viernes, 31 de mayo de 2013

LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL PRD. PROPUESTA PROGRAMÁTICA PARA UNA IZQUIERDA SOCIALDEMOCRATA E INTERNACIONALISTA

Gabriel Delgadillo. Internacionalista.
Asesor de los Grupos Parlamentarios del PRD  en el Senado de la República
en las LVIII, LIX, LX y LXI Legislaturas.




1.- Introducción.-

La refundación de nuestro régimen político y de sus instituciones, constituye un objetivo estratégico cuyo cumplimiento requiere de una adecuada comprensión de la relación existente entre política interna y política exterior.

La política exterior es uno de los rubros de acción más importantes en el marco de la política integral del Estado. Es en el escenario internacional en donde los países deben buscar las condiciones y los instrumentos que les permitan complementar y consolidar sus estrategias de desarrollo nacional.

Desafortunadamente, a menudo se considera que los asuntos internacionales representan aspectos secundarios o complementarios, y se pasa de lado que lo que sucede en el mundo determina en gran medida lo que acontece en nuestra realidad cotidiana.

En un mundo cada vez más interconectado, las decisiones que toman o dejan de tomar los países inciden en un número cada vez mayor de seres humanos, y pueden constituir la causa, o bien, la probable solución a cada una de las grandes problemáticas de nuestro tiempo. De ahí la importancia de entender y considerar lo que pasa más allá de nuestras fronteras como una prioridad estratégica.

2.- El PRD y la dimensión internacional de la política.  

En la coyuntura política actual, el Partido de la Revolución Democrática tiene la oportunidad y la responsabilidad de ser un actor protagónico en el proceso de toma de decisiones en materia internacional. Como segunda fuerza política a nivel nacional, podemos y debemos incidir en la definición de las orientaciones fundamentales de la acción exterior del Estado.

Para el PRI, la política exterior será uno de los rubros más importantes y será en esa arena en donde tratarán de marcar una de las diferencias más notables.
De ahí la importancia de que el PRD otorgue también un alto nivel de prioridad al tema internacional y se dé a la tarea de elaborar una agenda propia que nos permita disputarle al PRI la presencia en el escenario internacional, contrastando, al mismo tiempo, nuestra visión del mundo y del papel que nuestro país debe jugar en concierto de las naciones.

Ningún partido o movimiento político en el mundo puede aspirar a conquistar el poder sin tener una idea clara de la trascendencia de los factores externos y sin una estrategia que le permita capitalizarlos. Por ello, estimo que ha llegado el momento de que el PRD deje atrás su visión aldeana y se trace como objetivo el convertirse en una fuerza política de clara y amplia visión internacionalista[1].

3.- Los objetivos.-

Si bien la definición y ejecución de la política exterior constituyen facultades exclusivas del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo cuenta con mecanismos de control y con un conjunto de instrumentos que le pueden permitir al PRD ser un actor corresponsable en materia de política exterior.

Este es el contexto en el que el PRD debe buscar insertarse de manera activa, participando en la definición de los objetivos y las estrategias, contrastando nuestra posición en torno a los grandes temas de la agenda global, censurando las malas decisiones y proponiendo acciones y políticas específicas que nos acrediten como una fuerza política progresista y con perspectiva de gobierno.

Debemos ser interlocutores y pensar con visión estratégica de mediano y largo plazo. La auto marginación no debe ser una opción. El objetivo debe ser convertirnos en una alternativa socialdemócrata, con un programa y una línea política sólida, capaz de ofrecer políticas alternativas al neoliberalismo y soluciones  viables a las demandas más sentidas de nuestra población.

4.- Las Estrategias.-

Para alcanzar los objetivos anteriores, se pueden tomar en cuenta las siguientes directrices como ejes rectores del trabajo del Partido de la Revolución Democrática en materia internacional:

1. Incrementar de manera sustancial nuestra participación en el proceso  de toma de decisiones relativas a la política exterior y a los asuntos parlamentarios internacionales.
Esto implica diseñar una estrategia de negociación que nos permita incidir en la definición de los objetivos y las estrategias que habrán de dar forma a la acción exterior del Estado mexicano en los próximos años; y utilizar los nombramientos diplomáticos y la aprobación de tratados internacionales como un instrumento de presión para garantizar el respeto a la pluralidad y la inclusión de nuestros puntos de vista.
Creo también que debemos buscar ocupar algunos espacios estratégicos en la estructura de la Cancillería y en el Servicio Exterior Mexicano. Lo anterior, con el único objetivo de tener acceso a información e ir avanzando en el cumplimiento de una meta inaplazable y de más largo plazo, como lo es la formación y especialización de cuadros.

2.- El PRD debe contar con un diagnóstico preciso sobre la actual coyuntura internacional y sobre el estado real de las relaciones de nuestro país con todas las naciones y regiones del mundo.

