martes, 15 de septiembre de 2015

¡Que no les den celulares… para que todo siga igual!


Cuando escucho algún noticiario de la radio o leo alguno de los diarios que abundan en la Ciudad de México resaltando como la noticia más importante el hecho de que alguien propuso que los legisladores ya no podrán utilizar teléfonos celulares pagados con los recursos del presupuesto asignado a la Cámara de Diputados o al Senado, se puede llegar fácilmente a la conclusión de que hay un grado de frivolidad que permea en el Congreso, la misma que desde varios medios de comunicación se expande hacia sectores de la sociedad mexicana.

Y no es que esté en contra de esa idea para terminar con éste y otros privilegios mal habidos. Lo que desconcierta es que se ponga atención en asuntos tan nimios, cuando el Congreso de la Unión tiene tan grandes responsabilidades que de su cumplimiento depende, literalmente, el rumbo que tome nuestra nación y el futuro de millones de mexicanas y mexicanos.

-¡Que no se les pague a los legisladores el uso de los teléfonos celulares! ¡De acuerdo, hurra, hurra!

¿Pero qué pasa con el fuero constitucional que es utilizado por altos funcionarios para evadir la justicia? El Congreso debe terminar, mediante una reforma a la Constitución, con la inmunidad de que goza el Presidente de la República. Inmunidad que impide pueda ser juzgado, como sucede con cualquier otro ciudadano, por algún delito cometido. Y lo mismo debiera suceder con otros funcionarios del Ejecutivo federal, con los gobernadores, los propios legisladores y con cualquier servidor público que violente la ley.

-¡Que ningún Legislador, incluido el Presidente del Congreso General, pueda utilizar autos “oficiales”! ¡Bien, de acuerdo!

Pero ahora que resolverán sobre la Ley de Ingresos y el Presupuesto Nacional deberían utilizar sus facultades exclusivas para reorientar y vigilar el uso de los recursos públicos para avanzar en contra de la corrupción, la dilapidación, el uso clientelar de los programas sociales y, sobre todo, para garantizar que crezca significativamente la inversión productiva y la generación de empleos.

-¡Que la declaración patrimonial de todos los legisladores sea completamente pública! ¡De acuerdo, excelente!

Pero, de la misma manera, hay que terminar mediante una reforma, con la Secretaría de la Función Pública que sólo tiene utilidad para exculpar a funcionarios que cometen faltas a las leyes, que se benefician de la existencia de conflictos de interés y de posibles actos de corrupción.

-¡Que se elimine cualquier procedimiento que posibilite sobresueldos a los legisladores! ¡De acuerdo, ningún privilegio!

Pero, trascendente sería que la Cámara de Diputados apruebe una política fiscal que, aumentando la progresividad en el pago de impuestos, se pueda redistribuir, de manera más justa, el ingreso nacional. Más ahora que las finanzas públicas están resintiendo la baja sustantiva de los ingresos petroleros.

-¡Que los legisladores ya no puedan contar con el servicio de gastos médicos mayores! ¡Oh, magnífico, de acuerdo!

Pero cuándo se aprobarán e implementarán aquellas reformas legales y constitucionales, que son indispensables para transformar el modelo de seguridad pública y, con ello, evitar que las cárceles del país estén saturadas con centenas de miles de jóvenes.

-¡Que los legisladores ya no puedan viajar al extranjero con recursos devengados del presupuesto del Congreso! ¡Bien hecho, de acuerdo!

Pero cuándo veremos las decisiones de los legisladores y del Ejecutivo federal para resarcir de inmediato la enorme pérdida del valor del salario, principalmente, el de las y los trabajadores.

-¡Que los legisladores no puedan acceder a ninguna partida especial del presupuesto para ofrecer obras a los alcaldes! ¡De acuerdo, cero moches!

Todos esos cambios en el funcionamiento de las Cámaras del Congreso de la Unión, por demás necesarios, no deben hacer olvidar a las y los ciudadanos que los representantes populares aparte de obligaciones éticas tienen importantes obligaciones políticas las que, pocas veces como ahora, deben de cumplir para que el país pueda superar el estancamiento económico y la desigualdad social.

¡Bravo, bravo! ¡Que no les den celulares a los legisladores!

Pero ojalá esto no fuese utilizado para que nos olvidemos de los asuntos verdaderamente trascendentes, como el de que en México nadie debiera gozar de impunidad ni siquiera el Presidente de la República o el del indispensable aumento al salario de los trabajadores.

*Expresidente del PRD


Twitter: @jesusortegam


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