Germán Larrea, el dueño del
Grupo México y poderoso empresario de la minería, dice: “Si se aprueba la
reforma hacendaria y el impuesto de 7.5% a las regalías en la industria minera,
redirigiré la inversión hacia otros países”. (Es decir: sacará su dinero del
país). Ernesto Cordero, senador del PAN, dice: “Aun con parches, rechazarán la
reforma hacendaria porque es muy agresiva en la recaudación”.
Juan Carlos Pérez Cuevas,
coordinador de los diputados locales del PAN, critica el “terrorismo fiscal que
deriva de la reforma hacendaria”. El Centro de Estudios Económicos del Sector
Privado (CEESP) dice: “El asunto de la obesidad se puede considerar como un
asunto cultural y condenó la supuesta preocupación del Congreso por la salud de
los mexicanos que lo lleva al extremo de decidir que deben o no consumir los
mexicanos”. Con estos ejemplos se hace evidente que los representantes de los
grandes grupos empresariales se oponen a la reforma hacendaria porque la
misma, hará que —después de muchos años—
éstos paguen sus debidos impuestos y con ello, ciertamente, se aumente la
recaudación fiscal y el gasto público en inversión productiva y social.
Pero si no fuera suficiente.
Reproduzco declaraciones del actual presidente de la Coparmex, Juan Pablo
Castañón, que —en el extremo— amenaza a los legisladores que no voten como la
Coparmex quiere. Dice Castañón: “El sector patronal del país dará a conocer los
nombres de los legisladores que votaron a favor de la reforma hacendaria. Si el
legislador quiere seguir en su carrera política tendrá que explicar el porqué
de su voto [….] La reforma hacendaria es antiempresarial”.
Entonces, según este dirigente
empresarial, los legisladores —siempre vilipendiados por las cámaras
empresariales— o votan conforme la opinión de Coparmex o serán sujetos de
represalias para truncar su “carrera política”.
Por el otro extremo ideológico
(el ultraizquierdismo, el populismo) la sanción a los legisladores que no se
ajusten a las directrices del “movimiento” es mucho más severa; es ser
señalados y acusados como “traidores a la patria”.
AMLO, hasta hace poco tiempo,
decía que los legisladores sólo le eran útiles al movimiento como aportadores
de recursos económicos, como proveedores de boletos de avión o quizás como
repartidores de volantes. Para el dirigente de Morena, el Poder Legislativo era
una entelequia o en el mejor de los casos, un mero instrumento de denuncia y de
propaganda para avanzar hacia lo único que le significaba importancia y
trascendencia, es decir: la Presidencia de la República.
Ahora las cosas le parecen
diferentes y pide a los legisladores, incluidos los del PAN (¡cosas veredes!)
“conducirse con absoluta independencia”.
¿Independencia de quién? ¿Del
gobierno? Claro que sí, pues individual y en conjunto, el Poder Legislativo es
(debe ser) constitucional y políticamente independiente del Ejecutivo y de
otros poderes de la República.
Pero la independencia que
ahora exige AMLO a los legisladores incluye a sus propios partidos y hasta a su
propia conciencia. Sin embargo, nada es absoluto ni para el propio AMLO, porque
tal independencia —la de los legisladores— tendrá el límite que les impone el
movimiento que él dirige. El que no vote conforme a sus dictados será ¡traidor
a la patria!
La sanción es diferente, pero
la esencia de lo que dice el dirigente de la Coparmex y lo que dice AMLO es la
misma. ¡Los extremos se juntan!
El PRD y sus legisladores han
estado y están en contra de la privatización de Pemex y se opondrán a la
entrega a privados, nacionales o extranjeros, de nuestros recursos naturales.
Pero esa posición política es un asunto de convicción, de programa, no es
resultado de chantajes o amenazas.
Hannah Arendt analizó como
pocos el comportamiento de los sistemas y de los líderes totalitarios y sabía
que “para alcanzar la dominación total había que eliminar, como condición sine
qua non, cualquier solidaridad de grupo” incluyendo a los partidos.
Así, debilitando a los
partidos y organizaciones (a los socialdemócratas, comunistas, liberales,
democristianos, etcétera, etcétera), destruyendo su cohesión, alimentando su
dispersión y eliminando la solidaridad entre sus integrantes, se alzó en
Alemania (casi sin resistencia) el régimen totalitario.
En el régimen estalinista
millones de hombres y mujeres fueron eliminados acusados de ser “elementos
extraños a la clase”. Un militante detenido por ser “elemento extraño a la
clase” dijo: “Yo no quiero ser un acusado sin un delito”. Pero eso no importaba
porque como dijo Bujarin, acusado y ejecutado por traición a la patria, “lo
esencial en estos juicios no son las causas, sino las acusaciones, como fue así
la jurisprudencia de la Santa Inquisición”.
El PRD hará su parte para
preservar como propiedad de la nación nuestros recursos naturales, porque esto
es parte de nuestra razón de existencia.
*Ex presidente del PRD
Twitter: @jesusortegam
http://ortegajesus.blogspot.com/
ortegamartinezjesus@hotmail.com
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