martes, 9 de junio de 2015

La última llamada


Terminó la jornada de emisión del voto. Estamos en el proceso de recuento y vendrá, seguramente, un tiempo largo para la intervención de los tribunales. Pero aun así, es necesario hacer una valoración del conjunto de estas elecciones y, de manera particular, acerca de la participación del partido en el que milito, el PRD. En términos generales, en la elección se disiparon las amenazas de interrumpir los comicios con las que amagaron los grupos afectos a la violencia incrustados, principalmente, en la CNTE y en otras organizaciones extremistas. A éstos, la lección se las dio la ciudadanía, la que aun invadida de un gran descontento, prefirió canalizarlo por la vía de las urnas.

Los “anulistas” fracasaron igualmente. Su febril activismo para que la ciudadanía dejara de ejercer su derecho y su obligación al sufragio no tuvo eco y,  en sentido diferente, la participación de las y los electores en las urnas es razonablemente aceptable, más tomando en cuenta la difícil situación del país.

Además, hay que decir que las elecciones del domingo inauguran una nueva etapa de la vida política de la nación, especialmente en lo que se refiere al sistema de partidos prevalecientes. La presencia de las candidaturas independientes y la utilización por la ciudadanía del voto como forma de sanción a los partidos, es un elemento que hay que resaltar.

En ese sentido, asumo que el PRD fue sancionado por una parte de los electores en varias regiones del país, pero especialmente en la capital de la República. John Acton decía que todo ejercicio del poder corrompe y, consecuentemente, desgasta, más aun cuando éste, el poder, se ejerce de manera errada.

¡Vaya que tiene razón el historiador inglés!

Y es que en la memoria colectiva los aciertos se olvidan pronto, pero los errores rara vez se disipan. En 26 años de existencia del partido y con 18 años del PRD en el Gobierno del DF, hemos hecho muchas cosas positivas que se han tomado como ejemplo para reproducirlas en el conjunto del país. Ciertamente, el PRD, y de manera particular en la Ciudad de México, ha puesto en práctica políticas sociales, democráticas, libertarias, de protección de derechos humanos que son sustantivamente progresistas y de avanzada. Eso, honradamente, debiera reconocerse sin mezquindades.

Pero aun con ello, también hay que reconocer que hemos cometido enormes yerros que la gente, claramente, no olvidó. Ciertamente adoptamos no pocas decisiones equivocadas desde el PRD como desde nuestros gobiernos; también acusamos de parálisis política en momentos decisivos y, sin duda, lo más dañino fue nuestra omisión (política y judicial) ante lamentables actos de corrupción.

¡Ésta, la que nos dio la ciudadanía el domingo, es una lección que debiéramos grabarla en piedra como si fuese una escultura fija en el piso, colocarla frente a nuestros ojos en cada una de las oficinas del partido y en las de nuestros gobiernos en todo el país!

Pero nuestro problema —como es el mismo en otros partidos de México y el mundo— no se limita sólo a la acción inmediata, sino que se extiende a la concepción estratégica sobre el ser de izquierda.

Efectivamente, estamos obligados —so riesgo de daños definitivos— a llevar a cabo cambios radicales en nuestro quehacer diario, pero quizá más importante que ello, es el cambio que debemos realizar en aquellas teorías ya anacrónicas acerca de nuestras responsabilidades frente a la sociedad.

En 26 años de camino hemos llegado a una estación que puede ser terminal o puede ser, como aquellas de paso obligado para ver el mapa, la brújula y hacer el necesario cambio de vía.

La parada no debe ser sólo para abastecimiento, por el contrario, debe ser para cambiar el rumbo y ello significa un indispensable cambio generacional; significa el cambio programático que modernice nuestra propuesta política; el cambio conceptual en nuestro pensamiento político y, desde luego, el cambio en nuestra acción que haga congruente nuestro decir con nuestro hacer.

Y ésta es, quizá, la última llamada que nos hace la gente para que hagamos el cambio de vía.

*Expresidente del PRD


Twitter: @jesusortegam


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