De igual forma, debemos dar seguimiento y monitorear de manera constante y sistemática la evolución y el desempeño de otras fuerzas políticas progresistas; así como integrar una base de datos que nos permita evaluar las políticas públicas y las medidas legislativas que han sido eficientes en otras naciones para hacer frente a realidades y problemáticas comunes.

3.- Debemos revisar y actualizar nuestras definiciones políticas en torno a una gran cantidad de temas que forman parte de la discusión internacional. Desde los conceptos de multipolaridad, nueva gobernanza mundial y postmodernidad, hasta regionalismo, integración, supranacionalidad, soberanía, globalización y relaciones Estado-Mercado-Sociedad.

Nuestro partido debe tener posiciones claras en torno a temas definitorios  de nuestro tiempo tales como la regulación de los mercados financieros, la crisis sistémica del modelo económico mundial, los impactos sociales de las políticas de estabilidad y la necesidad de encontrar una alternativa viable y sustentable al capitalismo neoliberal.
Lo anterior nos permitirá contar con los elementos necesarios para integrar y enriquecer nuestra propia oferta política, y así estar en mejores condiciones para promover la definición de una política exterior de Estado que le permita a nuestro país legitimar y fortalecer su poder de negociación frente a otras naciones.

3.- Diseñar una estrategia política que nos permita, a través de las relaciones internacionales entre nuestro partido y organismos partidistas afines, alcanzar objetivos políticos concretos y fortalecer la presencia de nuestro proyecto a nivel internacional. (Internacional Socialista, Foro de Sao Paulo, foros parlamentarios multilaterales y relaciones interparlamentarias Congreso-Congreso, etc.).

El PRD, paralelamente, debe ejecutar una ambiciosa política de fortalecimiento y diversificación de sus relaciones con otros partidos en el mundo. Esto implica diseñar una agenda de encuentros y de participación en eventos que nos reposicione nuevamente en el mapa mundial y nos permita enriquecer y retroalimentarnos del diálogo y el intercambio de puntos de vista.

De manera prioritaria, propongo la celebración de convenios con el Partido Socialista Obrero Español y con sus diversas fundaciones. Se pueden coorganizar conferencias y seminarios para funcionarios y dirigentes partidistas en ambas naciones. El intercambio de cuadros y funcionarios en estancias de más larga duración es también una alternativa importante.
Sobre todo, si se toma en cuenta que en materia de organización e institucionalización aún tenemos mucho que aprender. El PSOE creo que es un excelente punto de partida. Existen las relaciones con los funcionarios responsables y lo único que haría falta serían visión y voluntad política de nuestra parte.

4.- Controlar y contrastar la política exterior de la próxima administración. El PRD debe hacer de los temas de política exterior uno de los ámbitos prioritarios de su acción política y parlamentaria.

En el ámbito político, debemos estar muy atentos a las acciones del nuevo gobierno. Desde ahora, en su carácter de Presidente Electo, Enrique Peña Nieto ha definido que su primer gira internacional será a América Latina, Europa y después a Estados Unidos. El mensaje es claro, buscarán recuperar el liderazgo perdido en nuestra región histórica natural y disputarán a Brasil la capacidad de interlocución.

Buscarán en Europa construir una relación que en lo económico equilibre nuestra dependencia hacia los Estados Unidos e irán a los Estados Unidos a ofrecer la continuidad de una política exterior subordinada a los intereses de los norteamericanos en materia de seguridad. La diferencia será que, al contrario del PAN, ellos si buscarán obtener algo a cambio.

5.- El PRD y la Diplomacia Parlamentaria.-

En el ámbito legislativo, la diplomacia parlamentaria constituye una de las responsabilidades más importantes del Senado de la República (y en menor medida en la Cámara de Diputados). A través de la interacción con legisladores de otros países y de la participación en distintos foros parlamentarios internacionales, los legisladores tienen la oportunidad de intercambiar experiencias y compartir puntos de vista sobre diversos fenómenos y problemáticas comunes.

De igual forma, la diplomacia parlamentaria brinda a las distintas fuerzas políticas la oportunidad de promover objetivos e intereses partidistas muy concretos.
No obstante lo anterior, con frecuencia se pierde la perspectiva y se deja de lado el carácter estratégico de la actividad internacional. Como consecuencia, la planeación y la definición de una estrategia política de largo alcance son factores que se diluyen frente a la coyuntura y los objetivos inmediatos.

Se trata de una deficiencia estructural que en mayor o menor medida, afecta a todos los Grupos Parlamentarios. En el caso particular de nuestros Grupos Parlamentarios, deviene de una práctica histórica que ha impedido a nuestro partido tejer, diversificar e institucionalizar sus relaciones políticas internacionales.

A la fecha, el Partido de la Revolución Democrática mantiene relaciones muy estrechas con los comunistas cubanos y chilenos; relaciones bastante fraternales con el PT de Brasil y el Frente Amplio de Uruguay; y relaciones intermitentes con otras fuerzas políticas latino y centroamericanas.

Sin embargo, las relaciones de nuestro partido y de nuestros Grupos Parlamentarios con legisladores europeos, asiáticos, africanos y norteamericanos son prácticamente inexistentes.

