martes, 26 de abril de 2016

#VivasNosQueremos


Se ha demandado a Eruviel Ávila Villegas, gobernador del Estado de México, que active la alerta de género para toda la entidad (125 municipios) y no sólo en 11, a lo que el gobernante cambia de tema o trata de maquillar cifras en lugar de enfrentar el problema.

Además, lo importante en el caso de esa entidad no es solamente decretar la alerta de género, sino, como señala la misma —en uno de sus puntos—, también se deben implementar acciones preventivas de seguridad y justicia para enfrentar la violencia feminicida.

Claro que es importante que haya justicia para las víctimas y sus familias, así como sanciones para los agresores, pero lo más importante es que no haya víctimas. Que las mujeres en toda la República Mexicana vivan y se desarrollen sin temor.

No desdeño las acciones punitivas, pero en cualquier estado es deseable que éstas sean las menos y lo que impere sea una cultura del respeto.

Ante esto, miles de mujeres, que representaron a millones de mexicanas, salieron a marchar por diferentes entidades del país reclamando justicia y fin a la violencia de género.

El contingente más grande se reunió en el Monumento a la Revolución (CDMX), donde esperaron a las que venían de Ecatepec. Unas llegaron en bicicleta, otras, en transporte público… pero todas, decididas.

No es para menos la indignación: son ellas las que tienen que resistir no solamente ataques mortales por parte de hombres, sino de sufrir acoso, violación y hasta discriminación por su condición de ser mujeres y niñas.

Ellas, las que a diario suben al transporte público sin garantías o las que caminan por polvorientas calles rumbo a la fábrica; o ellas, las que sus parejas ejercen violencia sicológica ante la mirada de todos. Juntas marcharon.

Algunos medios de comunicación internacionales hablan de la marcha de mujeres más grande en la historia de México, pero lo importante en esta concentración es que marca el inicio de la demanda de condiciones de seguridad en la calle, la casa o el trabajo.

No podemos permitir más mujeres maniatadas, arrojadas a los ríos, enterradas o incineradas.

El olvido o la indiferencia ya fue suficiente, gritaban algunas. Ahora, ellas reclamarán la inmovilidad del Estado mexicano, y también de la sociedad.

Soy un hombre que apoya el feminismo y quiero felicitar a todas las que valientemente asistieron a la marcha y a las que, desde las redes sociales, compartieron sus casos alentando a otras a que denuncien. Su esfuerzo es un ejemplo para todas y todos y debemos, como sociedad, respaldarlo. Estoy seguro de que si todos reclamáramos nuestros derechos como lo hicieron ellas, nuestro país sería diferente.

Twitter: @jesusortegam

martes, 19 de abril de 2016

La ciudad de los derechos y libertades


En 1996 no sólo se sentaron las bases para la formación de un órgano electoral autónomo, una fiscalía especializada en delitos de carácter electoral, un tribunal igualmente especializado en la materia, el sustento conceptual para el financiamiento público de las campañas y la responsabilidad del Estado para garantizar equidad y transparencia.

Se avanzó en cambios políticos de manera sustantiva, pero especialmente se terminó con el oprobio que significaba la presencia de una regencia en la capital de la República y, por primera vez, se llevarían a cabo elecciones generales para elegir a un jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Sin embargo, la izquierda enarbolaba desde varias décadas atrás el propósito para que, en lugar de un Distrito Federal, se constituyera una entidad federativa autónoma que hiciera posible que los habitantes de la Ciudad de México pudieran ejercer los mismos derechos políticos que ya ejercían el conjunto de la ciudadanía del país.

Apenas un año después de esa reforma se llevaron a cabo las elecciones para elegir democráticamente a un jefe de Gobierno, responsabilidad que, por voluntad de los electores de la ciudad-capital, recayó en Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Es así que a partir del movimiento democrático de 1988, de las posteriores reformas políticas, especialmente las de 94-96, de la elección del 97 y de la sólida presencia e influencia del PRD en una buena parte del país, y de manera particular en la Ciudad de México, es que se han dado, después de los acontecidos durante la presidencia del general Lázaro Cárdenas, los mayores avances en materia de derechos sociales, de derechos humanos y de libertades políticas en la historia reciente de nuestro país.

