Los cambios son profundos, pero se pueden hacer en
el marco de la legislación secundaria.
Excélsior
El sector energético es estratégico para la conquista de un desarrollo sostenido, sustentable e incluyente. Su gestión debe ser democrática, en el interés del pueblo y la nación. Para lograr lo anterior, se requiere un sistema de planeación democrática del desarrollo y de medidas legislativas para preservar la soberanía y seguridad energéticas para beneficio de la población.
Por lo tanto, el PRD ha presentado su propuesta de reforma energética. Entre sus principales ejes se encuentran: cambio en el régimen fiscal; autonomía presupuestal; autonomía de gestión; fortalecer a la Secretaría de Energía y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos; tarifas, precios y subsidios de los combustibles y la electricidad para un acceso equitativo a la energía; convertir al Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros en un organismo financiero; impulsar la investigación y desarrollo tecnológico; transición energética, cuidado del medio ambiente y desarrollo sustentable.
Todas las aristas de la propuesta del PRD son estratégicas, pero, en este texto, nos centraremos en dos: el cambio de régimen fiscal y la autonomía presupuestal de Petróleos Mexicanos.
El cambio de régimen fiscal es de suma importancia ya que requiere recursos económicos adicionales para aplicar una agresiva política de inversión pública canalizada a la exploración y producción; transformación industrial de hidrocarburos; autosuficiencia de insumos petroquímicos y productos derivados; mantenimiento; comercialización, distribución, transportación, almacenamiento, investigación y desarrollo tecnológico.
Nuestra propuesta de modificación al régimen fiscal de Pemex, está enfocada en disminuir sustancialmente la tasa fiscal sobre producción petrolera; reducir la base impositiva modificando el límite máximo de deducción en inversiones, costos y gastos; redistribuir los fondos excedentes para obtener recursos para incrementar la inversión productiva; modificar el reparto y destino de los excedentes petroleros; fondear el pasivo laboral e incrementar a 1% del valor de la producción el derecho para la investigación científica y tecnológica.
La autonomía presupuestal de Pemex es una segunda necesidad para poder garantizar el objeto de Pemex como abastecedor de energéticos. Se requiere sacar del presupuesto a Pemex para lograr el objetivo de creación de valor, en beneficio de la sociedad mexicana, con responsabilidad ambiental, manteniendo el control y la conducción de la industria, procurando fortalecer la soberanía energética.
De ahí que sea necesario garantizar la autonomía presupuestal; para ello se propone sustentarla bajo los siguientes principios: dotar de autonomía plena para aprobar y hacer uso de sus recursos presupuestales sin necesidad de contar con la anuencia de la Secretaría de Hacienda; definir sus proyectos con base en la lógica industrial y de negocios, y no de las necesidades inmediatas de recursos fiscales; sacar a Pemex del presupuesto federal anualizado; y ejercer recursos excedentes petroleros para inversión productiva.
Los cambios arriba mencionados son profundos, pero se pueden hacer en el marco de la legislación secundaria, sin necesidad de alterar los preceptos constitucionales como lo pretenden el PRI y el PAN. Estamos convencidos de que es posible modernizar el sector energético mexicano respetando lo establecido en nuestra Constitución Política.
@jesusortegam
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