Por ello, en un contexto internacional como el de nuestro tiempo, resulta absolutamente incomprensible que un partido como el nuestro que aspira a ser gobierno no tenga contactos formales y permanentes con demócratas, republicanos, socialistas y verdes europeos, y legisladores chinos, japoneses, indios, australianos o sudafricanos.

Como partido político de izquierda, participamos en diferentes organizaciones y asistimos a numerosos eventos del Foro de Sao Paulo y la Internacional Socialista. No obstante, más allá de nuestro activismo en el Foro Social Mundial y otras reuniones altermundistas, el Partido de la Revolución Democrática –y por ende su Grupos Parlamentarios- carecen de una plataforma política e ideológica que nos permita influir más en los procesos y discusiones que están teniendo lugar más allá de nuestras fronteras.

Como se puede apreciar, esta deficiencia programática y la ausencia de propuestas sobre los principales temas de la agenda internacional de nuestro tiempo, nos obligan a replantear los objetivos de las relaciones de nuestro partido con el exterior y la participación de nuestros grupos parlamentarios en la diplomacia parlamentaria.

Propuesta.-

Para incrementar de manera sustancial nuestra participación e influencia en los procesos de toma de decisiones relativos a la política exterior y a los asuntos parlamentarios internacionales, nuestros Grupos Parlamentarios deben comenzar por tomar con seriedad el tema de la diplomacia parlamentaria y definir sus representaciones en función de criterios y perfiles muy específicos.

De igual forma, debe generarse una nueva relación institucional entre la Secretaría de Asuntos Internacionales del Comité Ejecutivo Nacional, las áreas internacionales de nuestros parlamentarios en el Congreso de la Unión y algunas personalidades y académicos, a efecto de diseñar una estrategia política coherente y unificada para hacer frente a la política exterior de la próxima administración.

En este sentido, la diplomacia parlamentaria debe ser utilizada al máximo por nosotros para alcanzar objetivos partidistas más concretos y fortalecer la presencia de nuestro partido a nivel internacional, contrastando en todo momento nuestro proyecto político y nuestra visión del mundo.

Esto implica que nuestro Grupo Parlamentario deberá debatir, fijar posiciones y defender desde los ámbitos legislativos y externo, aquellos elementos constitutivos de una política exterior de Estado que le permita a nuestro país legitimar y fortalecer su poder de negociación frente a otras naciones.

De igual forma, debemos pugnar por el fortalecimiento de las facultades de control del Senado de la República en materia de política exterior y por la institucionalización de reglas de operación mínimas para la diplomacia parlamentaria. Para alcanzar dichos objetivos proponemos lo siguiente:

ü  Planeación estratégica de la participación de las y los legisladores de los GP-PRD en los distintos foros parlamentarios internacionales (PARLATINO, UIP, PARLACEN, CONSEJO Y ASAMBLEA PARLAMENTARIA DE EUROPA, COMISIÓN PARLAMENTARIA MIXTA MÉXICO UNIÓN – EUROPA, EUROLAT, FORO ASIA PACÍFICO, ETC.).

ü  Seguimiento y sistematización de los temas y los acuerdos alcanzados en cada evento al que asista un integrante del GPPRD como miembro de la delegación mexicana.

ü  Elaboración y presentación de proyectos de resolución y documentos que puedan ser promovidos por la delegación mexicana en cada foro parlamentario internacional.

ü  Redacción de informes sobre la participación y aportaciones de los legisladores del GP-PRD en las reuniones internacionales en que participe el Senado de la República.

ü  Promoción de encuentros particulares paralelos entre legisladores del GP-PRD y parlamentarios o funcionarios gubernamentales de otros países. (Unión Europea, Estados Unidos, América Latina, Asía, África, etc,).

ü  Elaboración de una agenda internacional propia que permita al GP-PRD realizar aportaciones a los debates ideológicos que tiene lugar más allá de nuestras fronteras (globalización, gobernanza, el papel del Estado y del mercado, etc.).

ü  Fortalecer e institucionalizar las relaciones con el personal diplomático acreditado en nuestro país.

ü  Promover la formación de cuadros y su inclusión en áreas estratégicas como el Servicio Exterior Mexicano, representaciones de México en el Exterior (embajadas, consulados y misiones ante organismos internacionales), así como en diversas áreas de las Secretarías de Relaciones Exteriores.

Conclusión.-

El escenario político que enfrentaremos en los próximos meses y años nos obliga a contar con un diagnóstico muy preciso de los que significa la continuidad y la ausencia de una política exterior de Estado.
Por ello, es impostergable que tracemos una estrategia para hacer frente a una administración más que seguramente se caracterizará por profundizar la falta de rumbo, ausencia de talento e imaginación y, desde luego, por su subordinación y anti nacionalismo.
La integración económica a los Estados Unidos, la Alianza para la Seguridad y la  Prosperidad de América del Norte; y, la Iniciativa Mérida, son sólo algunos de los procesos en marcha que ponen en serio riesgo la autonomía y la viabilidad del país y del proyecto alternativo que impulsan las fuerzas progresistas. De ahí la importancia de que nuestro partido y nuestros Grupos Parlamentarios conviertan este tema en una prioridad al interior de sus respectivas agendas.


LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO EN PERSPECTIVA
UNA VISIÓN DESDE LA IZQUIERDA

Durante los últimos doce años, las relaciones de México con el mundo se convirtieron en uno de los rubros con mayor déficit y ausencia de rumbo. La política exterior de los gobiernos del PAN consolidó la tendencia que llevó a nuestro país a la intrascendencia internacional y a la renuncia de su liderazgo e influencia regional.

Entre 2000 y 2006, las relaciones internacionales de México fueron víctimas del 11 de septiembre de 2001, pero también de los caprichos y fobias personales de Vicente Fox y Jorge Castañeda. Fue en esta administración en la que se consolidó la política de subordinación hacia los Estados Unidos, con el consecuente deterioro de nuestros vínculos con países con los que histórica y tradicionalmente habíamos mantenido relaciones de amistad y respeto.

Entre 2006 y 2012, se dejó de lado la estridencia y se volvió a la cordura diplomática. Sin embargo, la sensatez y el respeto de las formas elementales de la diplomacia, es lo menos que se le puede exigir a un gobierno,  independientemente de su orientación política e ideológica. En los hechos, se mantuvo la política de dependencia y sumisión a los intereses y necesidades de los Estados Unidos en materia de seguridad, y se mostraron poca voluntad e imaginación para convertir a México en un verdadero protagonista del devenir internacional. Como consecuencia, la imagen de México se encuentra sumergida en una crisis sin precedente.

Ahora bien, es muy importante recordar que muchas de las políticas y tendencias que se consolidaron durante los gobiernos del PAN, tienen su origen en concepciones que comenzaron a gestarse y a aplicarse desde los gobiernos del PRI.

Fue el PRI el que ancló nuestro modelo de desarrollo al proceso de integración en América del Norte y fue el PRI el que decidió condenar a nuestro país a ser un simple observador de la realidad mundial

Lo anterior, a pesar del discurso de auto reivindicación que durante los últimos 12 años ha sostenido el PRI en materia de política exterior, argumentando que la política exterior de los gobiernos priistas era una política de Estado que derivó en un gran prestigio y en una tradición diplomática ampliamente reconocida.

Este es el contexto que obliga al PRD a tener una estrategia muy clara y a construir una propuesta alternativa que impida que el PRI evada sus responsabilidades históricas.

2.- Diagnóstico.-

La política exterior de nuestro país padece los mismos males desde las últimas cuatro administraciones. Nuestra política exterior carece de autonomía y se encuentra cada vez más sujeta a los objetivos e intereses de una clase política y económica profundamente antinacional, cuyo objetivo estratégico es  la profundización y consolidación del proceso de integración de nuestro país a América del Norte.

Carecemos de una estrategia de desarrollo nacional que tome en cuenta lo que pasa en el mundo y hemos sido incapaces de aprovechar los beneficios de nuestros lazos con otros países y regiones del orbe.

El ejemplo más claro de lo anterior, sin duda, es la falta de voluntad mostrada por nuestros gobiernos para buscar redefinir los términos de la relación bilateral con los Estados Unidos. Una relación de franca subordinación, cada vez más dominada por los intereses de los norteamericanos en materia de seguridad (ASPAN e INICIATIVA MÉRIDA) y cada vez más alejada de temas como la promoción del desarrollo y la disminución de las desigualdades.

En suma, una modelo de relación e integración definido y ejecutado a espaldas de la sociedad y del Congreso, que sólo beneficia a unos cuantos y que en sus términos actuales no ofrece expectativa ni oportunidad alguna para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos.

En el contexto actual, la economía mexicana depende en más del 80 % de los vínculos comerciales con los Estados Unidos y la agenda bilateral se encuentra subordinada a los intereses del vecino del norte en materia de seguridad. Temas sustantivos como la migración, los derechos humanos de los trabajadores migrantes y el desarrollo de las regiones más atrasadas han sido completamente olvidados.

Y no sólo eso, nuestra obsesiva devoción por Norteamérica,  además de ser peor que un amor mal correspondido, le ha impedido a nuestro país tejer y fortalecer relaciones que le permitirían a nuestra diplomacia diversificarse e incrementar sustancialmente su poder de negociación en el ámbito regional e internacional.

En suma, la excesiva concentración de nuestras relaciones y la apuesta a la profundización del proceso de integración de América del Norte, han derivado en una marginación que le ha impedido a nuestro país diversificarse y jugar el papel que verdaderamente le corresponde en el concierto de las naciones.

En cuanto a nuestras relaciones con América Latina y el Caribe, es importante señalar que a pesar de los esfuerzos encaminados a resarcir los agravios, nuestra política exterior sigue sin contar con una estrategia de largo plazo que nos permita recuperar el liderazgo regional y construir una alianza con los países de la región en torno a temas fundamentales de la agenda de nuestro tiempo.