La ciudad-capital vivió y vive una etapa de libertades ciudadanas que son ejemplo en el resto del país y en otras partes del mundo.

Aquí fuimos, desde 1988, y seguimos siendo, como en ninguna otra parte de la República, una sociedad singular que podemos ejercer la libertad de expresión sin reservas (y en ocasiones hasta cuando se cometen excesos).

Aquí, como en ninguna otra parte de nuestra nación, se puede ejercer el derecho a la crítica a los gobernantes, el derecho a hacer públicas nuestras inconformidades, a la libertad de prensa e información, aquí las mujeres pueden ejercer su derecho a decidir sobre su propio cuerpo, como no sucede en ninguna otra parte del país.

Aquí se alienta la pluralidad y la diversidad política, étnica, cultural, sexual, como en ninguna otra región de México y otras del mundo.

Cuando en la Ciudad de México llevábamos varios años realizando matrimonios entre personas del mismo sexo, en Nueva York o en París apenas se discutía sobre su pertinencia legal o su legitimidad ética. Cuando, desde hace años, las parejas de homosexuales o de lesbianas de la CDMX pueden adoptar niños o niñas, hay urbes o ciudades capitales de Europa o de Estados Unidos en donde ahora mismo esto no está permitido.

Cuando aquí en la Ciudad de México el PRD aprobó como mandato de ley la pensión universal a los adultos mayores, las becas a cientos de miles de estudiantes, los uniformes y útiles escolares gratuitos, es entonces cuando estos derechos se pudieron generalizar en las demás entidades federativas.

Ahora, con la Constitución de la CDMX podremos avanzar mucho más de lo que lo hemos hecho, pero ello implica que el PRD gane la elección y tengamos el mayor número de diputados del Constituyente.

Se requiere ampliar derechos, profundizar en libertades, garantizar responsabilidades ciudadanas y las del gobierno y, sobre todo, impedir que regrese la regencia a través del PRI, el gobierno eclesial del PAN o al nuevo “rey sol” personificado en AMLO.

Twitter: @jesusortegam

martes, 12 de abril de 2016

Una Constitución del siglo XXI


Así, la Constitución de la CDMX deberá transitar por dos rieles: 1) el de la sociedad de derechos y responsabilidades para la ciudadanía y, 2), el de las libertades sobre la base de relaciones sociales democráticas y civilizadas. Para que realmente pueda recorrer esas vías, la nueva Constitución no deberá ser una suma interminable de deseos, sino un texto conciso de definiciones acerca de cuáles son los derechos y cuáles las obligaciones que las y los habitantes de la capital deberemos ejercer y cumplir.

Para redactar una Constitución que cumpla con lo anteriormente descrito, se deberán tomar en cuenta los siguientes conceptos:

Democracia: sus reglas son para nosotros esenciales. Sin demagogia populista; la ciudadanía debe decidir el rumbo que la ciudad debe tomar, involucrándose en la generación y concreción de propuestas.

Libertad: este concepto es el medio para la realización de las reformas económicas, sociales y políticas. Necesarias para combatir la desigualdad y garantizar la expansión sostenida y sustentable de la economía, así como la convivencia civilizada y armónica.

Igualdad: una sociedad de derechos en la cual exista una creciente igualdad social y económica, entre los géneros con base en la utilización sustentable de los recursos naturales y la capacidad productiva del trabajo en beneficio de todas y de todos.

Derechos humanos: deben reconocerse plenamente todos los derechos humanos, económicos, sociales, culturales, civiles, políticos y ambientales. Reafirmando su carácter universal e inalienable, progresivo e integral, indivisible e interdependiente y por superar las limitaciones actuales que obstaculizan su ejercicio y plena vigencia.

Inclusión: ninguna solución para la problemática del país puede surgir de la exclusión, el sectarismo, la imposición o la confrontación. Buscamos representar a las grandes mayorías, pero promoviendo y defendiendo los derechos de las minorías.

Pacifismo: estamos convencidos de que nuestro actuar debe desenvolverse por medios pacíficos, cuestionando otras visiones, siempre con respeto, sin agredir ni descalificar, centrándonos en el impulso a alternativas propositivas. Las vías pacíficas no significan únicamente el rechazo a la violencia, sino un compromiso con el respeto a la dignidad de las personas con tolerancia y reconocimiento de la pluralidad.

