jueves, 27 de marzo de 2014

Entrevista realizada a Jesús Ortega Martínez por Daniel Venegas reportero de Milenio


Daniel Venegas (DV): Cuando vienes a diseccionar lo que ha sido el trabajo de la corriente Nueva Izquierda durante el tiempo que han encabezado la dirigencia nacional del partido, y particularmente sobre el último año y medio de la nueva administración ¿Cómo fue el trabajo anteriormente de esta corriente? ¿Cuál fue su desempeño? ¿Qué consideras como logros de esta corriente como la corriente de donde emanó el presidente nacional del partido, de entrada?

Jesús Ortega Martínez (JOM): Sí. Primero debo decirte que desde su origen el PRD, porque tiene que ver para explicarnos el asunto de ésta o de otras corrientes, desde el inicio el partido se concibió como un partido de corrientes. No es cierto que las corrientes sean de origen reciente, desde el momento mismo de la formación del PRD se crearon las corrientes como parte sustantiva de la formación del partido por una razón: porque el PRD es resultado de un gran movimiento cívico en el cual participaron muchas corrientes políticas que provenían de la izquierda socialista y otras, como la corriente democrática, que provenía del PRI.

Por cierto la primera corriente que se formó en el PRD no fue ni siquiera la nuestra, fue una que formó Heberto Castillo con Cristóbal Arias y con Ramón Sosamontes y otros cuadros.
Nosotros nos formamos como corriente mucho tiempo después de la formación de esa corriente. Cuando se hace el cambio de dirigente, primero del Ingeniero Cárdenas a Porfirio Muñoz Ledo, se forma una corriente que se llamaba la corriente Arcoíris, que apoyaba Porfirio, entre otras razones porque incluía en su seno a múltiples corrientes y expresiones provenientes de la izquierda socialista y también del propio PRI.

Por lo tanto la formación de Nueva Izquierda fue un proceso normal, ordinario, resultado obligado de la naturaleza propia del PRD como un partido de corrientes. No somos ni fuimos nunca Nueva Izquierda una excepción, en realidad éramos, como lo somos hoy, una de varias corrientes siempre existentes en el seno del partido.

Lo que nos permitió mayor cohesión, desde un principio y creo que hasta ahora, es que tenemos la identidad principal de crear una nueva visión de la izquierda y un nuevo pensamiento de una izquierda democrática que dejara atrás las antiguas visiones, tanto de un socialismo dogmático o una izquierda dogmática, como las antiguas visiones de el nacionalismo revolucionario priista y por eso el nombre “Nueva Izquierda” .

No fue fortuito, sino que de verdad lo que nos identificó a quienes inicialmente dimos los primeros pasos para crear la corriente fue que aunque proveníamos de orígenes diversos, nos identificábamos en la necesidad de una nueva o renovada expresión de la izquierda y esa renovada expresión de la izquierda tenía, como tiene hoy, un sustrato fundamental: el de la democracia y Nueva Izquierda buscaba, como sigue trabajando en torno a ello, que el sustrato fundamental de nuestra acción política contenga la acción democrática, lo que contrastaba con las viejas concepciones de la izquierda socialista y las viejas concepciones del priismo. Por eso no es gratuito el nombre de Nueva Izquierda.

Por eso crecimos de manera muy importante y de manera significativa desde que nos creamos en una reunión que tuvimos en Tlaxcala y a la que asistieron compañeros que provenían del Partido Comunista, de los movimientos guerrilleros, varios que proveníamos de la escisión del PST o que provenían del PRI o de otros movimientos de la izquierda socialista.

Nuestro origen no es unilateral ni bilateral, sino es multilateral, de muchos lados; los que integramos originalmente y los que seguimos integrando hoy a la corriente. 
El PRD es desde su origen un partido movimiento o un movimiento hecho partido y esta condición no hemos querido asumirla como partido, de ser un partido frente; es decir: que agrupa a diversas organizaciones y por eso tenemos allí una contradicción que a veces parece insalvable: no nos reconocemos como un partido frente y queremos actuar, siendo un partido frente, como si fuéramos un partido clásico en el sentido de los viejos partidos, no.

Somos un partido de corrientes internas desde un principio, desde un origen, desde que se formó el PRD hemos sido siempre un partido de expresiones, de corrientes, que en esa pluralidad hemos venido actuando. El reconocimiento de esa realidad ha hecho que Nueva Izquierda crezca de manera importante.
Somos la primera minoría, no somos una fuerza que por sí sola tenga la mayoría del PRD. Somos una corriente que comparte las tareas de dirección del partido con otras corrientes, nunca hemos sido los únicos, ni hemos sido absolutos en la toma de decisiones. Yo por ejemplo, fui secretario general del partido con Andrés Manuel, o yo tenía de secretaria general a Hortensia que no era de mi corriente y nunca teníamos por sí solos la mayoría absoluta en los órganos de dirección, siempre hemos, con otras corrientes, compartido la toma de decisiones.

Y en el caso de Zambrano, por lo que me preguntas del último año y medio, pues igual, Zambrano es el presidente del partido pero tiene de secretario general a un compañero de IDN. Y en el Comité Ejecutivo, en la Comisión Política de quince compañeros, son cuatro de Nueva Izquierda, solamente cuatro compañeros de Nueva Izquierda, no vemos mayoría por sí mismo nunca.

Entonces, ¿cómo se han tomado las decisiones? Compartiéndolas con las demás corrientes o las demás corrientes compartiéndolas con Nueva Izquierda.