Literalmente hemos abandonado a América Latina, en donde Brasil se ha posicionado como el referente más importante, y nuestra agenda con América Central se encuentra secuestrada por la inseguridad, la ingobernabilidad y la incapacidad para detener las violaciones a los derechos humanos de los migrantes.

De igual forma, no hemos logrado estrechar y aprovechar nuestros intercambios con un aliado estratégico como la Unión Europea. El 80% de nuestra relación comercial y financiera con este importante bloque se encuentra concentrado en 5 de los 27 países miembros y más del 50% de la inversión europea en México se encuentra concentrada exclusivamente en el sector financiero.

Para corregir estas distorsiones, necesitamos explotar al máximo el potencial del Acuerdo Global suscrito con la Unión Europea y necesitamos promover más el comercio y menos la especulación.

El reto debe ser lograr que el excelente nivel de diálogo político y parlamentario existente, se corresponda con el volumen de comercio, inversión y cooperación que debe existir entre dos países que se han concedido recientemente el status de socios estratégicos.

Lo anterior adquiere una relevancia superior en el contexto de la actual crisis europea y mundial, y frente a la inevitable desaceleración de la economía de los Estados Unidos. Por ello, hoy más que nunca, Europa debe ser vista como una oportunidad y como la opción más fuerte para buscar consolidar nuestra estrategia de diversificación.

En cuanto a la región Asia- Pacífico, es claro que México se ha quedado rezagado con relación al bloque más dinámico del planeta.

Países como China y economías como las de sudeste asiático se han convertido en actores protagónicos del proceso económico mundial y nuestro país simplemente se ha dedicado a contemplar con incredulidad el ascenso y los altos índices de competitividad de la región.

Por su parte, África es un continente sumamente rico en hidrocarburos, recursos naturales, metales y minerales que hoy en día resultan indispensables para la nueva economía sustentada en la producción de aparatos eléctricos y electrónicos, así como en el desarrollo de nuevas tecnologías y la producción de aleaciones utilizadas en la aeronáutica espacial.

Todo lo anterior, ha convertido a África en una región estratégica que ameritaría por sí misma un mayor interés de nuestro país y una mayor convergencia de nuestra política exterior con las posiciones de estos países en los organismos internacionales.

Así lo han entendido naciones como China que tiene 36 embajadas en África; Cuba que tiene 24 y Brasil que está por abrir 18 más. En cambio, en un continente que después de todo, cuenta con más de la cuarta parte de la membrecía total de las Naciones Unidas, México sólo tiene representaciones en países como Argelia, Etiopia, Kenya, Marruecos y Sudáfrica, así como numerosas concurrencias que sólo denotan desdén y falta de visión estratégica.

Mención aparte merece nuestra política migratoria. Durante los últimos años se ha consolidado y profundizado aún más la política de contención y expulsión de personas que ha estado vigente durante la última década en nuestro país.

Lo que no se ha podido resolver regional e internacionalmente con políticas sociales y económicas, se ha pretendido llevar acabo de manera unilateral a través de políticas de represión y el cierre de fronteras.

Pocos son los temas internacionales en donde la relación entre el factor interno y externo se percibe de manera tan clara. La política migratoria del Estado mexicano es presa de los compromisos bilaterales suscritos por el gobierno mexicano con los Estados Unidos en materia de seguridad.

México ha aceptado de manera voluntaria convertirse en una gigantesca estación migratoria y ha decidido renunciar al ejercicio de su soberanía al permitir que para ingresar a nuestro territorio sea suficiente contar con la visa expedida por el gobierno norteamericano.

En este camino de sumisión y dependencia, nos hemos consolidado en un país que a los ojos de la comunidad internacional es incapaz de garantizar la integridad y el respeto a los derechos humanos fundamentales de los migrantes que cruzan o se encuentran en nuestra jurisdicción. Y también, irrefutablemente, nos hemos convertido en un país que ha renunciado a la defensa de sus migrantes en los Estados Unidos con tal de no incomodar y no afectar la agenda de intereses políticos y económicos de la élite en el poder.

3.- Propuesta.-

El diseño y la conducción de la política exterior del país son facultades exclusivas que la Constitución otorga al Titular del Poder Ejecutivo Federal. Sin embargo, la misma Constitución le concede también al Poder Legislativo y, particularmente al Senado de la República, diversas facultades de control para fiscalizar los actos del Ejecutivo en el escenario internacional.

Este debe ser el punto de partida para tratar de evitar que la política exterior de nuestro país siga siendo una política que responsa exclusivamente a los intereses del gobierno en turno.

Durante las LVIII, LIX, LX y LXI Legislaturas[2], los Grupos Parlamentarios del PRD han presentado numerosas iniciativas de reformas legales y constitucionales tendientes a democratizar el proceso de toma de decisiones en materia de política exterior, a través del fortalecimiento de las facultades de control del Senado en materia internacional.

