Alejandro Jiménez
SUBDIRECTOR DE OPINIÓN
EL UNIVERSAL
Presente:
El día de hoy su prestigiado diario publicó un escrito del senador Alejandro Encinas en donde pretende explicar su intervención en la reforma política y su participación en el escandaloso hecho de haberse incluido en ella los haberes a los magistrados del TEPJF. En su “explicación” hace mención —obsesión— a mi persona. Su escrito, a mi juicio, merecería una aclaración y un desmentido.
SUBDIRECTOR DE OPINIÓN
EL UNIVERSAL
Presente:
El día de hoy su prestigiado diario publicó un escrito del senador Alejandro Encinas en donde pretende explicar su intervención en la reforma política y su participación en el escandaloso hecho de haberse incluido en ella los haberes a los magistrados del TEPJF. En su “explicación” hace mención —obsesión— a mi persona. Su escrito, a mi juicio, merecería una aclaración y un desmentido.
Dice el senador Encinas que hay una “gran indignación popular” por el hecho de que en el Senado se haya aprobado, dentro de la reforma política, el escandaloso tema de “los haberes” a los magistrados del Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación. El senador Encinas está en lo correcto: tal indignación existe contra “los haberes” pero también contra aquellos legisladores que admitieron este indignante hecho.
Uno de esos legisladores es precisamente el senador Encinas el cual fungió como responsable principal del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado de la República en las negociaciones de la mencionada reforma política. Su “explicación” del por qué dejó pasar el indignante hecho de “los haberes” es tan rebuscado que lo que busca es que tal decisión sea francamente inentendible e incomprensible.
Pero el hecho concreto es que el senador Encinas dejó pasar un dictamen que incluía los indignantes “haberes” a los magistrados y ello lo aceptó, sabiendo perfectamente, que en la instancia del Pleno del Senado es prácticamente imposible que alguna reserva sea admitida por la mayoría de los legisladores.
El senador Encinas sabe, por sus muchos años de legislador, que se discute, se negocia, acuerda, aprueba y legisla; básica y principalmente en las comisiones dictaminadoras ¡Y en una de las cuales, el senador Encinas es el Presidente!
¿No se dio cuenta, el senador Encinas, que el dictamen que surgió de la comisión de la que él es Presidente, incluía lo de los “haberes” a los magistrados?
¿No sabe que siendo Presidente de una de las comisiones dictaminadoras, él tiene la responsabilidad intransferible de escribir y redactar el dictamen que se presentó a discusión?
Si no participó en la redacción, ¿quién, entonces, redactó el dictamen?
¿Cuándo se dio cuenta que el dictamen sobre la reforma política, incluía, absurdamente, lo de los “haberes”?
¿Siendo Presidente de la comisión dictaminadora, no revisó el mencionado dictamen antes de que pasara al Pleno?
¿Se dio cuenta del contenido de “su dictamen” hasta que se dio lectura de este en la sesión del Pleno del Senado?
¡Ciertamente hay que indignarse por tal cantidad de yerros e indignarse de tamaña irresponsabilidad!
Por último, el senador Barbosa, Coordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado declaró a los medios que:
“Los senadores del PRD no fueron chamaqueados y sabían de la reforma que otorgaba una pensión de retiro a los magistrados electorales”.
Expuso que fue el Gobierno el que introdujo dicha reforma, pese a que el PAN y PRD lo habían rechazado en las mesas de negociación de la reforma política-electoral.
Al aparecer en el dictamen, al calor del forcejeo final de la reforma política-electoral, la reforma que beneficiaba a los magistrados se quedó para no entorpecer más las negociaciones.
Como es de notarse la declaración del senador Barbosa contradice la “explicación, la justificación” del senador Alejandro Encinas.
Cualquiera puede equivocarse. Lo que no es correcto es la permanente incapacidad para no admitirlo. Y lo más grave aún es la perniciosa costumbre de algunos políticos de culpar a otros de sus propios desatinos.
Atentamente
Jesús Ortega Martínez
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