martes, 26 de abril de 2011

Reforma Política



La Reforma Política que se discute actualmente en el Senado de la República contempla grandes avances en materia de derechos ciudadanos, de ahí la importancia de que sea aprobada.

Sin embargo, el tiempo para el Congreso de la Unión se agota si pretende que los cambios en materia electoral entren en vigor en 2012 y no hasta los próximos comicios federales de 2015. De ahí la importancia de convocar a lograr los consensos necesarios.

Dentro del dictamen que se encuentra a discusión en la Cámara de Senadores, se contemplan temas que la izquierda ha impulsado desde hace años, como el derecho político social para presentar candidaturas ciudadanas, es decir, que no deban ser necesariamente patrocinados por un partido político.

En esta materia, los legisladores del PRD pugnarán porque se apruebe la reforma política en este mismo periodo, pues han manifestado su rechazo a llevar a cabo una reforma constitucional innecesaria, cuando para poner en marcha este derecho ciudadano basta solamente con una modificación al Código Federal de Procedimientos Electorales.

Otro gran avance es la posibilidad de que los mexicanos puedan presentar iniciativas cuando tengan el apoyo del 0.25 por ciento de los miembros del padrón electoral nacional. Asimismo, los ciudadanos, el presidente de la República y el Congreso de la Unión podrán solicitar la aplicación de una consulta ciudadana, así como un referéndum y plebiscito cuando, en temas de interés nacional, quieran conocer la opinión de la población.

Los legisladores del PRD deberán estar atentos de que no se establezcan requisitos excesivos para solicitar cualquiera de estas herramientas de consulta popular, porque sería un engaño decirle a la gente que tiene este derecho, pero en la realidad no pudiera aplicarlo.

En materia electoral, el proyecto contempla la reelección legislativa hasta por nueve años para diputados federales y 12 para senadores, cambios que entrarían en vigor en 2015 y 2018, respectivamente.

Asimismo, en el dictamen se establece que si hubiera ausencia absoluta del presidente de la República, el secretario de Gobernación ocuparía el cargo en tanto el Congreso de la Unión se reúne, analiza la situación y nombra a un suplemente.

La izquierda debe estar parcialmente satisfecha con los avances en la Reforma Política, pues a pesar de las negociaciones y el intenso trabajo quedaron fuera asuntos también considerados de importancia.

Temas esenciales como la segunda vuelta en la elección presidencial, la ratificación del gabinete por parte del Congreso, la reducción de miembros en ambas Cámaras del Congreso, así como el incremento del porcentaje de votos necesarios para que los partidos mantengan su registro, tendrán que ser discutidos en un siguiente momento legislativo.

Esta semana los senadores se enfrentarán a una decisión que no debería ser difícil: o buscan lograr todos los acuerdos en los temas que se plantearon desde el inicio del análisis de la Reforma Política aunque les lleve mucho más tiempo, o avanzan paulatinamente con reformas importantes.

En estos momentos es necesario avanzar en los temas ya consensuados. Esto no quiere decir que los legisladores deban darse por satisfechos, pero no pueden quedarse en la posición de todo o nada. México requiere de impulsar acuerdos, si bien parciales, importantes para la vida democrática de nuestro país.

La aprobación de esta reforma política permitirá avances sociales y electorales de gran trascendencia, pero sobre todo abrirá el camino para que, paso a paso, los temas pendientes puedan discutirse y avalarse en poco tiempo.

lunes, 25 de abril de 2011

Sexenio de violencia

Excélsior


Los recientes hechos violentos en diversas partes del país nos obligan a preguntarnos ¿hasta cuándo veremos resultados concretos de las autoridades y una disminución real del crimen? ¿Cuánto más podrá resistir el tejido social frente a esta situación que impera a lo largo y ancho de México? ¿Y por qué las autoridades encargadas de procurar justicia parecen no inmutarse ante estos acontecimientos?

Hace apenas unos días el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, declaró que tendrían que pasar siente años para ver una disminución en los índices de violencia, pues la experiencia internacional de estrategias aplicadas en lugares como Chicago, Nueva York y Colombia, encaminadas a terminar con el crimen organizado, así lo demuestran.

