martes, 28 de febrero de 2012

Otro dilema falso: ciudadanía vs. política


Es, cuando menos, chocante observar la actitud casi frenética de algunos periodistas que tratan de convencer a sus lectores de que la gran solución a los males del país reside en despreciar la política y en repudiar a los políticos. Existen algunos programas en la radio, en la televisión y reportajes en periódicos cuyo contenido se limita a denigrar cada vez más a la política. Y más delirante aún es el comportamiento de políticos que, en el colmo de la esquizofrenia, rechazan a la política.

No es nuevo este comportamiento hipócrita y, más bien, es tan antiguo como la política. Hay ahora —y han existido siempre— aquellos que, detentando el poder político y económico, acusan frecuentemente a sus opositores ¡de políticos!, y también hay aquellos que, buscando acceder al poder —la mayoría de ellos, políticos— reniegan y rechazan, sin pudor alguno, a la política.

En alguna propaganda reciente, he visto a un aspirante a diputado manejar la estúpida consigna “De menos política, más ciudadanos”. Este individuo no tiene la menor idea del desarrollo de las sociedades humanas en donde es imposible avanzar en ciudadanía excluyendo o minimizando a la política, y avanzar en la política excluyendo a la ciudadanía. En sentido diferente: mayor y mejor pensamiento político, mayor y mejor ciudadanía.

Pareciera —según todas estas necias opiniones— que lo adecuado en estos tiempos es abstenerse de “tomar partido”, abstenerse de asumir posiciones políticas. A Zhou Enlai, durante mucho tiempo canciller en el gobierno de la República Popular China, le preguntaron su opinión sobre Robespierre. El astuto compañero de Mao evitó la respuesta diciendo con humor que “200 años no eran tiempo suficiente para madurar una opinión”. Con menos gracia y sí con mayor daño, algunos de los “ciudadanos” repelentes a la política evitan dar respuestas contundentes en temas trascendentes, como la despenalización del aborto y a lo que más llegan es a sugerir las consultas.

Esta tontería de alejarse lo más posible de la política es un error en cualquier ciudadano, pero se convierte en comportamiento peligroso entre quienes buscan dirigir al Estado, el gobierno o a influir en el rumbo de éste.

Maquiavelo escribía que “el Príncipe debe en lo posible evitar declararse neutral, porque, en la política y en la ciencia del gobierno, se necesita ser amigo o enemigo franco”.

Un político por excelencia, como lo es Fidel Castro, decía en una entrevista —recién habiendo derrotado a Batista— que el movimiento 26 de julio “no era político” y, más bien, buscaba que los ciudadanos ingresaran al gobierno. Desde luego, tal declaración del Comandante de la revolución cubana, claramente, no era cierta. Al paso de los años, Fidel asumió el poder y, si algo hizo en su vida, fue precisamente política. Acertada o no, ése será tema de otra reflexión.

En México tenemos grotescos comportamientos, como el de los dirigentes del llamado “Partido Verde” que, siendo integrantes de una agrupación política, llaman a no votar “por los políticos”. Esta declaración exuda cinismo y los sitúa como personajes de tal tipo que son, ciertamente, incapaces de entender la política.

Andrés Manuel López Obrador es un político honrado y estoy seguro que desea mejoría para México. Pero comete un error al declarar que “para cambiar al país, es necesario tener a una organización, no a un instituto político”.

El debate acerca de la necesidad o no de la política lleva siglos dándose en el mundo, y también en México. Y si nos atenemos a la realidad, a los hechos, a la historia, debemos seguir concluyendo que las sociedades y los países no se transforman, no cambian si no es con el imprescindible instrumento de la política. Cada vez una mejor política, pero no sin ella.

4 comentarios:

  1. Jesús, se nota que ERES político. La realidad es que en México la clase política es una asquerosa carga para la ciudadanía, culpa únicamente de la ciudadanía. Hemos soportado milenariamente su arrogancia, ya que así como apuntas en tu artículo, creen que las cosas no funcionan sin ustedes. En teoría es cierto, pero la práctica apunta a que son tan sólo una bola de interesados que sacan a relucir las peores características del ser humano. Tú que juras y perjuras ser un "hombre de izquierda", eres fan de la fiesta brava. ¿Sabías que psicológicamente eres un asesino potencial?

    Quédate en tu burbuja en la cual la clase política funciona para los ciudadanos, mientras los ciudadanos maquinamos la extinción de tu clase, que ya hace mucha falta.

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  2. El falso debate es ciudadanía vs. política y el verdadero es medios de comunicación en su competencia con cualquier forma de poder institucional. Competencia entendida como lucha en términos pacíficos.
    Lamentablemente, los medios de comunicación llevan tiempo ganando la batalla por el poder, donde la política ha cedido inmensos espacios. Sea por conveniencia particular o por creencia en los dogmas mediáticos, diputados, senadores y candidatos varios desfilan en los medios alimentando un discurso anti-política.
    Lo anterior se traduce en: exposición para hoy, debilidad para mañana. Quien puede llegar al electorado por asociarse a la idea que la política es mala y que los políticos son un grupo de perversos que nada tienen que ver con el "ser mexicano", tiene poco por delante. Pues hipotecó su futuro en manos del poder mediatico, en una creencia colectiva fomentada por intereses que nada tienen que ver con la justicia social, el respeto a la constitución o a la construcción de un país en serio.
    Los dueños de la razón no son más que voceros de un sistema empresarial, que a corto, mediano o argo plazo deben generar utilidades y si estas son mayores, mejor es. Por ello, se cartelizan, forman ideas unilineales en defensa de un aprendizaje audiovisual de escasa profundidad y cuyos ideales son realidades subjetivas que se subjetivan aún más en una edición tendenciosa.
    No digo con esto que los políticos o la política sea perfecta. Tiene sus defectos, sus defectuosos. Pero hay que entenderla así, la política no es ni santa ni prostituta... se compone de santos y prostitutos, como toda sociedad, entidad u organización.
    Lamento que muchas personas, como quien escribió anteriormente, no tengan la capacidad de entender que una democracia es lo que mejor funciona y lo que hay que hacer es mejorarla, integrarla y hacer que sea el verdadero nexo entre el Estado como un todo y los individuos como la particularidad.
    Por lo anterior, creo imperioso ir por más y mejor ciudadanía, más y mejor política, más y mejor espíritu patriótico militante, participante y constructivo.
    Marcos C.

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  3. Recuerdo que Heclo decía que en una política pública es también lo que no se hace que puede ser resultado de error involuntario o porque se ha tomado la decisión de no actuar en una cuestión determinada, o por bloqueos políticos, o por no considerar la posibilidad de decidir, donde los tres primeros casos seria inacción, y el último seria política pública. En ningún momento niega la esencia del ser politico aunque recalca su inacción y postura de no decisión.

    “DEN AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR, Y A DIOS, LO QUE ES DE DIOS”. Mt 22, 15-21

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