En 1961 casi todos los partidos socialistas y comunistas se encontraban inmersos en un intenso debate acerca del futuro de la izquierda. Jrushchov ya había expuesto ante el mundo los horrendos crímenes del stalinismo y, además, evidenciaba la necesidad de profundos cambios en el régimen soviético y en las concepciones e ideas que hasta en ese entonces defendía la izquierda.
La democracia y la libertad se encontraban en el centro de las discusiones y se intentaba —en algunos partidos, de manera genuina— introducirse en un profundo proceso de cambio, de autocrítica. El partido comunista de Italia era de los que con mayor intensidad experimentaba ese estadio de “revisión”, y su principal dirigente, Palmiro Togliatti, enfrentaba las exigencias de una buena parte de los dirigentes para revisar, como pedía la federación juvenil, “toda la historia soviética, incluido el papel de Trotski”.
En algún momento de una de las fragorosas discusiones, Togliatti le hizo un comentario a uno de sus compañeros dirigentes, mismo que se destacaba por su insistencia para que el partido se dispusiera al abierto reconocimiento de los errores cometidos. Togliatti dejó escapar esta expresión: “Afortunado tú, que vuelves a hacer política; yo, como ves, deberé seguir haciendo propaganda”. El legendario secretario general del PCI se resignaba a defender la ortodoxia comunista, pero tenía clara conciencia de que hacer política implicaba necesariamente el reconocimiento de los errores cometidos y el impulso a los grandes y radicales cambios.
Esta anécdota sobre Togliatti busca evidenciar el hecho de que, en las actuales circunstancias del país, los líderes políticos deerían aprestarse a los cambios necesarios, partiendo del reconocimiento público de los errores cometidos.
Calderón, carente de la humildad indispensable en los grandes jefes de Estado, se resiste a reconocer que la estrategia de “la guerra” fue un error. En ese mismo ánimo están los aspirantes panistas, y sólo se dedican a “hacer propaganda” a la estrategia de Calderón. ¿Habrá alguno de los aspirantes que asuma que el gobierno panista equivocó las decisiones en el combate al narcotráfico?
Del lado de los priistas la situación es peor, pues se encuentran instalados en una insolente arrogancia para convencernos de que el pasado del régimen autoritario fue mejor, y de la necesidad, entonces, de reinstalarlo. ¿Algún reconocimiento de errores en los sexenios priistas? ¡Ninguno! Absolutamente ninguno.
En la izquierda resulta necesario aprender de la anécdota de Palmiro Togliatti, para que en la actual campaña electoral nos salgamos de la ortodoxia y nos alejemos de “hacer propaganda”. En sentido diferente, regresemos, volvamos a “hacer política”; ello implica que la izquierda y, principalmente, nuestro candidato presidencial, demostremos no sólo humildad, sino además capacidad —la que debe tener todo presidente demócrata— para reconocer las fallas y errores cometidos. Esto lo digo desde una reflexión esencialmente política y no desde una visión de moral.
A la luz de un nuevo discurso, que hay que celebrar en nuestro candidato presidencial y que refleja disposición para “hacer política”, el reconocimiento de nuestras fallas y errores nos haría (a diferencia de la arrogancia de Calderón y Peña) más genuinos y creíbles y, por lo tanto, con mejores condiciones para ganar los comicios.