En realidad en el partido no hay una sino varias corrientes fuertes: NI, ADN, IDN, Foro Nuevo Sol, Movimiento Patria Digna. Son varias las corrientes y en el marco de la existencia de esas varias corrientes es que hemos mantenido junto con ellas, la conducción del PRD. Eso, entre otras cosas, ha permitido que la presidencia mía tenga ciertas características pero que no son muy diferentes a la presidencia de otros compañeros que antes de mí fueron presidentes del partido y que no eran de Nueva Izquierda. Pablo Gómez era presidente pero tenía de secretario general a otro compañero que no era de la corriente y Zambrano en el último período ha compartido, necesariamente, las decisiones con otras corrientes.

Aún en el asunto del Pacto por México, si bien nosotros participamos en las pláticas iniciales, ya en la operación del Pacto por México participaron compañeros de otras corrientes: de Foro Sol, de Movimiento Patria Digna como Pablo Gómez, como la senadora Alejandra Barrales o Eloí Vázquez u otros compañeros de ADN o de otras corrientes.

Quiero decirte finalmente que somos una de varias corrientes que compartimos las decisiones y esa existencia de múltiples corrientes es una de las características esenciales del PRD o de cualquier partido político en el mundo, porque estoy seguro que casi no hay partido político en México y en el mundo que no tenga igualmente sus corrientes internas.

DV: ¿La diferencia es que en el PRD están reconocidas estatutariamente?

JOM: Sí, claro.

Y la diferencia es que en el PRD es un derecho participar y formar una corriente a diferencia del PRI donde hay múltiples corrientes y también a diferencia del PAN donde hay múltiples corrientes no reconocidas estatutariamente, pero que ahí están, ahí existen.

DV: ¿De facto?

JOM: De facto, de hecho.

DV: Con esto tú comentas que todo ha sido parte de una decisión colegiada la actuación del partido ¿No se podría entonces calificar como direcciones de Nueva Izquierda a las tres últimas? Por ejemplo: el interinato de Acosta Naranjo.

JOM: No, no de ninguna manera. Naranjo fue presidente en una circunstancia especial. Fue un presidente sustituto porque se hizo una elección y hasta que no se calificara la elección. Dice el IFE: éste y cualquiera no puede quedarse sin órganos directivos, pues se tuvo que elegir a un presidente sustituto y ese fue Naranjo.

Se alargó mucho el proceso de calificación, más de lo que ordinariamente se acostumbra o se establece, por eso Naranjo duró de presidente del partido siete meses. Yo duré menos de los tres años de presidente del partido, yo duré dos años y medio y convocamos, yo expresamente, a nuevas elecciones; antes de que terminara mi período, medio año antes de que terminara mi período para el propósito de que la nueva dirección del PRD, la que resultara electa, tuviera más tiempo para preparar las elecciones. Yo no cumplí ni siquiera lo tres años de gestión.

DV: Lo que marca el estatuto.

Lo que marca el estatuto, a los dos años y medio convocamos a nuevas elecciones. Y luego, los estatutos del PRD tienen, a mi juicio, la virtud de que nunca nadie tendrá todo el control del partido, nunca nadie. Hoy mismo el presidente del partido es de una corriente, pero el secretario general es de otra corriente; el presidente del Consejo Nacional es de otra corriente, los integrantes de la Comisión Política o del Secretariado, nadie tiene mayoría por sí mismo, de tal manera que casi los estatutos hacen que la dirección en el PRD y las decisiones en el PRD tengan obligadamente que ser compartidas, y han sido siempre compartidas, cuando menos en la última etapa de existencia del partido.

DV: Por eso mismo, aciertos y errores en la dirigencia del PRD no son responsabilidad exclusiva de Nueva Izquierda.

JOM: No, sería un absurdo. Por ejemplo: cuando Andrés era presidente y yo era secretario general, Andrés provenía del PRI, yo ya era integrante de Nueva Izquierda y si bien éramos parte del mismo órgano directivo, cada quien tenía sus propias responsabilidades y distribución de tareas, de tal manera que ni en este partido, ni en cualquier otro partido, (pienso yo) una sola persona nunca, ni una sola corriente, en este caso, puede asumir todo el merito del éxito ni todo el demérito de los errores o de los desaciertos, son necesariamente compartidas. Insisto más en este partido.

En un partido más vertical como en el PRI, ahí ni siquiera el presidente del partido es el que manda, ahí el que manda sigue siendo el Presidente. En realidad, hoy todavía, en el PRI el presidente del partido es una figura más simbólica porque el verdadero presidente del partido sigue siendo el Presidente de la República y ellos mismos lo...

DV: Lo reconocen...

JOM: Lo reconocen y lo asumen. En el PAN los coordinadores de los grupos parlamentarios son designados por el presidente del partido, en el PRI son designados por el Presidente de la República cuando están en la presidencia de la República. En el PRD los coordinadores de los grupos parlamentarios son electos por las bancadas, por los legisladores. Las instancias de decisión más verticales no están en el PRD, están en el PRI y están en el PAN.

Acá los integrantes de la dirección del partido son electos por representación  proporcional. Si una corriente saca el 15 por ciento de los votos en la elección, ese mismo porcentaje es el que ocupa en los órganos de dirección del partido. En otros partidos, el Comité Ejecutivo es designado por el presidente del partido de manera directísima, aquí es proporcionalmente en función del número de los votos. El partido menos vertical de todos es el PRD.

DV: ¿Qué se le responde a quienes han criticado y han responsabilizado directamente a Nueva Izquierda de mantener al partido en una situación que no les agrada a todo el mundo? Por ejemplo: en la inclusión en el Pacto, ahí el presidente del partido si asumió que fue una decisión propia el haber incluido al Partido. Aquí la crítica principal es que fue una decisión ahí sí vertical, aunque después como tú me dices, participaron diversas corrientes.

