martes, 12 de abril de 2011

AMLO y su ideal moral



El pasado 20 de marzo Andrés Manuel López Obrador presentó “Su Proyecto Alternativo de Nación”. En tal documento incluye una serie de planteamientos expuestos de manera tan general, que varios de ellos no hacen diferencia alguna entre una propuesta conservadora y otra que fuese de izquierda.

Si se escudriña se observará que en ningún momento habla de un programa de izquierda y sí pone especial atención en conceptos tales como “que no perdamos la fe”, a que se actúe con “elevados valores morales”, transformar a México buscando alcanzar “un ideal moral” y culmina con la idea de que “el propósito es contribuir a la formación de hombres buenos y felices”, bajo la premisa de que ser bueno es el único modo de ser dichoso.

¿Quién habla en el Auditorio Nacional? ¿Un dirigente político o un líder moral? ¿Un dirigente político de izquierda o un ministro religioso?

Especialmente, esta parte es la que requiere un riguroso exá reflejan en pensamientos que lamen, porque desde discursos con este contenido moral-populista se han incubado antes regímenes totalitarios y fundamentalistas. Buscar instalar un “ideal moral” es una pretensión no sólo profundamente conservadora, sino además es reaccionaria e identificada con un pensamiento de derecha.

En las sociedades democráticas debe existir un derecho que garantice justicia e igualdad entre grupos o individuos y puede o no existir, una moral. Pero si existiera una o varias, ninguna puede ser la moral de toda la sociedad, pues ese es el camino hacia totalitarismos o teocracias. La derecha siempre trata de imponer su moral a toda la sociedad, la izquierda debe de respetar los pensamientos, reflejo de su pluralidad.

La izquierda mexicana debe impulsar una propuesta política que haga posible construir un nuevo Estado Democrático, Social y de Derecho, es decir: construir un nuevo régimen político, un nuevo modelo económico y un nuevo entramado jurídico y legal. Esto es radical, sustantiva y esencialmente contrario al plan de instrucción moral que predica AMLO.

Pero además, un Estado Democrático como el que la izquierda busca construir en México, nunca debe pretender instaurar una “visión moral”, sino en sentido contrario, debe respetar el pluralismo ideológico. Un gobierno de izquierda no decide cuál es el “ideal moral” de la sociedad. No puede imponer una conducta moral en materia de arte, ciencia, religión, política; para la educación, incluso, la izquierda impulsa que el Estado apoye la laicidad como un elemento de formación democrática y libertaria para los jóvenes y niños. Cualquier pretensión de un sólo “ideal moral” es contraria a la pluralidad democrática y a la libertad que son identidades de la izquierda.

En oposición al proyecto de AMLO de lograr “un ideal moral”, la izquierda debe asumir -y respetar- el hecho de que en las sociedades y entre los seres humanos, existen -y seguirán existiendo- varios sistemas morales diferenciados entre sí y que son propios de los diversos grupos en que se articulan las sociedades.

¿Un proyecto político para un Estado Democrático, Social y de Derecho o una predica sobre “un ideal moral”?

La diferencia debería ser diáfana, pero aún no lo es. Un discurso moral-populista puede confundir a sectores de la sociedad, como aún confunde a una parte de la izquierda.

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