Cultura de la legalidad: la clave se encuentra en la expresión: “Libertades orientadas a coexistencia en libertad”, de Giovanni Sartori. Una izquierda contemporánea y libertaria debe asumir que en las sociedades democráticas o con aquellas que aspiran a serlo, el ejercicio de las libertades y los derechos de los ciudadanos tienen el límite del ejercicio de las libertades y los derechos de los demás; que no hay libertades absolutas y que este ejercicio está limitado al ejercicio de las libertades de los otros. En la democracia los individuos, los grupos sociales, económicos, políticos y de manera especial el gobierno deben estar todos sujetos a la ley.

Bajo estas premisas impulsaremos la redacción de una Constitución para la Ciudad de México, la cual deberá ser real, entendible y comprensible, pero sobre todo, exigible en su cumplimiento.

Twitter: @jesusortegam

martes, 5 de abril de 2016

Con la salud no se juega


En la Paz, Bolivia, los automotores particulares no pueden circular, salvo ambulancias, en un perímetro de 10 kilómetros cuadrados de donde se concentra el mayor congestionamiento vehicular y la mayor contaminación ambiental.

A partir de 2014, en la ciudad de Santiago de Chile, se aplica con gran eficacia, por parte de las autoridades, el Hoy No Circula durante los meses que van de marzo a agosto que, según las condiciones meteorológicas que históricamente vive esta ciudad, son los meses en que se pueden presentar las contingencias ambientales.

Desde 2005 en Londres se cobra un peaje especial (muy caro) para aquellos automotores que quieren ingresar al centro de la ciudad y otras regiones aledañas, en donde se presenta el mayor congestionamiento y la causa principal de las contingencias ambientales.

En Madrid, durante varios meses de 2015, se aplicaron medidas de restricción tales como el ingreso a zonas de mayor congestionamiento y reducción de hasta 50% en la circulación de vehículos, especialmente en las horas pico.

En Sao Paulo también se aplica, con ciertas peculiaridades y durante determinado tiempo, el Hoy No Circula y la restricción a la zona centro.

En Pekín, las emergencias ambientales han sido tan frecuentes y de tal magnitud que no sólo se ha restringido el uso de vehículos, sino también el funcionamiento de fábricas y se ha obligado a la suspensión indefinida de edificios en construcción.

En París, el Hoy No Circula se ha aplicado en circunstancias excepcionales, es decir, en las de emergencia ambiental.

En 2015, las grandes ciudades de Italia, especialmente las situadas en el norte, aplicaron durante el invierno medidas de restricción vehicular para reducir los altos índices de contaminación que se presentaron durante varios meses. La medida afectó a Roma, Florencia, Milán y otras más.

Nueva Delhi, Caracas, San José, Quito, Atenas y muchas más ciudades también aplican restricciones al uso de vehículos automotores, similares al programa Hoy No Circula que se aplica en la CDMX.

Con la información anterior no pretendo intentar convencer a los lectores de que mal de muchos, consuelo de tontos. En modo alguno; pero sí quiero decir que las contingencias ambientales son un problema global y que se agudizan cuando se presentan determinadas situaciones orográficas, fenómenos meteorológicos particulares (el conocido como La Niña) y determinados  años y meses, en donde se juntan circunstancias tales como temperaturas extremas, ausencia de lluvia, carencia de viento, alta radiación solar y quizás lo más importante… excesivo uso de trasporte particular por la existencia de malos servicios de transporte público.

Ésta es nuestra realidad, y hay que enfrentarla en la coyuntura, pero sobre todo hay que encararla con la aplicación de una estrategia de largo plazo.

Por ello, porque con la salud de millones de personas no se juega, se tienen que aplicar las políticas de emergencia como las del programa Hoy No Circula, como sucede en otras metrópolis, pero, además, el gobierno de la CDMX, así como los de las entidades de Puebla, Morelos, Hidalgo, Estado de México y, desde luego el gobierno federal, deben abordar la solución de este problema con una concepción estructural, la que básicamente consistiría en: 1.- Reducción en el uso de combustibles fósiles; 2.- Aumento urgente y constante de energías renovables; 3.- Detener el crecimiento de las grandes ciudades, y 4.- Construcción urgente de eficientes y baratos servicios de transporte público masivo.