Lo anterior, bajo la premisa fundamental de que la política exterior del país ya no debe seguir siendo diseñada y ejecutada con base en el mismo sistema constitucional e institucional vigente (el mismo desde nuestro pasado autoritario). Necesitamos seguir impulsando los cambios que sean necesarios para que la política exterior de nuestro país sea una verdadera política de Estado que responda a las necesidades de un México democrático.

Ello implica que la re-distribución de competencias en materia internacional debe ser planteada y considerada dentro del marco de la reforma integral del Estado en nuestro país, en aras de ajustar dicha política al contexto de pluralidad política y diversidad social que caracteriza al México de nuestros días.

Debemos aprovechar cualquier foro para reiterar nuestra invitación a todas las fuerzas representadas en el Congreso a tomar con seriedad la necesidad de concretar también una reforma del Estado mexicano en materia internacional, una reforma sin la cual, el proceso de reconstrucción nacional que el PRD busca y promueve, simplemente quedará incompleto.

De igual forma,  nuestro Grupo Parlamentario debe contar con un diagnóstico muy preciso del estado actual de las relaciones de México con el Mundo y trazar una estrategia para evitar que nuestra actividad internacional siga siendo víctima de la ausencia de rumbo y subordinación.

El objetivo debe ser contribuir a que a nuestro país desarrolle una política exterior que le permita legitimar y fortalecer su poder de negociación frente a otras naciones; y diseñar paralelamente una estrategia que nos permita, a través de la diplomacia parlamentaria, posicionar y alcanzar objetivos políticos y partidistas más concretos.

La política exterior es una extensión de la política interna y, como tal, debe servir para apuntalar y fortalecer la estrategia de desarrollo nacional. Por ello, en un México cada vez más plural y diverso,  la conducta internacional de nuestro país no puede seguir siendo definida a espaldas de la sociedad y del Congreso.

Para corregir esta situación, el Grupo Parlamentario del PRD en el Senado debe insistir en la necesidad de replantear urgentemente las concepciones fundamentales sobre las cuales se sustenta la estrategia de inserción internacional de nuestro país, comenzando por promover la radical modificación de las bases sobre las cuales se desarrollan nuestra interacción con los Estados Unidos y el proceso de integración en América del Norte.

La sociedad mexicana demanda la definición de una política exterior que responda a sus demandas y necesidades, y no sólo a los objetivos y prioridades del gobierno en turno.

La legitimidad y el éxito de nuestra actividad internacional dependen fundamentalmente de su respaldo interno. Por ello, debemos promover que en la definición de la conducta internacional del Estado mexicano se tomen en cuenta todos los puntos de vista y todas las visiones del mundo. 

Y para ello, debemos iniciar un gran proceso de discusión nacional. Un proceso de diálogo que le permita a los mexicanos definir de manera plural, incluyente y democrática, las bases de su interacción con el exterior.

En suma, implica sentar las bases para la definición de una política exterior de Estado que permita a nuestro país ocupar el verdadero lugar que le corresponde en el concierto de las naciones.

En un escenario global como el de nuestro tiempo, la acción exterior del Estado constituye un instrumento fundamental para ampliar nuestras capacidades y reforzar las posibilidades de hacer frente a los grandes retos de la agenda nacional.

Esto es lo que hace indispensable que nuestro grupo parlamentario brinde la mayor importancia al tema internacional y diseñe una estrategia que le permita ser  parte activa del proceso de toma de decisiones en la materia.

Así las cosas, nuestra estrategia política para la próxima legislatura debe estar estrechamente vinculada al ejercicio pleno y al fortalecimiento de las facultades constitucionales del Senado de la República en materia de política exterior. Lo anterior, con el objeto de transformar al Senado en un auténtico órgano de control y evaluación de la conducta externa del Estado mexicano, y en promotor de la rendición de cuentas en el ejercicio de la facultad que el Ejecutivo tiene en materia de política exterior.

Para fortalecer la participación e influencia del Senado en este rubro, debe impulsarse un nuevo marco jurídico para regular los procesos de negociación, aprobación y evaluación de los tratados internacionales suscritos por el Estado mexicano (especialmente en materia de libre comercio y promoción y protección recíproca de inversiones).

Se debe buscar también regular los denominados acuerdos interinstitucionales y garantizar que exista un control legislativo sobre los compromisos internacionales adquiridos al amparo de los instrumentos de esta naturaleza.

Hay que impulsar un proceso de diagnóstico y evaluación que nos permita determinar la utilidad de todos y cada uno de los Tratados de Libre Comercio suscritos por nuestro país, así como conocer el estado actual de las relaciones comerciales de nuestro país con los distintos países y regiones.

Tenemos que promover la consolidación del Centro de Estudios Internacionales del Senado, órgano especializado e institucional de reciente creación, encargado de ayudar a los Senadores a ejercer sus facultades constitucionales.

