martes, 16 de julio de 2013

Las plegarias no construyen los cambios



De ahora en adelante, aun en México, todo poder, incluido el presidencial, tendrá que ser compartido.


Las plegarias no construyen los cambios

Resulta incomprensible observar a compañeros del PRD oponerse al Pacto por México, sabiendo que con ello a quien benefician es a los poderes fácticos que durante décadas se han sobrepuesto a los poderes del Estado y a los intereses de la gente.

¿Cómo justificar su oposición a la reforma en materia de telecomunicaciones, cuando ésta, a quien afecta es al duopolio de la televisión que durante muchos años ha sido el aliado más consecuente del sistema priista autoritario?

¿Cómo explicar su negativa a que se reforme la Constitución para terminar con los monopolios, los mismos que han logrado un enorme poder económico (y político) a costa de impedir el crecimiento económico del país y a costa de cancelar la creación de empleos que millones de mexicanos demandan?

¿Cómo argumentar su resistencia a una reforma educativa para el país, sabiendo que la educación pública ahora existente es un desastre nacional porque la controla un grupo gansteril para mantener privilegios y preservar intereses particulares?

¿Cómo negarse a que se lleve a cabo una reforma para impedir que un grupo oligárquico controle la explotación minera, obteniendo ganancias exorbitantes a costa de expoliar grandes extensiones del territorio nacional?

¿Oponerse a una reforma integral a la economía agrícola, que también ahora es un desastre y provoca que millones de hombres y mujeres se sumen a otros millones que apenas sobreviven en el sub o en el desempleo; a una reforma hacendaria que haga que se paguen los impuestos y sobre todo logre que los ricos paguen sus correspondientes impuestos; a una reforma que, sin privatizar, modernice la industria energética?

Para alguien con pensamiento de izquierda progresista oponerse a esto es inexplicable o en su caso, de tener alguna causa superior para su oposición, debieran, en verdad, darla a conocer. Hasta ahora eso no ha sucedido y a lo que más han llegado, es a intentar razones de carácter político que están cargadas de ideologismo y de un doctrinarismo falaz.

¡Está bien terminar con los monopolios, con el poder político de las televisoras, y con los grupos gansteriles que controlan la educación y las industrias clave como la del petróleo! Está bien todo eso, dicen algunos compañeros. ¿Pero por qué no hacerlo la izquierda sola? ¿Por qué un acuerdo con el PRI y con el PAN?, ¿por qué con el PAN y con el gobierno priista, si son nuestros enemigos ideológicos?

Por ser tan obvia la respuesta parecería innecesario reiterarla. Pero la respuesta no es tan obvia para muchos compañeros y por lo tanto hay que reiterarla: ninguna fuerza política por sí sola, incluida la izquierda, podría hacer estas y otras reformas necesarias para el país. Aún más: si la izquierda perredista o Morena ocuparan la Presidencia de la República se encontrarían obligadas a buscar y lograr acuerdos con quienes fueran oposición, para alcanzar reformas de tal calado y profundidad.

En realidad los compañeros que se oponen al Pacto por México no es que se opongan a estas reformas; más bien se oponen a la acción política y la sustituyen con plegarias. Aspiran a cambios, pero suponen que estos se lograrán deseándolos o en el mejor de los casos “decretándolos cuando tengamos en nuestras manos la Presidencia de la República”. 

La izquierda mexicana avanzará y podrá alcanzar, más temprano que tarde, el poder de la Presidencia, pero de lo que también estoy seguro es que no podrá lograr —ni tampoco es deseable— que tal poder sea absoluto. De ahora en adelante, aun en México, todo poder, incluido el presidencial, tendrá que ser compartido.

Los bolcheviques —los revolucionarios más radicales— tenían como máxima doctrinaria la siguiente: “Cuanto menos mercado más socialismo”. Eso prevalecía hasta que Lenin, el más radical de entre ellos y en sus manos con el poder absoluto de una revolución, les impuso, desde la NEP (Nueva Política Económica) otra nueva consigna: “Entre más mercado más socialismo” (La revolución rusa. Orlando Figes. Edhasa). 

Para la izquierda soñar es indispensable, como indispensable es no confundir los sueños con la realidad.

*Ex presidente del PRD
@jesusortegam
http://ortegajesus.blogspot.com/
ortegamartinezjesus@hotmail.com

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