El 26 de octubre de 1936, Himmler, el jefe de la SS y uno de los ideólogos del nazismo y desde luego, el hombre más cercano a Hitler, creó dentro de la policía de seguridad la oficina central del Reich para combatir el aborto y la homosexualidad. El encargado de esta oficina fue Josef Meisinger, ejecutado en 1947 por su brutalidad en la Polonia ocupada.
Esta oficina tenía como propósito terminar con “las actividades indecentes criminales entre hombres” e incluía castigar cualquier acto que “fuese interpretado” como indecente. Rudolf Hess escribió en sus memorias que los homosexuales debían estar separados en los campos de concentración para prever la “propagación de la homosexualidad”.
En 1943 los nazis expidieron una ley para castigar con la pena de muerte el aborto, pero esta pena no se aplicaba a mujeres judías, gitanas, alemanas o extranjeras no arias a las cuales incluso se les inducía o se les obligaba a que abortaran. Es decir, en función de preceptos morales, religiosos, ideológicos, militares o políticos, los nazis imponían a través de leyes o de la fuerza su concepción en toda Alemania y en los países y territorios que conquistaban. Sería tema de otro artículo pero la Iglesia católica guardó silencio ante estas y otras atrocidades.
Recuerdo el trágico acontecimiento del nazismo porque en el Senado de México se creó una comisión llamada de “la Familia y Desarrollo Humano”, que preside el senador panista José María Martínez, y que se constituyó, según sus propias palabras, para combatir el aborto, para impedir que se siga propagando “la moda de las familias homoparentales” y, además, para oponerse a la “intromisión de la Suprema Corte de Justicia en estos temas”.
Con tales argumentaciones del senador panista bien podríamos llamar a la comisión que él preside, la Comisión Himmler del Senado mexicano.
No exagero, pues en el fondo de las palabras del mencionado senador, lo que resalta son sus visiones morales, religiosas, las cuales, igual que los nazis, pretende imponer al conjunto de la sociedad mexicana.
Con ello, desde luego, desconoce la pluralidad que en todos sentidos tiene la sociedad mexicana y desde esta actitud autoritaria y absolutista pretende anular derechos humanos fundamentales y derechos constitucionales de los individuos que la componen.
El senador Martínez, el PAN y, por lo que se ve, el PRI también (observemos lo que ambos partidos hicieron recientemente en Nuevo León y antes en otras entidades federativas), pretenden encarcelar a todas las mujeres que, por convicción, deciden interrumpir un embarazo, pero además cierran los ojos ante el creciente número de mujeres que pierden la vida por abortos mal practicados y que obviamente son clandestinos.
Y para colmo, el mencionado senador y su propio coordinador panista en el Senado, “regañan” a la Suprema Corte de Justicia por “entrometerse” en estos temas. No quieren, quienes formaron esta comisión y quien la preside, que intervenga la Corte porque para éstos, sería mejor crear, como Himmler, una oficina que, al margen de la ley y de las instituciones, persiguiera a las mujeres que —en el ejercicio de su voluntad y su derecho humano— abortan, y persiguieran a las personas homosexuales que —igualmente en el ejercicio de sus derechos humanos— desean formar una familia.
Así como demando respeto al derecho humano de las mujeres a decidir la interrupción de un embarazo, y así como demando respeto al derecho humano de los homosexuales y lesbianas a decidir integrar una familia, de igual manera debemos demandar respeto para todas las personas que practican cualquier religión, para las que no practican religión alguna y para las que asumen como propios determinados preceptos morales.
Sin embargo, ninguna persona o grupo de personas pueden imponerle al conjunto de la sociedad sus creencias o no creencias religiosas como tampoco sus respetables conceptos morales, pues ello atentaría contra derechos constitucionales, contra derechos humanos y contra la condición laica del Estado mexicano.
No estoy a favor del aborto, estoy a favor de respetar el derecho humano de las mujeres a decidir abortar o a no abortar, y opino que los homosexuales y las lesbianas deben ser respetados en su derecho a decidir ser o no parte de una familia.
*Expresidente del PRD
Twitter: @jesusortegam
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