JOM: Pero no fue una decisión de esa naturaleza porque el presidente tiene algunas facultades como debiera de ser. ¿Cuál facultad ejerció el presidente en el asunto del Pacto? Dialogar con otras fuerzas políticas ¿Puede? Nada más faltaba que no pudiera el presidente dialogar con otras fuerzas políticas e incluso llegar a acuerdos sobre algunos temas con otras fuerzas políticas. A diario eso se hace por el coordinador del Grupo Parlamentario en la Cámara de Diputados o en el Senado de la República, a diario ¿No?

Si eso puede hacer un coordinador del Grupo Parlamentario, puede el presidente del PRD o cualquier otro miembro del Comité Ejecutivo dialogar con los integrantes de otras fuerzas políticas. Sí, tan es así que el Congreso Nacional definió al Pacto por México como un espacio de diálogo, un espacio de diálogo del PRD con otras fuerzas políticas en el país y aquí me quiero detener un poco porque esa es exactamente la diferencia, o una de las diferencias de Nueva Izquierda con otras corrientes: el reconocimiento de que la sociedad mexicana es una sociedad plural.

DV: Estábamos hablando entonces de este compartir responsabilidades.

JOM: De compartir responsabilidades, por ejemplo: las elecciones del 2010 donde fuimos en alianza con el PAN, contra el PRI, fueron decisiones adoptadas por mayoría y a veces por unanimidad en la Comisión Política del partido; esas tan controvertidas alianzas con el PAN no fueron decisión del presidente, en este caso mío, ni siquiera junto con la secretaria general, sino que fueron decisiones compartidas por todo el Comité Ejecutivo y nadie, de verdad, puede afirmar lo contrario. 

El asunto del Pacto, como te decía, fue una decisión del presidente, pero de establecer un espacio de diálogo de donde se fue avanzando hasta que, con algunos avances como sucede en cualquier actividad de búsqueda de acuerdos o de diálogo, se lleva a los órganos directivos del partido y así fue. Antes de darlo a conocer, se comunicó a los coordinadores de los grupos parlamentarios, a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, algunos lo compartieron otros no, pero son de las elementales obligaciones, ya no facultades, sino obligaciones del presidente del PRD de dialogar con otras fuerzas.

Pero te decía, no quiero que se me olvide, que esa es una de las diferencias fundamentales con algunas de las otras corrientes del PRD, el reconocimiento por parte de Nueva Izquierda de que la sociedad mexicana es una sociedad plural y diversa.

Les pregunto a veces a algunos compañeros ¿Tiene un ciudadano priista el derecho de ser priista? Parecerá tan tonta la pregunta, pero hay algunos compañeros que piensan que ¡No! Que el que milita en otro partido que no sea el PRD es per se, un enemigo al que hay que combatir o al que hay que eliminar de la vida política nacional. 

O un dirigente de otro partido de los que existen. Son parte de la sociedad mexicana, negar el derecho de ellos a profesar alguna convicción política es negar nuestro propio derecho a practicar o a estar convencidos de una convicción política o de una convicción ideológica. Nada más faltaba que no reconociéramos eso.

DV: Es estar conmigo o contra mí.

JOM: Esa otra visión es: o todos piensan como yo, y los que piensan contrariamente a mí son, no solamente mis contrincantes políticos, sino son los que hay que eliminar o exterminar. Este reconocimiento de la pluralidad en la sociedad mexicana necesitamos extenderlo al reconocimiento de la pluralidad al interior del PRD, es lo mismo.

Entonces, reconocer el derecho a pensar diferente a los otros fuera del partido, obliga a reconocer el derecho a pensar diferente al propio interior del partido. Es decir: la actitud finalmente democrática.

Se equivocan entonces los compañeros o compañeras que en una actitud obtusa, estrecha, cerrada, le achacan a alguien, a una sola persona o a una sola expresión o todas las virtudes o todos los defectos. Nunca sucede así, en ninguna organización, menos todavía en el PRD con las características que te estoy diciendo.

DV: Me dices que se equivocan, pero ¿Obtuvo algún costo, desde tu punto de vista, para Nueva Izquierda está inclusión del PRD como partido en el Pacto?

JOM: No, yo creo que tiene un beneficio. En primer lugar hace que el programa del PRD, o parte importante del programa del PRD no sea una entelequia, una utopía, sino que parte importante del programa del PRD sea una realidad, aún no estando en el ejercicio del poder político completo, y digo completo porque el PRD es oposición, pero al mismo tiempo es gobierno porque gobernamos por ejemplo: cinco entidades de la República. El PRD gobierna el 23 por ciento de la población del país, somos oposición, pero también somos parte del gobierno. Gobernamos cerca de 300 municipios en el país. La participación en el Pacto tiene la virtud, entre otras, menciono ésta principalmente, de hacer realidad el programa del PRD.

Estamos en contra de los monopolios dice el programa del PRD. Hacemos acuerdos tangibles, reales, que combaten a los monopolios; estamos en contra de las mafias sindicales, nuestra acción política ataca las mafias sindicales; dice nuestro programa que estamos en contra de una banca privada que no contribuye al crecimiento y al desarrollo de la economía, hacemos que la banca privada, con medidas legislativas, se convierta en un instrumento para el desarrollo de la economía y si tú ves, la mayoría de los puntos que se han cristalizado en el Pacto, reflejan el programa del partido.

