martes, 17 de mayo de 2011

Ganar candidaturas para perder elecciones


El régimen de partido de Estado que durante más de siete décadas hegemonizó la vida política del país, ha sido suficientemente estudiado y han sido explicadas claramente cuáles fueron sus características. Una de ellas fue que el PRI, más que un partido, fue durante ese tiempo un instrumento de control político en manos del Presidente de la República. Este tenía control absoluto sobre el PRI y toda decisión que implicaba a ese partido, se adoptaba desde el despacho presidencial. 

Cuando en el año 2000 se da la alternancia en el Ejecutivo Federal, en ese mismo tiempo, se comienza a incubar un proceso político de transmisión del poder presidencial –cuasi absoluto- hacia los gobernadores, para que en muy poco tiempo después, se consolide un pernicioso fenómeno de neofeudalismo. Si antes el Presidente designaba a los gobernadores, ahora quien lo hace son los propios ejecutivos estatales que siempre buscan y en la mayoría de las ocasiones lo logran, imponer a su sucesor.

Esta situación, presente en el PRI y ya también adoptado en el PAN y PRD,  ha propiciado  que se den grandes fracturas en los partidos cada vez que hay que designar candidatos a gobernador y a otros cargos de elección.

Por este fenómeno, en 2010 y 2011 el PRI experimento fuertes divisiones que le llevaron a perder elecciones en Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Durango, Hidalgo y Guerrero; y lo mismo le sucedió al PAN en Aguascalientes y Tlaxcala; y al PRD en Zacatecas y BCS. Es decir, impusieron candidatos para perder elecciones.

Sin embargo, el PRI aprendió la lección y el ejemplo más claro es el Estado de México en donde Peña Nieto tuvo que desistirse de imponer a su delfín.

Sin embargo esta lección no fue asimilada dentro del panismo y dentro de una parte del perredismo. Ambos se precian de haber impuesto candidatos propios en Estado de México, Coahuila, Nayarit y en Pachuca, Hidalgo; pero olvidaron un principio básico de la política: “Divide et vinces” (divide y vencerás). Esta frase se le atribuye a Julio César y en realidad no importa quien la haya dicho pues lo significativo es que, después de siglos, sigue siendo válida. El PRI, antes dividido, ahora dividió y con ello puede avanzar de manera importante hacia la restauración del “Ancien régime”.

Algunos panistas y perredistas festejan el haber impuesto candidatos, pero no logran comprender que esa “victoria” es pírrica y que puede ser el prolegómeno de una derrota estratégica.

¡Ganar candidatos para perder elecciones! Este juego se llama arrogancia y es el camino más seguro hacia el fracaso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario