martes, 10 de septiembre de 2013

“Entre más peor, mejor”

“Entre más peor, mejor”. Esta es la expresión “tropicalizada” (y deformada) de la tesis marxista de que la revolución llegará, en la medida de que se agudicen a mayor profundidad las contradicciones de clase. Para algunos de los revolucionarios alemanes y rusos de finales del siglo XIX y principios del XX,  entre más injusticia, desigualdad, pobreza, hambre y sufrimiento padezcan las personas,  entonces... más cerca el “estallido revolucionario” y consecuentemente más cerca… la sociedad igualitaria.


Esta tesis no fue cierta y lo que propició, en varios casos, fue el ascenso al poder de gobiernos totalitarios como se evidenció en Alemania con el nazismo (resultado del derrumbe de la República de Weimar).

Los que insisten en impulsar la tesis de que “entre más mal le vaya a la gente, es mejor para la izquierda” están simplemente delirando. Si este descabellado planteamiento fuese cierto, entonces Haití y otros países de Latinoamérica y de África ya estuvieran en el socialismo.

Pero a pesar de las evidencias históricas, sí hay, en México y en otras partes del mundo, personas que se asumen de izquierda y que insisten en ese delirio.

Por ello es que no pocos seguidores de AMLO deseaban que en esta coyuntura, el gobierno propusiera en materia de política económica y hacendaria medidas como las de gravar el consumo de alimentos y medicinas; deseaban que se mantuvieran los regímenes especiales como el de la consolidación fiscal; rezaban (los hay algunos, que recurren a este método) para que se mantuvieran por el gobierno, las medidas recesivas y con ello se pudiera avanzar en aplicar su disparatada tesis.

Por ello también han impugnado el Pacto por México; lo hacen porque no quieren reformas de ningún tipo que mejoren la situación del país y de la gente. Ni la de telecomunicaciones, ni la de competencia económica, ni la financiera, ni la educativa, ni la energética, ni la minera. ¡Ninguna reforma!, gritan, pues, ¡entre más peor, mejor!

Para estos delirantes, los cambios y más si son profundos, les trastoca su “estrategia” y cuando eso sucede, entonces no tienen más recurso que el de acusar de “traidores” a quienes no la comparten. Para ellos, es traidor el que dialoga con los otros, con los diferentes; lo es, el que busca acuerdos en beneficio del país, el que impulsa cambios, pues el logro de éstos, es un elemento que está fuera de su esquema político, de su fanatismo y de su concepción dogmática. Dice Amos Oz: “Traidor, es quien cambia a los ojos de aquellos que odian cambiar y que no pueden concebir el cambio a pesar de que siempre quieren cambiarle a uno”.

Por ello, si la reforma educativa —que apoya al país y que beneficia a los educandos— es resultado del Pacto, entonces —dicen los fanáticos— hay que rechazarla y combatirla; si la reforma en telecomunicaciones —que contribuye a terminar con el duopolio televisivo y con otros monopolios— es resultado del Pacto, entonces —dicen los intolerantes— hay que impedir que prospere; si la reforma hacendaria hará que se impulse el crecimiento de la economía, que paguen más quienes más tienen, que se redistribuya el ingreso, que no se graven alimentos y medicinas, que se terminen los paraísos fiscales de la oligarquía,  y que además, refleja una parte muy importante de las propuestas de la izquierda, si aún con todo eso, es resultado del Pacto, entonces —dirán los exaltados— hay que refutarla.

¿Argumentos? ¿Razones? ¿Análisis? ¡Nada de eso les importa, como no les importa ni el país ni la gente! Lo que tiene significado para los fanáticos, a que hace referencia Amos Oz, es su perpetua indisposición al cambio; es su inalterable dogmatismo; es su actitud de privilegiar sus miserables (por pequeños, por insignificantes) intereses personales, de grupo, de partido.

Pero considero bueno que —por fin— se bifurquen las aguas; es necesario que las y los ciudadanos observen los diversos comportamientos de las fuerzas políticas.

Es indispensable que los mexicanos, hombres y mujeres, vean, lean, escuchen lo que expone esa izquierda anacrónica, desfasada y conservadora. De la misma manera, vean, lean, escuchen lo que plantea una izquierda que entiende la política como confrontación de ideas y consecuentemente dispuesta a dialogar; vean a una izquierda que busca —en el poder o en la oposición— que las cosas cambien para bien de la gente, que quiere influir, que pretende incidir en las decisiones que impactan al país, que quiere ser factor de transformación, que observen a una izquierda que busca no aislarse, ni recluirse, ni arrinconarse ni refugiarse en el rencor y la frustración.

¡Sí!, claro que es importante que las y los mexicanos todos, pero principalmente los de pensamiento progresista, decidan sobre qué tipo de izquierda es la que México necesita, y estoy seguro que decidirán a favor de una izquierda moderna, democrática e incluyente.