De tal manera que el PRD no es solamente una aspiración, sino el PRD es una fuerza que hace tangibles sus aspiraciones, que hace tangibles sus propósitos, que los hace realidad, aún sin tener la totalidad del gobierno o aún sin ser la mayoría en los gobiernos estatales o sin tener el poder del Ejecutivo Federal.

Pero esa es otra virtud del Pacto, de haber participado en el Pacto, es que somos una fuerza política que influye en las decisiones que le dan rumbo al país. No me imagino a un actor político que no quiera influir o determinar en los asuntos del país ¿Para qué entonces hace política o para qué quiere hacer política? Si no quiere influir. Por eso algunos compañeros que están en la Cámara, que son del PRD y que lo único que tienen en mente es subir a la tribuna para decir no sistémicamente, son compañeros que no entienden en modo alguno, la razón de la actividad pública y la razón de la actividad política que es influir, hacer que lo que tú propones se haga realidad, hacer acuerdos porque además no hay otra manera, porque no somos la principal fuerza, no tenemos la mayoría por sí misma en la Cámara de Diputados ni en el Senado de la República y si quieres sacar una reforma antimonopólica, solo no puedes nunca, estando en minoría. Necesitas hacer acuerdo con otras fuerzas políticas.

Entonces el no sistémico, el no por sistema hace impotentes a las fuerzas políticas que lo practican, la impotencia se convierte en la norma, cuando para un partido político la norma debe de ser la capacidad de hacer las cosas, la capacidad de influir, la capacidad de decidir a favor, desde nuestra perspectiva, de los intereses de la ciudadanía.

DV: ¿Cómo terminar con esa práctica al interior del PRD, la del no de la oposición, el sistémico?

JOM: Hay muchas maneras, pero una es convenciendo a los perredistas que nadie por sí solo podrá resolver los asuntos del país. Ninguna fuerza por sí sola podrá resolver los problemas de México. Queremos resolver el grave problema de la inseguridad, de la crisis de gobernabilidad que se vive en una parte muy importante del territorio, de la ausencia de Estado, de la ausencia de fuerzas de la justicia, de la ley, queremos resolver este problema, nadie por sí solo lo va a poder hacer y la mejor prueba la tenemos ahora en Michoacán.

Entonces, convenciendo al perredismo, pero también convenciendo a los priistas y a los panistas, que la solución a los grandes problemas nacionales tiene que venir necesariamente del concurso de todas, porque de aquí a muchas décadas, lo que va a existir en México va a ser un tripartidismo, es decir, un gobierno dividido.

Va a ser muy difícil, casi imposible que un sólo partido tenga la mayoría para hacer reformas constitucionales por sí solo, imposible. Para fortuna de México la sociedad es multicultural, con una pluralidad política y por lo tanto con diversos partidos políticos.

DV: Jesús, en esta participación también en el Pacto, mucho se criticó lo que algunos consideraron como un acercamiento, que no le correspondía al PRD, hacia el Gobierno Federal ¿Tú lo ves así? ¿Un acercamiento real del PRD con el Gobierno Federal?

JOM: No. Esa es una visión distorsionada de lo que son los pactos políticos en México o en cualquier parte del mundo. ¿Los socialistas españoles declinaron y los comunistas españoles declinaron al dialogar con los monárquicos españoles en el Pacto de la Moncloa? Pues no.
Cuando nosotros participamos en la reforma de 1996, cuando logramos el IFE, cuando logramos la autonomía del IFE y cuando logramos la credencial de elector ¿Perdimos nuestra identidad como partido de izquierda? Y ahí también fue una negociación, un acuerdo, un pacto. Es más, ahí me acuerdo de las reuniones que teníamos el PRI, PAN y PRD en las oficinas de Bucareli para discutir quiénes eran los integrantes del Consejo General del IFE, me acuerdo de las reuniones que teníamos para ver lo de la credencial de elector, y me acuerdo de las reuniones para ver la autonomía del órgano electoral. Las teníamos en Bucareli las reuniones y las tuvimos durante meses, o las del Pacto de Chapultepec donde también participó el PRD.

Ese acercamiento con las otras fuerzas políticas ¿Hizo que declináramos en nuestras convicciones? No, al contrario hicimos el órgano electoral autónomo, y logramos hacer la credencial de elector, logramos hacer el IFE, y logramos la Jefatura de Gobierno en la Ciudad de México. Terminar con el regente para que hubiera elecciones en la Ciudad de México.

¿Por qué aquello sí era válido y esto no? ¿Por qué aquello sí era legítimo y esto no? Andrés Manuel participó de esas platicas, era presidente del partido ¿Por qué en aquel tiempo sí era correcta la negociación política con el gobierno y con el PAN para constituir el Instituto Federal Electoral? y ahora no es correcto para constituir el Instituto Nacional Electoral que le quita a los gobernadores la capacidad de manipular a los órganos electorales ¿Por qué en aquella ocasión negociar el financiamiento público sí era lícito? y ahora no resulta lícito negociar con otras fuerzas políticas la Ley Federal de  Competencia Económica o la Ley de Telecomunicaciones.

¿Sabes qué pasa? Que a veces algunos actores políticos piensan que es lícito todo aquello en lo que ellos participan y deja de tener legitimidad cuando ellos no participan.
Es una expresión de soberbia, de arrogancia ilimitada: “sólo donde yo participo tiene legitimidad, donde yo no participo no tiene legitimidad”, arrogancia mayor no puede haber.
Entonces algunos compañeros que en aquella ocasión participaron activamente en negociaciones con el gobierno son los mismos que ahora están criticando negociaciones con el gobierno, aunque los propósitos sean iguales, o mayores o superiores que los de aquella ocasión, como lo son ahora.

