Para la izquierda en general, la igualdad es uno de sus principios básicos. Por el contrario, el prin-cipio de libertad dista mucho de ser homogéneo entre las izquierdas. Para la izquierda democrá-tica la igualdad y la libertad son principios que deben ponerse en práctica de forma paralela. Pa-ra la democracia social, no puede haber igualdad si no coexiste con la libertad y viceversa.
Por otro lado, para las izquierdas revolucionarias y populistas, la igualdad es un fin supremo, superior a cualquier otro valor, como el de la libertad. Para este tipo de pensamiento, libertades y derechos pueden llegar a ser distractores y contrarrevolucionarios.
El ejemplo ya clásico de la supresión de libertades en nombre de la igualdad lo representa lo que se llegó a denominar como “socialismo real” en la URSS, particularmente durante el periodo del estalinismo.
Inmediatamente después de la Revolución de Octubre de 1917, la homosexualidad fue despenalizada por parte de los demócratas constitucionalistas. Sin embargo, a la llegada de Stalin al poder se consideró a la homosexualidad como “contrarrevolucionaria”, como una “manifestación de la decadencia de la burguesía”. Máximo Gorki, uno de los escritores connotados del estalinismo, escribió en Humanismo Proletario: Exterminad a los homosexuales y el fascismo desaparecerá (paradójicamente, la homofobia es un principio fundamental de la ideología fascista).
En contraposición a la postura estalinista, a partir de la década de los 60 del siglo pasado comienza a fortalecerse una nueva izquierda, la cual, abandonando dogmas, sostiene que la igualdad y la libertad deben darse de manera simultánea. Esta es una izquierda para la cual no puede existir igualdad sin respeto a los derechos humanos, sin tolerancia y sin respeto a las diferencias.
Para la izquierda libertaria que se configura a partir de la segunda mitad del siglo XX, el sujeto histórico del cambio social ya no es exclusivamente el proletario, sino reconoce que para poder llevar a cabo transformaciones profundas es indispensable la participación organizada de quienes luchan por los derechos de las mujeres, el medio ambiente, contra el racismo y contra toda forma de discriminación, incluida, obviamente, la generada por la orientación sexo-genérica.
Es a partir de esta nueva forma de pensar que la mayoría de los partidos de izquierda democrática en el mundo incorporan en sus programas acciones contra la discriminación y alianzas naturales con movimientos que luchan por los derechos de las poblaciones LGTTTBI. Asimismo, algunos partidos y organizaciones de corte comunista y populista se han quedado anclados en el dogma homofóbico.
Actualmente, en México conviven las dos visiones. Por un lado, la principal fuerza de izquierda en el país tiene un claro compromiso en contra de la discriminación y con el avance en el reconocimiento de los derechos humanos de las poblaciones LGTTTBI. El PRD ha impulsado importantes reformas y políticas públicas en este sentido en todo el país, logrando los resultados más evidentes en la Ciudad de México, en la ciudad de las libertades.
En cambio, para el partido de Andrés Manuel López Obrador este tema es invisible. Para el líder máximo de Morena “lo fundamental es la honestidad, eso (los temas del matrimonio entre personas del mismo sexo y la interrupción legal del embarazo), con todo respeto y autenticidad, lo considero como algo no tan importante, lo importante en México es que se acabe con la corrupción”.
Aunque estas afirmaciones causaron gran revuelo en medios de comunicación, en las redes sociales (#SaldelclosetAMLO se convirtió en tendencia en Twitter) a muchos no sorprendió la postura de AMLO, ya que recuerda el poco entusiasmo y la falta de impulso a la agenda LGTTTBI cuando fue jefe de Gobierno del Distrito Federal, así como también recuerdan que cuando era candidato presidencial y era cuestionado sobre el matrimonio igualitario contestaba que eso lo tenía que decidir la gente, por lo que se debía someter a consulta popular.
Como varios temas, el de las libertades y derechos de las personas con una orientación sexo-genérica diferente a la heterosexual denota la existencia de dos tipos de visiones: por un lado, una izquierda tolerante, plural y vanguardista y, por otro, una fuerza política anclada en los atavismos del nacionalismo revolucionario y algunas reminiscencias estalinistas.
México necesita ver hacia el futuro y llevar a cabo transformaciones de fondo que signifiquen avances hacia la igualdad sin detrimento de libertades y derechos de las personas. Esa es nuestra visión.
*Expresidente del PRD
Twitter: @jesusortegam
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