Tan mal se encuentra la estrategia de seguridad pública del gobierno federal, que aunada a las declaraciones de García Luna y sus “siete años” de violencia, se encuentra la decisión del Ejecutivo de cambiar, de nuevo, al titular de la Procuraduría General de la República, sin que los anteriores hayan tenido que rendir cuentas de sus nulos resultados.

Marisela Morales será la tercera persona en ocupar durante este sexenio el cargo de Procuradora General de la República, pero mientras esta institución se mantenga supeditada como parte del gabinete presidencial no tendrá forma de cumplir con sus funciones constitucionales, y así no le sirve a la sociedad.

A finales de marzo el jefe del Comando Norte de Estados Unidos, James Winnefeld, declaró que el crimen organizado mexicano cuenta, por ingresos disponibles, con el equivalente a una de las 10 fuerzas armadas más grandes del mundo, mientras que el director del FBI, Robert Mueller, afirmó que a pesar de los esfuerzos del gobierno federal, se continúa desatando una “violencia extrema”.

Mientras las acciones de la administración de Felipe Calderón han resultado inútiles, pues mantener al Ejército en las calles no ha evitado que, según cifras que publicó un periódico de circulación nacional la semana pasada, en lo que va de este sexenio se han localizado alrededor de 700 cadáveres en narcofosas en diversos estados de la República.

Este diario también señala que de diciembre de 2006 a la fecha han sido reportadas 121 narcofosas en al menos 19 estados del país, donde destacan Chihuahua, Guerrero y Tamaulipas como las entidades donde más violencia se presenta.

La existencia de narcofosas y demás hechos violentos como en el que perdió la vida el hijo del poeta Javier Sicilia, obligan al gobierno federal a replantear su estrategia, pues estas situaciones son una clara muestra de que no es verdad que está “ganando la guerra” contra la delincuencia.

Somos testigos de que los programas para reincorporar a los jóvenes al sector productivo o darles oportunidades para que concluyan sus estudios son precarios. En lugar de buscarles alternativas para que no caigan en las manos del crimen organizado, el gobierno federal solamente se esmera en distribuir fuerzas federales en todo el país e instalar retenes para interrogar a posibles sospechosos. Nada más. ¿Y la inteligencia policiaca?, en ese rubro no hay avances.

Presumen ante los medios de comunicación a presuntos culpables “cabecillas de cierta organización” y se repite la escena hasta llegar a ser lugar común, pero la violencia sigue.

El gobierno no puede eludir su responsabilidad en el incremento de la violencia, y por lo mismo debe modificar su estrategia de combate al crimen organizado mediante acciones de prevención social del delito, labores de inteligencia financiera, policíaca y militar.

La sociedad está harta de la violencia y de los nulos resultados, pero al parecer en el gobierno federal hay poca sensibilidad y talento, por lo que siguen con un plan que nació muerto.

martes, 12 de abril de 2011

AMLO y su ideal moral



El pasado 20 de marzo Andrés Manuel López Obrador presentó “Su Proyecto Alternativo de Nación”. En tal documento incluye una serie de planteamientos expuestos de manera tan general, que varios de ellos no hacen diferencia alguna entre una propuesta conservadora y otra que fuese de izquierda.

Si se escudriña se observará que en ningún momento habla de un programa de izquierda y sí pone especial atención en conceptos tales como “que no perdamos la fe”, a que se actúe con “elevados valores morales”, transformar a México buscando alcanzar “un ideal moral” y culmina con la idea de que “el propósito es contribuir a la formación de hombres buenos y felices”, bajo la premisa de que ser bueno es el único modo de ser dichoso.

¿Quién habla en el Auditorio Nacional? ¿Un dirigente político o un líder moral? ¿Un dirigente político de izquierda o un ministro religioso?

Especialmente, esta parte es la que requiere un riguroso exá reflejan en pensamientos que lamen, porque desde discursos con este contenido moral-populista se han incubado antes regímenes totalitarios y fundamentalistas. Buscar instalar un “ideal moral” es una pretensión no sólo profundamente conservadora, sino además es reaccionaria e identificada con un pensamiento de derecha.