Por ejemplo: ¿Te imaginabas tú una reforma en telecomunicaciones como la que hicimos ahora? O sea ¿O se la imaginaba alguien? Esta es infinitamente superior a los pequeños escarceos que en otras ocasiones tuvimos. 

DV: Sobre la renovación, ya propiamente de la dirigencia y sobre este mismo ángulo que comentábamos que no se pueden achacar todos los triunfos o fracasos a una corriente de la gestión, pero ¿Es real que una corriente que tiene el poder, que tiene la presidencia de un partido, pues tiene más poder dentro del partido?
JOM: No necesariamente, porque lo que hace que Nueva Izquierda aparezca como la fuerza más importante, no es que tengamos la presidencia, es que tenemos el mayor número de cuadros políticos en el partido. La mayor presencia en los diversos órganos de dirección del partido: municipales, estatales; y no solamente la presidencia del partido. ¿Sabes qué pasa? Que en México todavía estamos derivados los propios partidos, del presidencialismo mexicano. En el sistema político mexicano todo lo es el presidente y por transmutación mecánica, en los partidos políticos todo lo es el presidente, y con esa raíz cultural en el PRD todo se pretenda que lo sea el presidente y no es así.

El presidente es solamente una parte de toda la estructura organizativa del PRD que es mucho más allá que el presidente, como el Estado Mexicano debería de ser concebido mucho más allá que el sólo Presidente de la República. La cultura del presidencialismo se traslada mecánicamente a los partidos políticos.

Vamos a hacer cinco elecciones: de consejeros municipales, consejeros estatales, consejeros nacionales, congresistas nacionales, Comités Ejecutivos Estatales ¿Y de qué habla el conjunto de tus colegas? De la presidencia del Partido, cuando vamos a elegir alrededor de 4 mil, 5 mil personas en la próxima elección entre consejeros municipales, estatales, nacionales, pero se habla solamente de una persona: del presidente del partido.

Igualito que en las elecciones constitucionales, no importa el Congreso, minimizan el Congreso, lo único que importa es la Presidencia de la República y tal parece que esa cultura política presidencializada se traslada a los partidos políticos. 

¿En el PAN de qué se habla? De un sólo individuo ¿Quién va a ganar, Madero o Cordero? ¿Y el resto de los dirigentes? ¿Qué pasa en el PRD, de un sólo individuo? ¿Y el resto de las elecciones? Se van a hacer el mismo día, por cierto, las cinco elecciones.

Las de los perredistas, un mismo día, elegir a los comités municipales y a los consejos municipales; a los comités estatales y a los consejos estatales y lo mismo en el ámbito nacional. No le resto importancia al presidente del partido, preside el partido pero no es el partido. El partido son miles, millones de afiliados a lo largo y a lo ancho del país, en algunos estados más, en algunos estados menos.

DV: En esta misma lógica, entonces, de no seguir en la dirigencia un presidente emanado de Nueva Izquierda ¿no debilita esta corriente? 

JOM: No, la fortaleza de Nueva izquierda está más allá de un cargo, somos miles de compañeros con una identidad, pero hacemos política y el que seamos una corriente de opinión, como las otras, no nos hace dejar de aspirar a ocupar cargos de responsabilidad y cargos de dirección ¿Qué políticos seríamos si teniendo una convicción y un pensamiento político, no aspiramos a hacerlo realidad ocupando cargos de responsabilidad política? pues no haríamos política. Tendríamos que estar en un convento rezando en lugar de estar influyendo en las decisiones que le dan rumbo al país.

DV: ¿Cómo ves esta propuesta de algunas otras corrientes de lograr una candidatura de unidad y eliminar la competencia a través de impulsar al ingeniero Cárdenas, en caso de que acepte serlo?

JOM: Que no quisiera calificar su posición porque tienen derecho; sería totalmente inconsecuente si los descalificara a priori. Tienen derecho de opinar de esa manera, de verdad que no los critico en ese sentido. Pero pienso que lo que es mejor para el partido es hacer una elección.

Si nosotros le decimos a la gente que debe haber democracia en el país, pues hagamos que en el partido también la haya; y democracia quiere decir también competencia de ideas, no competencia, confrontación de ideas. Y tiene que haber también confrontación de propuestas, de programas. La democracia es una confrontación civilizada de tu idea frente a la otra pero no de descalificación de la otra, sino de razonar tu propuesta frente a las razones de los otros, que tienen su propia propuesta.

Entonces si aspiramos a que existan órganos de representación, electos democráticamente en el Estado Mexicano ¿Por qué nos negamos a que en el PRD se elijan los órganos de representación de los militantes del partido? Respeto su punto de vista, pero me parece que lo mejor es hacer elecciones y no sólo del presidente del partido sino los comités municipales.

Ya nos hemos desfasado en la elección de los dirigentes municipales mucho tiempo y nos hemos desfasado en la elección de los dirigentes estatales y la posición de algunos compañeros es seguir posponiendo la elección y por lo tanto posponiendo la erección de los órganos democráticamente constituidos por la voluntad expresada en el voto de los militantes del PRD.

No es que critique la posibilidad de una candidatura común, pero a mi juicio lo que es mejor y lo que es más democrático es la elección.

DV: El argumento de ellos es que solamente el ingeniero garantizaría la unidad del partido ¿Tú cómo valoras esa idea?