                *Ex presidente del PRD

                @jesusortegam

                http://ortegajesus.blogspot.com/


                ortegamartinezjesus@hotmail.com

2 comentarios:

  1. Primera parte
    El artículo de Jesús Ortega es el típico rollo con una verborrea radicaloide para engañar bobos, la premisa de la que parte es una verdad a medias. No es cierto que la izquierda se plantee que entre peor mejor.
    No dudo que haya izquierdistas que se planteen eso, pero no es lo general en la izquierda y puede ser en una izquierda que es poco dada a la lectura, es la izquierda donde la contraparte es la izquierda entreguista y colaboradora: la izquierda perredista.
    Las dos izquierdas, tanto la 'tropicalizada', como la "izquierda moderna, democrática e incluyente" son fatales para el pueblo.
    Los fines padecen los medios, ¿la democracia que nos propone Jesús es la democracia de las tribus? No, pues que democracia tan avanzada. Son iguale, pues, Arturo Núñez que Graco Ramírez, como son iguales "esas izquierdas", las dos vienen de la misma raigambre, de dominación y sujeción al PRI, de ahí viene Jesús y su banda, que es más correcto que tribu, "esa izquierda" no tiene nada de moderna, es la misma que se arrastró ante Luis Echeverría, el asesino del 68 y 71, que terminó siendo el Ferrocarril de Agualeguas y orgulleciéndose de "cogobernar", ahora, con el asesino de Atenco, "esa izquierda" que de incluyente solo tiene la sumisión a los poderosos, de los que traicionan a los indios, de los que aprueban leyes Gestapo, de los que permiten el robo expedito a través de la ley público-privada, donde lo público es el presupuesto y lo privado las ganancias.
    Gracias a la modernidad de "esa izquierda", México avanza, pero a la miseria, desde que apareció la banda de Jesús, en 1975, dirigida por RAT (que no es acrónimo de Rafael Aguilar Talamantes, sino apocope de rata), el país ha venido de desgracia en desgracia, devaluaciones, crisis, exclusión, marginación, masacres y genocidios, desempleo, miseria, entrega del país a la burguesía nacional y extranjera (playas, manglares, minas, energéticos), etc. etc., ¿esa es la modernidad que de la que nos habla Jesús?
    Dice Jesús refiriéndose a la izquierda 'tropicalizada' "no quieren reformas de ningún tipo que mejoren la situación del país y de la gente. Ni la de telecomunicaciones, ni la de competencia económica, ni la financiera, ni la educativa, ni la energética, ni la minera"
    ¿De verdad, Jesús piensa, que se le puede creer?, ellos, colaborando con el PRI y el PAN, metieron al país donde está, ellos avalaron, de manera estridente o quedándose callados, que las telecomunicaciones se entregaran a Slim, que los bancos se entregaran a la burguesía internacional y para hacerlo más atractivo les donan miles de millones de pesos al años a través de fobaproa; dice que mejorará la educación, educación que los actuales cogobernantes de la "izquierda moderna, democrática e incluyente", llevaron a donde está, pero además que deja todo el aparato de corrupción, dominación y control incólume, evalúan al chófer del destartalado camión, nada que ver con el camión, con la ruta, con el dueño y con los pasajeros, a esos ni los ven ni los oyen.
    "Ni la minera" dice Jesús, eso sí es cinismo, después de haber entregado el subsuelo a las mineras, después de que regalaron 51 millones de hectáreas en concesión por 100 años, después de que aprobaron la ley minera donde es prioritario sacar metal que cultivar alimentos, después de que fueron despojados miles y miles de campesinos, después de que la minera contratan de manera descarada sicarios para matar a los opositores, después de que se han robado más oro y plata que en los 300 años de la colonia (pueden ver el portal de la rema), a cambio de 5 pesos por hectárea, después de que la "izquierda moderna, democrática e incluyente", permitió, avaló y solapo el despojo, ahora viene con su cara dura a decir, que van a reformar la ley minera, como no somos pitonisos, no podemos decir que van a adecuar la ley a la nueva forma de saqueo, pero si nos atenemos a que por la historia los conocerás, la probabilidad es alta.

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  2. Segunda parte.
    Como justificación, de que ahora sí, los cogobernantes de la "izquierda moderna, democrática e incluyente", nos va a llevar al desarrollo, a la modernidad, a la abundancia económica, nos dice que la derecha saqueadora y rapaz, por fin incluyo las demandas de la izquierda.
    No es que Jesús y su banda, sean malos lectores, no son tontos, son vivales, los espejitos que tiran los cogobernantes no es para la "izquierda moderna, democrática e incluyente" esos ya están incluidos, son para el pueblo, ¿Quién les va a creer que vamos a crecer cuando no pueden sostener el paso que ellos mismos se marcaron? El pronóstico de Peña y Videgary, al más puro estilo de melate, era que íbamos a crecer 3.5%; hoy, únicamente la "izquierda moderna, democrática e incluyente" cree que vamos a crecer al 1.8%, los que no justifican, los que se guían por bosiness are business dicen que será entre 0% y 1% .
    El resto de la justificación sería de risa loca si no fuera una tragedia, o sea que a cambio de no poner IVA en alimentos y medicinas (que no lo hicieron porque hayan escuchado a la "izquierda moderna, democrática e incluyente" sino porque los pobres comen tan poco «51 millones de miserables y 26 que comen de la basura» que los únicos que iban a salir perdiendo eran los ricos, y la burguesía no está para perder), Jesús y su banda, se presta para hacernos creer que la burguesía va a terminar con el saqueo.
    El poder, y las ganancias, no se cede ni se delega, Jesús, entonces una de dos o la plana la corregirán las cámaras (esas donde el PRD vota a conveniencia de los ricos) o la burguesía ya consiguió como sacarle la vuelta al bulto, pero de que sí es que es una jugada para desmovilizar al pueblo, que es el centro político de la reforma hacendaria.

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