de lo principal que hemos carecido es de la propuesta alternativa de país, que substituya tanto al viejo nacionalismo revolucionario como al neoliberalismo, modelo en el que se hermanaron en las dos últimas décadas, el PRI y el PAN.

En la izquierda, cierto, tenemos problemas de organización, de conflictos internos, de sectarismo, pero sin restarles importancia, nuestra carencia principal es programática, es decir: no acertamos en definir con diáfana claridad qué le ofrecemos al país que no sea un remedo de ese nacionalismo revolucionario y que no sea un nuevo maquillaje para el neoliberalismo.

Con visión nueva, hay que llevar a cabo —desde la izquierda— una acción política que aliente desde la paz y con apertura democrática, una resistencia de la ciudadanía a la restauración del Ancien régime. Pero hay que entender esta resistencia, no como acción violenta, no como pugna estéril, no como chovinismo partidista ni como “reivindicación para la historia” de personajes, sean cuales fueran. ¡No! Así, con esas formas decimonónicas la izquierda, más allá de deseos, no estará preparada para ser la alternativa al sistema priista.

En sentido contrario, es ahora el momento político para presentarle a los ciudadanos lo diferente; para proponer a todos, ciudadanos y partidos, el programa renovador que México necesita; el programa económico, social y democrático de una izquierda moderna e innovadora.

El PRD y la izquierda progresista están en condiciones para procurar para el país un gran acuerdo político con otras fuerzas y otros actores influyentes de la sociedad, y en torno a ese acuerdo, el PRD debe ofrecer las soluciones que en conjunto deban ser alternativa al viejo sistema, para con ello impedir su restauración.