JOM: Pues que se subestiman los propios compañeros cuando piensan eso. Porque somos un colectivo de millones de compañeros, de 2 millones y medio, casi 3 millones que se han afiliado al PRD. La fuerza del partido está en los millones de compañeros que están afiliados, no solamente en uno, dos, o tres dirigentes o cuatro dirigentes y menos en uno. Creo que se subestiman cuando hacen un planteamiento de esta naturaleza. Respeto su opinión y lo debato democráticamente, intento, pero la fuerza del PRD, más que en algún personaje… por eso fueron las diferencias con Andrés, por la idea de un jefe, un individuo, por sobre el conjunto de los ciudadanos, hombres y mujeres que son militantes del partido.

Hay que recurrir, dicen: “nos salen mal las elecciones y mejor no nos arriesguemos”, yo creo que esa sería una aceptación fatalista de que no podemos hacer bien algunas cosas. Si hemos cometido errores en anteriores procesos electivos internos, superémoslos. Pero ahora tenemos otra ventaja, ahora el INE va a poder hacer las elecciones de los partidos políticos. Tendrá esa obligación a petición expresa de un partido político.

La idea fue propuesta nuestra también, de que el INE tenga la facultad y también la obligación de organizar los procesos electorales de los partidos políticos. Eso no les hace perder independencia a los partidos políticos, al contrario, los hace a mi juicio, más democráticos y transparentes en el ejercicio de una tarea tan importante como es la elección de los dirigentes. Entonces, por lo tanto, creo yo que minimizar el papel de los procesos selectivos no contribuye a hacer del PRD un partido más democrático.

Creo que las elecciones son una parte sustantiva, no la única, pero sí una parte sustantiva de una vida democrática. O elecciones universales o elecciones indirectas porque en el PRD se pueden hacer de las dos y por cierto las dos son perfectamente válidas; se puede hacer una elección donde participen todos los afiliados o se puede hacer una elección donde participan representantes de los afiliados, como se hace en cualquier parte, de todos modos es una elección abierta, nada más que el universo de los votantes es diferente, pero es igualmente, sustantivamente, democráticas ambas formas de elección, ambos procedimientos selectivos.

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martes, 25 de marzo de 2014

Siempre huérfanos

México es Comala y “todos los mexicanos somos hijos de Pedro Páramo”... de ese padre al que siempre —casi todos— andamos buscando...

Excélsior

Thomas Carlyle, el celebre escritor escocés, decía que “la democracia es la desesperación de no encontrar héroes que nos dirijan”. Esta definición de Carlyle sobre la democracia es la que, tercamente, hemos insistido en asumir la gran mayoría de las y los mexicanos a lo largo de nuestra vida como nación. Nuestra historia nacional escrita es la referencia exclusiva a nuestros “héroes”. Esos individuos “excepcionales, singulares” a los que Carlyle les asigna, “todo el avance de la humanidad”.

Si el autor de Los héroes tiene una visión casi totalitaria sobre el papel que juegan esos individuos “excepcionales” en la historia de la humanidad, para la gran mayoría de las y los mexicanos, el protagonismo de “los salvadores” en nuestra historia ha resultado en necesidad imperiosa y absolutamente indispensable.

Los mexicanos nos sentimos eternamente huérfanos y en la eterna espera del regreso del padre que nos ha abandonado; en la espera, en su caso, del nuevo padre, de aquel que deba sustituir al que murió. México es Comala y “todos los mexicanos somos hijos de Pedro Páramo”, como lo es Abundio —el arriero al que Rulfo hace decir “yo también soy hijo de Pedro Páramo”— de ese padre al que siempre —casi todos— andamos buscando, desesperadamente, porque acusamos un permanente, crónico, sentimiento de orfandad.

Por eso nuestros héroes son como nuestro padre Hidalgo, “El Padre de la Patria”, pero también lo era —durante décadas— su “alteza serenísima” (once veces lo fueron a buscar para que salvara la patria); y Juárez lo fue a tal grado, que al morir, la granítica unidad de los héroes vencedores de la guerra civil del siglo XIX se desmoronó. La muerte del padre evidenció la condición ordinaria de nuestros héroes —muy alejada de la excepcionalidad “Carlyana”— de los simples mortales (con sus abnegaciones y sus pasiones). En el siglo XX, los presidentes de la República revivieron a Pedro Páramo y nos convertimos en sus hijos, porque, como dijo Federico Campbell: “Pedro Páramo es una mentalidad, un resultado histórico y social”.

De esa manera, a principios del siglo XXI seguimos buscando al padre y por ello mismo muchos de los que quieren, ahora, asumir poder político en México —especialmente si desean ser Presidente— buscan denodadamente aparecer ante la gente como “salvadores de la patria”; buscan encarnar en nuevos Juárez, en nuevos Porfirio Díaz o en nuevos Robespierre, es decir: en supuestos seres excepcionales, únicos, singulares, insustituibles, infalibles y, sobre todo esto, aspiran a recrearse, a conformarse en el eterno Pedro Páramo, en el padre al que México —así lo piensan— sigue esperando.

Esta mentalidad, esta cultura política resultado de la visión individualista, personalista de la historia y de los procesos sociales; esta visión feudalista de identificar al Estado en un personaje, en un individuo, nos recorre horizontalmente como país y de manera particular se recrea en los partidos políticos.

Esta concepción de la historia es el principal fardo de la política mexicana y es nuestra principal tara como nación.

La democracia a la que debemos aspirar las y los mexicanos no debiera ser la que define Carlyle; no debiera ser la que busca desesperadamente a Pedro Páramo para que nos dirija.

                *Expresidente del PRD

                Twitter: @jesusortegam

                http://ortegajesus.blogspot.com/

                ortegamartinezjesus@hotmail.com

martes, 18 de marzo de 2014

La Línea 12: transparencia y legalidad

Hace unos días un Tribunal Federal declaró absuelto a Gustavo Ponce, secretario de Finanzas del Gobierno del DF cuando AMLO era el jefe de Gobierno de la ciudad capital. Como se sabe, la detención de este exfuncionario estuvo enmarcada en los videoescándalos, de los que fueron parte Víctor Trujillo en su papel de Brozo (el que los difundió en Televisa); René Bejarano, entonces secretario particular de López Obrador; la ahora titular de la Sedesol a nivel federal y el truhán de Carlos Ahumada.


Este “misil” fue enviado con tal precisión que le explotó al PRD en su “línea de flotación”. Nos causó severo daño, pues nos pegaba en un tema especialmente sensible a la población (lo sigue siendo ahora) como lo es la corrupción.

En ese momento el PRD respondió como debía y podía. A diferencia de otros hechos similares en donde los actores fueron otros partidos y gobiernos, en el caso mencionado, varios funcionarios fueron a la cárcel. Ahumada, igualmente fue recluido, otros enfrentaron juicios penales y la dirección de nuestro partido expulsó de sus filas a varios de sus principales dirigentes para que finalmente todos, incluido el PRD, experimentáramos el tremendo juicio de l@s ciudadan@s.

Guardando toda comparación, ahora el Gobierno del DF enfrenta el problema de la Línea 12 del Metro, que nadie debiera minimizar y nadie debiera intentar —como lo hace ahora mismo el PAN, chantajeando— “archivar”, ni el asunto de Oceanografía, Banamex, Citibank y Pemex o como los priistas lo han hecho antes, “enterrando” los asuntos de Moreira, Pemexgate y otros muchos más.

Frente a la ciudadanía y especialmente ante los asuntos de corrupción, el PRD tiene que evidenciar —como lo hizo en aquella ocasión— un comportamiento diferente. Es decir: necesitamos que nuestros gobiernos actúen con transparencia y con legalidad.

La población capitalina debe saber con claridad las causas de carácter técnico que obligaron a suspender el funcionamiento de esta nueva línea del Metro; debe conocer quiénes son los responsables (empresas constructoras, dependencias administrativas o funcionarios encargados) que por omisión o por comisión están causando este daño a la ciudad, a sus habitantes y a su patrimonio. En ese propósito debe llevar a cabo, necesariamente conforme a los procedimientos legales, una exhaustiva investigación sobre este lamentable hecho.

Conforme a la ley, implica hacer a un lado cálculos políticos; obliga a la Procuraduría capitalina actuar con rigurosidad y con la convicción de que su principal tarea y deber es proteger los derechos y los intereses de los ciudadanos del DF y en lo que corresponde a los del país. La Ciudad de México, no debiera olvidarse, es la capital de la República.

Antaño, la izquierda con una visión ideológica profundamente equivocada veía a la ley como un instrumento de dominación clasista y en consecuencia se sujetaba o no a ella en razón de estrategias políticas. La despreciaba si en sus consideraciones no le resultaba útil en el cumplimiento de sus objetivos y la admitía y respetaba si eso se ajustaba a sus planes. Esa no puede ser una concepción correcta del principio constitucional de la legalidad.

Esa percepción de la legalidad no sirve para avanzar en la convivencia civilizada en la sociedad mexicana y, desde luego, no sirve para el crecimiento y desarrollo de la izquierda. Se puede conspirar para llevar a cabo un delito y eso es grave, pero también se puede conspirar para ocultarlo y eso es igual de dañino. 

Contrario a ello, un gobierno que se pretende distinguir como de izquierda democrática es aquel que recurre y se ampara en la ley siempre, y no sólo cuando le conviene políticamente; que apela a la ley por permanente obligación ante la ciudadanía y no como instrumento para la propaganda partidista o para la promoción personal; que recurre a la transparencia siempre y no sólo cuando le beneficia; que informa constantemente a l@s ciudadan@s por respeto a la Constitución y no por ocurrencia personal.

Esta es una nueva visión de una izquierda que se precia renovada en el pensamiento y la acción política. Esto, tarde que temprano, será justipreciado por la ciudadanía.

                *Expresidente del PRD

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martes, 11 de marzo de 2014

La izquierda reformadora

El Estado mexicano asume un papel verdaderamente regulador para, con ello, impedir la existencia de monopolios.


En días pasados el IFT adoptó una serie de decisiones entre las que destaca declarar a América Móvil y a Televisa como “agentes económicos preponderantes”. Al declararlas preponderantes, el Estado mexicano asume un papel verdaderamente regulador para con ello impedir la existencia de monopolios; permite, además, que el must carry y el must offer sean realidad y con ello se aliente la competencia; permite que pequeñas y medianas empresas de telecomunicaciones puedan retransmitir gratuitamente los contenidos de las grandes cadenas televisivas y la interconexión (a precios competitivos) con las grandes empresas telefónicas; se prohíbe la exclusividad para la transmisión de contenidos que son de interés público (el Campeonato Mundial de Futbol, por ejemplo).

El IFT podrá establecer tarifas de interconexión telefónicas, evitando abusos de las empresas dominantes del mercado y con ello se podrá beneficiar el público usuario con tarifas más bajas y con mejoría en el servicio; se expedirá, dice IFT, la licitación para dos nuevas “cadenas” nacionales de televisión abierta, lo que alentará la competencia y mejora en la prestación de servicios de telecomunicaciones; se iniciará la construcción de la “cadena” televisiva del Estado, etcétera, etcétera.

Todo esto parecía imposible de llevarse a cabo. ¿Qué sucedió entonces para que la realidad cambiara?

La respuesta se encuentra en el Pacto por México y en la acción reformadora de políticos del PRI, del PAN y, desde luego, del PRD. Estas reformas verdaderamente estratégicas no son resultado del Espíritu Santo; tampoco lo son de “un salvador” ni “aparecieron por generación espontánea”; son, por el contrario, resultado de acuerdos entre políticos que comprenden la necesidad de cambios profundos para dejar atrás un viejo orden económico y político para nuestro país.

Pocos, sin embargo, lo entenderán así. Para los extremistas de izquierda, ésta y otras reformas “son una cortina de humo” o son medidas “dictadas” por el FMI, por la OCDE, por el imperialismo yanqui y hasta por “el trotskismo internacional”. Es decir: las mismas respuestas absurdas, delirantes y obtusas de siempre. Para los extremistas de derecha, las decisiones del IFT son de carácter “socialista” que tienen el propósito de atacar a la “iniciativa privada” (lo mismo dicen estos últimos de la Reforma Hacendaria y de seguridad social).

Pero los políticos reformadores, especialmente los del PRD y la izquierda no debieran sorprenderse ni de las opiniones de los extremistas ni… de la incomprensión, de la mayoría de la población, sobre la profundidad y trascendencia de la mayoría de las reformas producidas por el Pacto por México.

Los políticos con visión de Estado no debieran parar en su acción reformadora porque su propósito no debieran ser el de buscar, principalmente, reconocimiento electoral o reconocimiento personal. En sentido diferente, debieran actuar en razón de los intereses del país y de los derechos de todas las personas, aun con su indiferencia. Esto último es lo que verdaderamente transformará el quehacer político en México.     

Para consuelo de los reformadores, Maquiavelo (el gran político y el gran hombre de Estado) escribió que “debe considerarse que no hay nada más difícil de llevar a cabo, ni con más incertidumbre de éxito, ni más peligroso de manejar, que iniciar un nuevo orden de cosas, ya que el reformador tiene enemigos en todos aquellos que se benefician del viejo orden y solamente defensores indiferentes en todos aquellos que se benefician por el nuevo orden. Esta indiferencia proviene, parcialmente, del miedo a sus adversarios que tienen las leyes a su favor; y parcialmente, de la incredulidad del hombre, que verdaderamente no cree en nada nuevo hasta que no lo haya experimentado realmente”.

                *Expresidente del PRD

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martes, 4 de marzo de 2014

El derecho a ser consultados

Desde hace décadas, las izquierdas han impulsado y concretado reformas trascendentales para construir la democracia en México.


Si bien todavía falta un largo camino que recorrer, de gran importancia son los logros alcanzados en materia de democracia representativa, como son el sistema electoral y la división de Poderes.

Pero la visión de una izquierda que le apuesta a la democracia por las vías legales e institucionales no se restringe únicamente a la representación, sino que va mucho más allá e incluye el fortalecimiento de la democracia participativa como uno de sus objetivos.

En congruencia con la anterior, fuimos firmes promotores de la reforma al artículo 35 de nuestra Constitución Política publicada el 9 de agosto de 2012, por medio de la cual se introdujo al texto constitucional una nueva figura jurídica: la institución de las consultas populares.

Con la citada reforma la Constitución dispone en su artículo 35 que es un derecho de las ciudadanas y los ciudadanos “votar en las consultas populares sobre temas de trascendencia nacional”. En el mismo artículo queda establecido que las consultas comprenden en el ámbito federal todo tipo de materias, sean determinaciones tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo, quedando excluidos únicamente los temas relativos a la restricción de los derechos humanos, los principios consagrados en el artículo 40 constitucional, materia electoral, ingresos y gastos del Estado, seguridad nacional y la organización, funcionamiento y disciplina de la Fuerza Armada permanente.

Así, la reforma que impulsamos del artículo 35 constitucional significa un gran avance para el ejercicio de la democracia directa en nuestro país. En el mismo sentido, la minuta de la Cámara de Diputados referida a la Ley Federal de Consulta Ciudadana y su aprobación por parte del Senado de la República el pasado 27 de febrero, contribuye a ejercer el derecho constitucional de los ciudadanos a ser consultados en temas de transcendencia nacional.

Con ella, se da un paso más en la ruta de hacer realidad el derecho constitucional de las y los ciudadanos a ser consultados en asuntos públicos de trascendencia nacional, se fortalecen los mecanismos de participación ciudadana y se mejora la calidad de nuestra democracia.

La minuta precisa y define con claridad algunos preceptos del artículo 35 constitucional que eran malinterpretados de forma dolosa por quienes desde ahora se oponen a que la sociedad utilice este tipo de mecanismos participativos, anticipándose sobre todo a una consulta sobre la reciente Reforma Energética.

De esta manera, esta ley reglamentaria precisa que serán objeto de consulta popular los temas de trascendencia nacional, que repercutan en la mayor parte del territorio nacional e impacten en una parte significativa de la población, quedando expresamente establecido que las consultas pueden ser sobre reformas constitucionales.

Asimismo, establece que los ciudadanos puedan respaldar más de una consulta popular (vale recordar que la minuta de la Cámara impedía absolutamente a los ciudadanos firmar dos solicitudes) y mandata al Instituto Federal Electoral para que promueva la difusión y discusión informada de las consultas que hayan sido convocadas por el Congreso de la Unión, a través de los tiempos de radio y televisión que correspondan al propio instituto.

De aprobarse en los términos referidos la Ley de Consulta Popular por la Cámara de Diputados, no existirá ningún margen para tergiversar el texto constitucional y contaremos con las condiciones óptimas para que en las próximas elecciones de 2015 se sometan a la consideración de la ciudadanía las reformas que se hicieron a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución en materia energética.

                *Expresidente del PRD

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