De igual forma, debemos insistir en la necesidad de disminuir nuestra dependencia de la economía de los Estados Unidos y utilizar a la diplomacia parlamentaria como instrumento para promover la diversificación de nuestro comercio y el fortalecimiento de nuestras relaciones con países de América Latina, Europa, Asía-Pacífico y África.

En el mismo tenor, debemos ser promotores activos del estrechamiento de las relaciones del Senado de la República con parlamentos de otros países y, principalmente, con el Congreso de los Estados Unidos, el Parlamento Europeo y el Parlamento Latinoamericano.

Finalmente, a través del diálogo y la interacción con parlamentarios de otros países, debemos buscar enriquecer nuestras posiciones y  propuestas políticas sobre los grandes temas de la agenda global y nacional, desde una perspectiva de izquierda y buscando consolidarnos como una fuerza política progresista de amplia y clara vocación internacionalista.

Otras propuestas:


Difundir entre los municipios y sectores cercanos al PRD, el aprovechamiento de las oportunidades que brinda el escenario mundial para posicionar  las ventajas comparativas de los estados gobernados por el PRD, así como de cada uno de sus municipios,  diseñando una estrategia común que nos permita potenciar al máximo los beneficios de la interacción con el exterior.

En este sentido, proponemos elaborar y difundir una guía con los conocimientos técnicos fundamentales que permitan a los municipios identificar proyectos susceptibles de apoyo internacional; asistencia técnica; cooperación ciudad-ciudad; apoyos no reembolsables a favor de proyectos de sus localidades; y préstamos y créditos para el desarrollo o programas sociales, con tasas preferenciales, otorgados por diversos gobiernos u organismos internacionales.



[1] Se recomienda revisar las plataformas políticas del Partido Socialista Obrero Español, del Partido de los Trabajadores de Brasil, del Frente Amplio de Uruguay y del Partido Socialista Francés. Cada uno de estos organismos políticos, en su momento, hizo del factor internacional un instrumento determinante para alcanzar el poder.
[2] Gracias a estos esfuerzos se logró avanzar en una nueva ley de celebración y aprobación de tratados internacionales, en una ley reglamentaria del proceso de nombramiento y ratificación de agentes diplomáticos y en la creación del Centro de Estudios Internacionales “Gilberto Bosques del Senado de la República”. 

martes, 28 de mayo de 2013

El Pacto por México y la seguridad alimentaria


El Estado mexicano abandonó sus responsabilidades de proteger y desarrollar la producción agropecuaria, garantizar la suficiencia alimentaria y elevar el ingreso rural. La magnitud que ha alcanzado la crisis agropecuaria como resultado de la política neoliberal se expresa en la concentración del mercado entre un reducido grupo de grandes agentes económicos que imponen precios relativos y marcos de comercialización ruinosos; además de ser los beneficiarios directos e indirectos del crédito de la banca de desarrollo, así como de los programas y subsidios públicos para el campo. Estos monopolios agroindustriales son poderes fácticos que desafían sistemáticamente la facultad rectora del Estado mexicano respecto a la política agroalimentaria.

Para superar la situación descrita, son necesarias acciones de emergencia para salvaguardar la seguridad alimentaria y reactivar la producción agrícola, aumentar la inversión en conservación y mantenimiento de presas y distritos de riego; distinguiendo entre políticas de emergencia y políticas de largo plazo que mejoren el desempeño de la economía y la distribución del ingreso en el sector rural, con una visión de largo plazo.

El Estado está obligado a que los precios de los productos básicos alimentarios mantengan su competitividad y, asimismo, es responsable de que estos productos lleguen al consumidor a precios razonables, combatiendo eficazmente los monopolios y oligopolios en la producción, distribución y procesamiento para garantizar la seguridad alimentaría del país.

Por lo anterior, el Pacto por México en el marco de los acuerdos para el crecimiento económico, el empleo y la competitividad, contempla transformar el campo en una actividad más productiva, reactivándolo para garantizar la seguridad alimentaria como una política de Estado y se establecerán medidas específicas para contener el precio de los alimentos, erradicar la pobreza extrema y promover a un sector de la economía que actualmente produce por debajo de su potencial. Entre las medidas que contempla el Pacto por México para reactivar el campo se encuentran:

Comercialización: Se impulsarán medidas que combatan la intermediación y garanticen una adecuada comercialización de los productos del campo que se traduzca en mayores beneficios para los productores y mejores precios para los consumidores.

Productividad: Se incrementará la productividad agropecuaria a partir de una política de otorgamiento de crédito oportuno y a tasas preferenciales a pequeños y medianos productores. De igual forma, se reorientarán los subsidios para asegurar un apoyo a dichos productores. Se impulsará el incremento de la tecnología, con particular atención en la modernización de los distritos de riego y la correcta articulación de cadenas productivas de valor.

Pagos por servicios ambientales: El cuidado de las aguas y los bosques requiere la transformación de los esquemas de subsidios en las zonas de menor viabilidad agrícola, para reorientarlos al cuidado y recuperación de bosques y cuerpos de agua, fortaleciendo el esquema de pagos por servicios ambientales.

