Ahora más que nunca en el PRD estamos obligados a fortalecer nuestra identidad de izquierda a partir de hacer la crítica permanente y razonada a la realidad existente en la sociedad mexicana.
Es común, especialmente dentro de las diversas expresiones de la izquierda, apelar al recurso de la “unidad” y de la “conciliación interna” para enfrentar coyunturas que aparecen como complejas y delicadas. El ejercicio es recurrente: hay que llamar a la unidad “de todas las fuerzas de izquierda”, como si ésta fuese una “fórmula mágica” para resolver todo problema al margen de su naturaleza o, para derrotar a todo contrincante sea cual sea la circunstancia.
En la realidad de la política no existen fórmulas mágicas y la unidad por sí misma tampoco contiene esa cualidad.
“Proletarios del mundo, uníos”, dice el Manifiesto comunista de Marx y Engels escrito en el año de 1848, y años después los marxistas, por “diferencias ideológicas”, expulsan de la Primera Internacional a los anarquistas con Bakunin a la cabeza.
La historia de la izquierda (incluidas sus derrotas y sus victorias) no podría entenderse al margen de las intensas confrontaciones ideológicas, programáticas y políticas entre sus diversas fuerzas, expresiones y liderazgos; y no podría ser de otra manera, si comprendemos que sólo en la crítica a lo existente, en la confrontación de las ideas y de los pensamientos, es en donde se encuentra el camino del conocimiento y las posibles respuestas a los problemas que entraña el quehacer político.
Esto no fue olvidado cuando una parte importante de la izquierda se dio a la tarea de la formación del PRD como expresión de un esfuerzo, ciertamente de cohesión, pero que no perdía de vista la necesidad de mantener el debate; de profundizar en la discusión; de alentar la confrontación de las ideas. Por ello mismo —la construcción del PRD— expresó una sólida crítica al dogmatismo y a la “uniformidad ideológica” que durante mucho tiempo paralizó y asfixió a la izquierda mexicana.
En razón de esto es que ahora más que nunca en el PRD estamos obligados a fortalecer nuestra identidad de izquierda a partir de hacer la crítica permanente y razonada a la realidad existente en la sociedad mexicana.
Ello sin olvidar la necesidad de mantener la confrontación programática y política hacia expresiones dentro de la misma izquierda y del propio PRD, que buscan regresarnos a la uniformidad por consigna, al pensamiento único, a la intolerancia y todo ello hacerlo en nombre del pueblo y desde el pedestal de un “comité de salud pública” que de facto decide a quién hay que guillotinar por “traidores a la patria”.
Aceptar esto, significaría una regresión hacia tiempos que fueron nefastos para la democracia y por lo tanto para la izquierda.
Pero más aún: aceptar la regresión de la izquierda hacia la intolerancia y el absolutismo y ello hacerlo en nombre de la unidad, convertiría este hecho en una trágica ingenuidad.
Aportemos desde el PRD nuestro máximo esfuerzo por la defensa de los intereses nacionales y por los derechos de la gente. Actuemos con firmeza por la Consulta Ciudadana en materia energética, pero preservemos nuestra convicción de avanzar hacia la consolidación de una fuerza de izquierda democrática, progresista, como la que México necesita.
*Ex presidente del PRD
Twitter: @jesusortegam
http://ortegajesus.blogspot.com/
ortegamartinezjesus@hotmail.com
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