El día de hoy, martes, asistirá al Senado de la República Maurizio Viroli, quien es uno de los más prestigiados politólogos de la actualidad, que ha dedicado parte importante de sus estudios a reivindicar la figura de Nicolás Maquiavelo. El profesor Viroli ha escrito, como se sabe, una biografía del gran florentino que lleva por nombre La sonrisa de Maquiavelo y en ella relata que antes de morir el autor de El príncipe, tuvo tiempo apenas para relatar a sus amigos un sueño...
Me viene a la memoria la expresión de un reconocido comentarista de la radio: “Yo no hago política, yo hablo de los políticos; hablar de los políticos y de lo que hacen me permite decir lo que quiera sin ninguna responsabilidad” (y sin ningún compromiso, añadiría).
Esta expresión viene a colación debido a que el día de hoy, martes, asistirá al Senado de la República Maurizio Viroli, quien es uno de los más prestigiados politólogos de la actualidad, que ha dedicado parte importante de sus estudios a reivindicar la figura de Nicolás Maquiavelo.
El profesor Viroli ha escrito, como se sabe, una biografía del gran florentino que lleva por nombre La sonrisa de Maquiavelo y en ella relata que antes de morir el autor de El Príncipe, tuvo tiempo apenas para relatar a sus amigos un sueño. En él, Maquiavelo veía, escribe Viroli, “a una multitud de hombres mal vestidos, de aspecto mísero y que daban cuenta de sufrimiento. Les preguntó quiénes eran, y ellos le contestaron: ¡Somos los santos y beatos, vamos camino al paraíso!
Vio después Maquiavelo en su sueño a una muchedumbre de hombres de aspecto noble y grave que solemnemente debatían importantes problemas políticos. También a estos les preguntó quiénes eran y hacia dónde se dirigían. ¡Somos los condenados al infierno! Le contestaron.
Concluido el relato de su sueño, comentó a sus amigos que prefería, por mucho, ir al infierno para tratar sobre política antes que ir al paraíso a morirse de tedio con los “santos y los beatos”.
Maquiavelo murió en 1527 y contra lo que debiera reconocerse a principios del siglo XXI, es decir: de la alta valorable de la política, ésta sigue siendo —en sentido diferente— minusvalorada por el común de la gente y especialmente defenestrada por los “santos y los beatos”.
Es así que desde los beatos, desde los que blanden en cuanta ocasión pueden la espada de la moral para enjuiciar a la política; desde los puros, los inmaculados; desde los que nunca se comprometen; desde los políticos que se disfrazan de “ciudadanos”; desde los “movimientos” que no se atreven a decir su nombre; desde los que no salen del clóset para que no los identifiquen como políticos; desde los hipócritas que se confunden en la “sociedad civil” para que no los vean haciendo política; desde todos estos frentes; con todos estos santones, se pretende ilusoriamente cancelar el camino de la política.
*Expresidente del PRD
Twitter: @jesusortegam
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