martes, 15 de marzo de 2016

Mártir funcional al gobierno priista


Lo mismo dijo Mojica Morga para otros funcionarios y otros políticos y, para decirlo con claridad, lo dejó establecido en los siguientes términos: “Los que andan por esa ruta (la de las campañas anticipadas), que dejen el cargo y entonces se dediquen a sus actividades electorales”.

Como tienen la piel muy sensible, intentaron una respuesta que de inmediato se reprodujo textualmente en varias columnas, al viejo estilo, aquel del boletín que se envía desde la jefatura de prensa ordenando su publicación. Ese intento de respuesta no fue otro que el descalificar a nuestra compañera dirigente del PRD: No hay debate; no hay reflexión; no hay discusión y lo que existe es sólo la diatriba.

Pero el asunto no queda ahí porque, de manera simultánea, aparece Andrés Manuel López Obrador denigrando y, como siempre lo hace, insultando a todos aquellos que no comparten sus ideas y pensamientos. AMLO, viendo la oportunidad para atraer reflectores y crucificarse como es su costumbre, se puso el saco de Osorio y salió en franca defensa del secretario de Gobernación y, como ya es cosa común, en defensa de los priistas. De esta manera, desde su cuenta de Facebook y sin ninguna evidencia, sin prueba alguna, sin elementos verificables, López Obrador afirmó, que si Beatriz Mojica atacaba al secretario de Gobernación era porque “ya se molestaron Salinas (De Gortari) y Manlio (Fabio Beltrones)”.

Se podría pensar que la posición de AMLO es coyuntural, debido a la derrota de su candidato en el municipio de Centro en su natal Tabasco ante el candidato del PRD, sin embargo, es más bien parte de un patrón ya muy conocido, esto es: martirizarse, autoflagelarse, acusando eternamente a una “mafia en el poder” para, en realidad, desfigurar y despersonalizar a la oligarquía económica y política que domina en el país. En los hechos, este comportamiento de AMLO hace que Morena actúe como un ente funcional al statu quo de desigualdad y pobreza; un ente útil al priismo y, desde luego, a Peña Nieto y sus secretarios del gabinete.

¿Cómo explicar la defensa tan intensa, tan fuerte, tan firme, tan… amorosa que hace del actual secretario de Gobernación?

Otro ejemplo de su condición de compañero de viaje del priismo es la persistente descalificación y permanente sabotaje que ahora lleva a cabo contra las alianzas amplias opositoras al priismo que se han conformado en varias entidades federativas. Pero esto no es una sorpresa, porque hay que mantener en la memoria y no perder de vista que López Obrador fue, en 2011, el principal opositor a la alianza del PAN y el PRD en el Estado de México para, con ello, abrirle a Peña Nieto el camino a la Presidencia de la República apenas un año después.

Desde una actitud paranoica que parecería incorregible (persistentes delirios de persecución; certidumbre acerca de su condición de santidad; proyección mesiánica), infiere que todos —salvo él y quienes le siguen fanáticamente— somos “traidores a la patria”; que todos somos pecadores y que él es una especie de Juan Bautista que “quita los pecados del mundo”. Desde luego, las alianzas amplias opositoras al PRI y al gobierno son uno de esos “pecados” y por ello se encuentra empeñado en organizar una cruzada contra ellas.

Cuando la izquierda, o la oposición en su conjunto, pretende en las cámaras del Congreso de la Unión hacer modificaciones a las iniciativas del Presidente de la República, entonces escucharemos, invariablemente, la tronante voz de Andrés oponiéndose… a la oposición al priismo y fustigando a la izquierda. Estas descalificaciones resultan también altamente funcionales al PRI y al gobierno, quienes tienen así mayor margen de maniobra.

Justo cuando comienza un repunte en la imagen del trabajo del Gobierno de la CDMX, es cuando AMLO decreta como persona non grata al jefe de Gobierno y le adjudica —cual sino— el título de miembro de la mafia en el poder. Obviamente, el propósito inconfundible de este comportamiento es el de intentar restar fuerza y autoridad al principal gobierno de oposición en el país para, de esa manera, continuar con su papel de actor político funcional al priismo y a Peña Nieto.

¿Se da cuenta AMLO de ello? Creo que no, pero eso en realidad no importa, y es así porque, en política, frecuentemente, el camino al infierno se encuentra empedrado de buenas intenciones o de ingenuas e inútiles maldiciones. Por ello es que la reacción de AMLO ante la crítica de Beatriz Mojica al secretario de Gobernación, busca deslegitimar los señalamientos sobre las campañas anticipadas y, por ello, claramente ilegales. Desde este espacio nos solidarizamos con Beatriz Mojica frente a los embates de la pinza que representan Osorio Chong y AMLO, y nos sumamos a la exigencia de ceñirse a la legalidad, sobre todo en lo que concierne a los tiempos y formas de las campañas electorales para la búsqueda de la Presidencia de la República.



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