martes, 12 de abril de 2016

Una Constitución del siglo XXI


Así, la Constitución de la CDMX deberá transitar por dos rieles: 1) el de la sociedad de derechos y responsabilidades para la ciudadanía y, 2), el de las libertades sobre la base de relaciones sociales democráticas y civilizadas. Para que realmente pueda recorrer esas vías, la nueva Constitución no deberá ser una suma interminable de deseos, sino un texto conciso de definiciones acerca de cuáles son los derechos y cuáles las obligaciones que las y los habitantes de la capital deberemos ejercer y cumplir.

Para redactar una Constitución que cumpla con lo anteriormente descrito, se deberán tomar en cuenta los siguientes conceptos:

Democracia: sus reglas son para nosotros esenciales. Sin demagogia populista; la ciudadanía debe decidir el rumbo que la ciudad debe tomar, involucrándose en la generación y concreción de propuestas.

Libertad: este concepto es el medio para la realización de las reformas económicas, sociales y políticas. Necesarias para combatir la desigualdad y garantizar la expansión sostenida y sustentable de la economía, así como la convivencia civilizada y armónica.

Igualdad: una sociedad de derechos en la cual exista una creciente igualdad social y económica, entre los géneros con base en la utilización sustentable de los recursos naturales y la capacidad productiva del trabajo en beneficio de todas y de todos.

Derechos humanos: deben reconocerse plenamente todos los derechos humanos, económicos, sociales, culturales, civiles, políticos y ambientales. Reafirmando su carácter universal e inalienable, progresivo e integral, indivisible e interdependiente y por superar las limitaciones actuales que obstaculizan su ejercicio y plena vigencia.

Inclusión: ninguna solución para la problemática del país puede surgir de la exclusión, el sectarismo, la imposición o la confrontación. Buscamos representar a las grandes mayorías, pero promoviendo y defendiendo los derechos de las minorías.

Pacifismo: estamos convencidos de que nuestro actuar debe desenvolverse por medios pacíficos, cuestionando otras visiones, siempre con respeto, sin agredir ni descalificar, centrándonos en el impulso a alternativas propositivas. Las vías pacíficas no significan únicamente el rechazo a la violencia, sino un compromiso con el respeto a la dignidad de las personas con tolerancia y reconocimiento de la pluralidad.

Cultura de la legalidad: la clave se encuentra en la expresión: “Libertades orientadas a coexistencia en libertad”, de Giovanni Sartori. Una izquierda contemporánea y libertaria debe asumir que en las sociedades democráticas o con aquellas que aspiran a serlo, el ejercicio de las libertades y los derechos de los ciudadanos tienen el límite del ejercicio de las libertades y los derechos de los demás; que no hay libertades absolutas y que este ejercicio está limitado al ejercicio de las libertades de los otros. En la democracia los individuos, los grupos sociales, económicos, políticos y de manera especial el gobierno deben estar todos sujetos a la ley.

Bajo estas premisas impulsaremos la redacción de una Constitución para la Ciudad de México, la cual deberá ser real, entendible y comprensible, pero sobre todo, exigible en su cumplimiento.

Twitter: @jesusortegam

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