En las sociedades democráticas debe existir un derecho que garantice justicia e igualdad entre grupos o individuos y puede o no existir, una moral. Pero si existiera una o varias, ninguna puede ser la moral de toda la sociedad, pues ese es el camino hacia totalitarismos o teocracias. La derecha siempre trata de imponer su moral a toda la sociedad, la izquierda debe de respetar los pensamientos, reflejo de su pluralidad.

La izquierda mexicana debe impulsar una propuesta política que haga posible construir un nuevo Estado Democrático, Social y de Derecho, es decir: construir un nuevo régimen político, un nuevo modelo económico y un nuevo entramado jurídico y legal. Esto es radical, sustantiva y esencialmente contrario al plan de instrucción moral que predica AMLO.

Pero además, un Estado Democrático como el que la izquierda busca construir en México, nunca debe pretender instaurar una “visión moral”, sino en sentido contrario, debe respetar el pluralismo ideológico. Un gobierno de izquierda no decide cuál es el “ideal moral” de la sociedad. No puede imponer una conducta moral en materia de arte, ciencia, religión, política; para la educación, incluso, la izquierda impulsa que el Estado apoye la laicidad como un elemento de formación democrática y libertaria para los jóvenes y niños. Cualquier pretensión de un sólo “ideal moral” es contraria a la pluralidad democrática y a la libertad que son identidades de la izquierda.

En oposición al proyecto de AMLO de lograr “un ideal moral”, la izquierda debe asumir -y respetar- el hecho de que en las sociedades y entre los seres humanos, existen -y seguirán existiendo- varios sistemas morales diferenciados entre sí y que son propios de los diversos grupos en que se articulan las sociedades.

¿Un proyecto político para un Estado Democrático, Social y de Derecho o una predica sobre “un ideal moral”?

La diferencia debería ser diáfana, pero aún no lo es. Un discurso moral-populista puede confundir a sectores de la sociedad, como aún confunde a una parte de la izquierda.

sábado, 9 de abril de 2011

Desajuste Bipolar y Error Estratégico

Publicado hoy en EXCÉLSIOR

Dolores Padierna, actual secretaria general del PRD, está manteniendo un comportamiento político que claramente podríamos considerar atípico.

Hace apenas unos meses, cuando era integrante de la Comisión Política del PRD, Dolores aprobó todas y cada una de las resoluciones mediante las cuales, este instituto político, estableció amplias alianzas opositoras que incluían la participación, desde luego, del PRD pero también del PAN y de otros partidos como Convergencia y el PT. Padierna aprobó dichas coaliciones en Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Hidalgo y además en Durango. No sólo las aprobó con su voto, lo cual consta en las actas de las sesiones respectivas de dicha comisión, sino que además con destacada euforia, participó en las referidas campañas electorales para apoyar a los diversos candidatos a gobernador. Su intenso esfuerzo y su vehemente activismo fueron verdaderamente notables al grado tal de que llevó a cabo entrevistas personales, con cada uno de los candidatos a gobernador postulados por las mencionadas alianzas. Se entrevistó con ellos y lo hizo en varias ocasiones.

Estableció comunicación directa con Gabino Cué, con Xóchitl Gálvez, con Rosas Aispuro e incluso con Moreno Valle, para construir acuerdos de diversa naturaleza y que incluían, por supuesto, la entrega a compañeros de su corriente, de cargos, empleos y carteras en los futuros gobiernos aliancistas.

En el caso de Guerrero hay que decir, en honor a la verdad, que cuando en la Comisión Política se discutió la candidatura de Ángel Aguirre, Padierna votó en contra de tal propuesta, arguyendo que Aguirre “tenía un pasado de oscuras complicidades y de graves violaciones a derechos humanos”. Sin embargo, apenas pasaron algunos días para que acompañada de algunos de sus compañeros, incluido René Bejarano, se reuniera con el mencionado Aguirre para que al igual que lo hizo con los otros candidatos, negociaran con éste, algunos puestos en el eventual caso de que Ángel Aguirre –como sucedió- ganara la elección.