Como lo ha venido haciendo desde su firma, el PRD le imprimirá contenido social al apartado sobre desarrollo rural del Pacto por México, impulsando un nuevo modelo de desarrollo equitativo y sustentable, que permita la producción nacional suficiente y la disponibilidad y acceso a alimentos sanos, nutritivos y diversos para todos los mexicanos, entendiendo que la alimentación y el trabajo son derechos humanos que el Estado y la sociedad en su conjunto, debemos garantizar.

martes, 21 de mayo de 2013

El día de ayer envié con base en mi derecho de réplica, la siguiente carta a El Universal. Informo que no ha sido publicada


México, Distrito Federal a 20 mayo, 2013 



Roberto Rock 
Director Editorial de El Universal 

Sr Director. 

He leído la columna de su periódico llamada “Bajo Reserva” y en atención al ejercicio de mi derecho de réplica le pido se publique en su diario y como corresponde, el siguiente texto en forma íntegra. 

¡Cómo se extraña el periodismo de investigación y cómo se extraña el profesionalismo periodístico!, ahora tan escaso. 

La información veraz -tarea y a la vez objetivo del periodismo serio- es ahora substituida por “columnas” cuyo único propósito es reproducir chismes o, por encargo, difundir calumnias. 

¿Verificar la fuente? ¡Eso era antes! 

¿Confirmar (investigar) la veracidad de lo que alguien “filtra”? ¡Eso ya no es rentable! 

Ahora, en estos tiempos, lo que se impone es: un buen soldado, un buen policía y un “buen” columnista”: disparan primero y después averiguan. 

El columnista de “Bajo Reserva”, ayer, siguió al pie de la letra esta máxima que no guarda escrúpulos. Disparó sin averiguar y ahora está obligado a demostrar lo que escribió sobre mi persona. No lo podrá hacer porque es una calumnia. 
Con respeto. 


Jesús Ortega Martínez

El Congreso y los partidos, ¿enemigos?


En el programa político del PRD se encuentra asentado con toda claridad que el nuevo régimen político al que aspiramos es el del parlamentarismo.

Y así lo entendemos por varias razones, pero de todas éstas sobresale el hecho de que el poder concentrado en una sola persona —esencia de la historia del poder político en México— ha sido enormemente dañino para la nación. Por lo demás, un partido que busca “una revolución democrática” está condicionado intrínsecamente a esforzarse por democratizar al poder y ello implica necesariamente desconcentrarlo. Es así, que para el PRD, cualquier proceso de transición hacia la democracia implica dejar atrás el presidencialismo, que es expresión nítida, diáfana —especialmente en México— del poder concentrado en un individuo.

Pero para que exista, primero, un sistema democrático y segundo, un parlamento fuerte que impida —o cuando menos acote— la existencia del caudillo, del cacique y del presidente omnipotente, obliga a que existan partidos políticos que reflejen la pluralidad social y política de la sociedad, y sobre todo que la representen. 

“La democracia, dice Kelsen, es un sistema de partidos (en plural) porque los electores se expresarían en vacío y producirían el vacío —el caos de una miríada de fragmentos— sin la existencia del marco de referencia y de opciones propuesto por los partidos. Los partidos canalizan y organizan el voto y para bien o para mal sólo la ilusión o la hipocresía puede creer que la democracia sea posible sin partidos políticos”.

Por eso mismo, los adoradores del autoritarismo presidencialista mexicano (unos ingenuos y otros perversos, pero ambos conservadores) son los principales impugnadores de los partidos (como de la democracia) y no pasa día en que éstos no sean agraviados con infinidad de calificativos tales como inútiles, incompetentes, improductivos, etcétera, etcétera.

Pero nunca son más agredidos los partidos como cuando son el Congreso, el Parlamento. Los diputados y los senadores han sido y son “la piedra de vómito” de los conservadores y de los autoritarios y eso sucede porque son, como Congreso, la síntesis de la representación ciudadana pluripartidista y democrática.

Hoy, sin embargo, y a propósito del Pacto por México, se presenta un ataque al sistema de partidos, más inteligente cuanto más hipócrita y avieso: pretenden enfrentar al Congreso… contra los partidos, cuando ambos son uno mismo; cuando el Congreso es la expresión ciudadana que toma forma a través del sistema de representación democrática pluripartidista.

Desde luego que el Congreso debe ser autónomo e independiente... de los otros poderes y especialmente del Ejecutivo. Pero los legisladores son dependientes de la voluntad ciudadana, que en todo sistema democrático (de nueva cuenta cito a Kelsen) se expresa desde los partidos políticos.

Falsarios aquellos que ahora se “desgarran las vestiduras” para supuestamente defender al Congreso de los partidos. Son los mismos hipócritas que hace algunas semanas vomitaban sobre el Congreso.

PD: Las candidaturas independientes no son contradictorias con el sistema democrático de partidos.