Enseña Piketty en su libro la terrible y escandalosa concentración de la riqueza en tan poquísimas personas.
Carlos Marx publicó en 1867 el primer tomo de El capital, su magna obra de economía que, literalmente, revolucionó al mundo durante los siglos XIX y XX. Primero a toda Europa y, posteriormente, la influencia de esta obra se extendió a los otros continentes, sin excepción.
Pocas obras de investigación científica han tenido tal impacto sobre el desarrollo de las sociedades y de la humanidad misma. Podría mencionar a Revolutionibus Orbium Coelestium, de Nicolás Copérnico; Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, de Isaac Newton; El contrato social, de Jean-Jacques Rousseau; El origen de las especies, de Charles Darwin; La Teoría de la Relatividad, de Albert Einstein, entre otras, cuya influencia ha transformado y revolucionado todo lo existente y el concepto mismo de la vida.
En nuestra contemporaneidad hay otras obras que igualmente transforman la vida de las sociedades, y es a una de estas últimas a la que quiero referirme. El libro que lleva por nombre Le capital au XXIe siècle, de Thomas Piketty, cuyo tema principal es el de la desigualdad en la distribución de la riqueza en el mundo.
Enseña Piketty en su libro la terrible y escandalosa concentración de la riqueza en tan poquísimas personas. En Francia, por ejemplo, el 10% más rico posee 60% del patrimonio; en el Reino Unido ese 10% acumula 70% y en Estados Unidos 70 por ciento.
Si esto sucede en los países llamados desarrollados, en los identificados como subdesarrollados (los más pobres) la desigualdad es aún mayor y mayor la tragedia que vive gran parte de la población.
Piketty explica las razones y los procesos económicos y políticos para el aumento casi exponencial de la desigualdad, pero también pone atención a las medidas, ciertamente posibles, para terminar con esta inercia que genera enormes crisis, que impide el crecimiento y que genera más y más pobreza para la gran mayoría de los seres humanos.
El autor pone énfasis en:
1. Reducir la deuda pública de los Estados. Esta deuda afecta siempre a los más pobres.
2. Hay que implementar políticas hacendarias para progresivamente gravar más a quien más ingresos tiene y menos al porcentaje de la población de menores ingresos.
3. Gravar el capital y el gran patrimonio porque eso no afectará a 60 o 70% de las personas. Esta parte de la población (los que no tienen capital, los asalariados y los de patrimonios pequeños o medianos) estaría exenta del impuesto sobre el patrimonio.
4. Gravar fuertemente con el ISR a ese 1% de la población que concentra 25% (o hasta 35% en los países más pobres) del ingreso nacional.
5. Como la desregulación históricamente ha propiciado la concentración, hay, en consecuencia, que aumentar y fortalecer la regulación del Estado sobre la economía.
6. Hay que aumentar el patrimonio público (la Reforma Energética en México va en sentido contrario).
7. Y es urgente y hasta vital para la economía de las naciones aumentar los salarios y el ingreso del sector más pobre de la población.
Estas son, según Piketty, medidas específicas y concretas para realizar cambios estructurales y, con ello, alentar el crecimiento de las economías y reducir sustantivamente la desigualdad social.
Los que se escandalizaron porque en este año fiscal se aumentó el impuesto sobre la renta a ese 10% de la población que concentra la riqueza nacional, debieran leer El capital. No el de Marx, sino el de Thomas Piketty.
*Expresidente del PRD
Twitter: @jesusortegam
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ortegamartinezjesus@hotmail.com
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