Este fue el comportamiento de Dolores Padierna durante los comicios de 2010 y principios de 2011. Hay que decir, además, que con la misma exaltación aprobó las alianzas con el PAN en Nayarit y en Coahuila, entidades en las cuales se llevarán a cabo elecciones en el próximo mes de julio de este año.

Esta fue su conducta habitual, regular y digamos que usual. Sin embargo, en el caso del Estado de México su comportamiento es claramente inusual respecto a la política de alianzas del PRD. En esta entidad federativa ha adoptado una arrebatada oposición a la alianza con el PAN y para ello ha venido arguyendo que una alianza con este partido violentaría principios del PRD y resoluciones del mismísimo Congreso Nacional perredista.

Hay, como todos lo observamos de manera notable, un cambio conductual de Dolores Padierna. Antes, apenas hace unos meses, aprobaba las alianzas con el PAN y ahora, a partir del Estado de México, las condena encrispadamente; y lo hace a tal grado, que de manera exaltada, encolerizada, no duda en calificar de perjuros y traidores a todos aquellos que difieren de ésta, su última, posición.

¿Qué es lo que sucede en una persona que modifica su conducta en tales extremos? Si fuese un asunto de carácter médico, ello podría explicarse como desordenes bipolares; pero como estamos hablando esencialmente de conductas políticas, lo que sucede en este caso, es simple y sencillamente un vulgar oportunismo el cual se junta a otros elementos para que se cometa un error de contenido estratégico. Con ese mismo desajuste conductual se comporta AMLO, cuando, para decirlo en términos coloquiales, “se hace de la vista gorda” durante la conformación de la alianza PRD, PAN, PT y Convergencia en Oaxaca y otros estados, mientras que en el Estado de México, igual de exaltado que Dolores, la condena.

Esto no creo que sea problema de desorden fisiológico. Tampoco es un asunto de principios como tramposamente argumenta; es para decirlo llanamente, un asunto de oportunismo o, como lo afirmo, de contribuir a cometer un tremendo error estratégico.

La guerra, decía, Carl Von Clausewitz no es más que la continuidad de la política y esta frase permite entender algunos de los movimientos políticos como si de una guerra se tratara. Este destacado militar prusiano, habla de los fines y objetivos de la guerra y concluye que tal objetivo tiene tres partes fundamentales: “imponer la voluntad al enemigo, usar como medio la mayor fuerza posible y privar al enemigo de su poder”.

En el Estado de México, se debería entonces, tratar de “imponer” una voluntad democrática, a un contrincante que utiliza al gobierno de esa entidad como poder cuasi absoluto y evidentemente contrario al interés general.

En la política del México del siglo XXI, la forma de “imponer una voluntad democrática” al contrincante autoritario sólo es posible a través de las elecciones y haciendo posible que a través de estas se exprese de manera libre la voluntad ciudadana de las y los mexiquenses. Lograr este propósito democrático, frente a un gobierno que ha utilizado y utilizará todos los recursos ilegales para mantener su hegemonía política, sólo es posible “utilizando la mayor fuerza posible” aquella que deba constituirse a partir de sumar aliados tácticos, como es el caso del PAN, y todo ello en razón del propósito estratégico fundamental: privar a Peña Nieto del enorme poder que significa el gobierno del Estado de México.

¿Y por qué es estratégico privar a Peña Nieto y al PRI de ese poder que significa el gobierno del Estado de México?

La razón es tan obvia que no sería necesario explicarla, pero ante la circunstancia de que un buen número de compañeros no la comprende, hay que decir que el actual gobernador mexiquense no sólo es el más probable candidato del PRI a las elecciones presidenciales y por lo tanto seguro contrincante del PRD en esa contienda, sino que además es el candidato de la oligarquía económica depredadora del país y este mismo personaje, representa una regresión hacia el viejo régimen y en ese caso, la inminencia, de una mayor degradación de las relaciones y procesos políticos y un mayor deterioro del tejido social de la nación.

Trazando el camino del PRD hacia las elecciones presidenciales, fue de gran importancia que el PRI perdiera el poder en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, y que lo disminuyera de manera significativa en Guerrero, Durango e Hidalgo. Esas pérdidas del PRI y desde luego de Peña Nieto, fortalecieron al PRD y a la izquierda en general (véase la última encuesta de Mitofsky: El PRD se fortaleció y el PRI y PAN se debilitaron).

Con la vista puesta en el 2012 y en un rumbo que haga posible que la izquierda se convierta en la alternativa que los electores elijan para dirigir al país, obviamente que todas las elecciones previas son importantes, pero es un grave error no entender que la del Estado de México es estratégica. Por tener ese carácter deberíamos hacer lo necesario para como escribía Clausewitz; imponer al contrincante -que está perfectamente identificado- la voluntad democrática de las y los mexiquenses, usar como medio la acumulación y suma de la mayor fuerza posible y privar a ese contrincante del poder que significa el gobierno de la segunda entidad federativa más importante del país.

El otro camino tiene, de igual manera tres elementos: o se trata de un desajuste bipolar, de vulgar oportunismo político o de un enorme error estratégico.

martes, 5 de abril de 2011

De buenos deseos se empiedra el camino a la derecha

Excélsior

Dice Norberto Bobbio que lo que hoy hace diferente en la lucha política a la izquierda respecto a la derecha, es sobre todo, el tema de la igualdad.
Desde luego que hay que coincidir con el gran pensador italiano, pero habría que considerar, para intentar ser más precisos, que el análisis diferenciador entre izquierdas y derechas, debería darse sobre la base de situaciones específicas, en momentos definidos y en realidades concretas.

Hagamos el esfuerzo de diferenciar una posición de izquierda o de derecha en la situación del Estado de México, en el momento previo a elecciones de gobernador y en la realidad de la correlación de fuerzas existentes en esa entidad federativa.

La lucha por la igualdad de los habitantes de ese estado y con la que debe identificarse la izquierda, no debe ser ni en México ni en cualquier otro país, un asunto como lo dijo el domingo pasado en Toluca Alejandro Encinas, de "fe y esperanza". La fe, la esperanza, y la caridad -para completar la frase contenida en la carta de San Pablo a los Corintios- son virtudes teologales muy respetables, pero no lo son en modo alguno, asuntos de la lucha política.

El tema del combate a la desigualdad para que sea real y efectivo es un asunto de la política. Es decir, un asunto que implica esfuerzo y estrategia indispensables para desplazar del ejercicio del poder político a quienes ahora mantienen el status quo de desigualdad y de pobreza para los habitantes de cualquier sociedad.

En el México del siglo XXI la lucha por el poder político es obligadamente de carácter electoral y para tener éxito en esta forma de lucha, se debe avanzar por un rumbo de suma de fuerzas, las mismas que estén en posibilidad real de representar los intereses y aspiraciones de la gran mayoría de los electores. Con una minoría apasionada a lo mejor se hace una Revolución, pero no se gana una elección.

Esto es: Peña Nieto que ahora representa en el Estado de México una fuerza superior a la de la izquierda y que significa ese status quo de autoritarismo y desigualdad, debería ser enfrentado desde una posición de izquierda con una estrategia de conjuntar la más amplia y plural oposición al priismo; la más amplia coalición opositora en torno a un programa político y económicamente democratizador; la más grande alianza opositora en torno al mejor candidato (Alejandro Encinas) y en consecuencia, en la circunstancia real de acceder al poder político.

Cualquier otra cosa, sólo son deseos que como decía el viejo Lenin, no son argumentos, o bien se trata de "fe y esperanza" que siendo aspiraciones teológicas son igualmente "buenos deseos". Pero se pierde de vista, que de buenos deseos, se empiedra el camino de Peña Nieto -y el regreso del PRI- hacia la Presidencia de la República.

Contribuir a que Peña Nieto alcance ese objetivo, es colaborar al margen de palabrería radical, a preservar la desigualdad y eso es una posición de derecha.