martes, 30 de noviembre de 2010

Medidas mundiales y locales frente al calentamiento global

El calentamiento global es el mayor peligro para la vida en el planeta y un importante obstáculo para reducir la pobreza en sus múltiples dimensiones: salud, acceso a suministro de agua, producción de alimentos, uso de tierras y vivienda digna.

Afín de poder responder a la magnitud del reto, se hace imprescindible contar con una perspectiva global compartida sobre lo apremiante del problema, los objetivos a largo plazo de la política en materia de cambio climático y un planteamiento internacional basado en marcos multilaterales y en una acción coordinada. Es necesaria una cooperación internacional sin precedentes, en especial entre el mundo desarrollado y los países en desarrollo.

Los beneficios de la adopción de medidas prontas y firmes sobre el cambio climático superarán con creces los costes. La mitigación y adaptación a los efectos del calentamiento global deben entenderse como una inversión para evitar el riesgo de consecuencias en el futuro.

Como medidas principales a nivel global, son necesarias, entre otras: Avanzar sin tardanza hacia el mayor uso posible de fuentes de energía renovables, instituir incentivos para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, establecer un Impuesto al CO2 o ICA (Impuesto al Carbón Agregado), transferir conocimientos, tecnología y recursos financieros de los países industrializados hacia los países en desarrollo e invertir el equivalente al 1% del PIB mundial para enfrentar los efectos del cambio climático.

La inversión a largo plazo para enfrentar el cambio climático es uno de los puntos clave en un acuerdo global sobre el clima y es un área en la que se pueden lograr avances a corto plazo.  Por lo tanto es deseable y factible que en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP16) que se lleva a cabo en Cancún se establezca  un Fondo Global para el Clima como parte del Nuevo Pacto Ecológico Mundial que promueve la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Actualmente hay más de 20 fondos internacionales dedicados al clima. Esta proliferación de fondos socava la eficacia de la financiación, aumentando el peso de los costos de transacción y fragmentado la  capacidad de los países de gestionar los recursos de forma estratégica. Por ello, es necesario un Fondo Global para el Clima que aglutine los recursos, reduciendo la complejidad y asegurando que se alcanza el equilibrio adecuado entre adaptación y mitigación, así como entre países.

Debido al complicado fenómeno del calentamiento global, tan importantes son las acciones globales descritas con anterioridad, como las medidas a nivel local.

Conscientes de su responsabilidad, las entidades federativas gobernadas por el Partido de la Revolución Democrática están trabajando para enfrentar el cambio climático.  En este sentido, son de gran importancia: el Plan Estatal de Acción Climática para Baja California Sur, el Programa de Acción ante el Cambio Climático del estado de Chiapas, la Estrategia de Sustentabilidad Ambiental y Cambio Climático de Michoacán, los programas sectoriales del gobierno de Guerrero, sobre todo en materia forestal y el Programa de Acción Climática de la Ciudad de México.

Los programas y estrategias mencionadas tienen como sustento una visión de izquierda, basada en los principios de justicia, cohesión social y solidaridad, con  el objetivo de transitar hacia un modelo de desarrollo sustentable y socialmente incluyente, capaz de enfrentar paralelamente el fenómeno del calentamiento global y hacer realidad el derecho de las personas a una vida digna.

La exclusión y desigualdad sociales representan obstáculos considerables frente a las medidas globales y locales frente al cambio climático. Sólo las sociedades que generen las condiciones de inclusión y equidad estarán realmente preparadas para enfrentar el reto que significa el calentamiento global.

jueves, 25 de noviembre de 2010


Ayer acompañamos a nuestra compañera Amalia García en su conferencia de prensa para refrendarle nuestro apoyo

martes, 23 de noviembre de 2010

Lo que México necesita



¿Qué puede unificarnos ahora?, pregunta el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a los miles que se congregaron alrededor del Monumento a la Revolución que, después de varios meses, fue recuperado para los ciudadanos de la capital y del país.

La respuesta viene de él: una propuesta que puedan adoptar los partidos, organismos, ciudadanos y eventuales candidatos, para que juntos nos comprometamos a mejorar las condiciones económicas y sociales de México.
Ahí, ante la asistencia de representantes de varios sectores de la sociedad, Cárdenas Solórzano habla de una gran convocatoria a construir la fuerza social "que tenga la capacidad para llevar a cabo una nueva revolución, que de ese tamaño es el cambio que el país reclama; una revolución pacífica, conducida dentro de la ley y con normas democráticas, conscientes todos de la dimensión de los intereses por enfrentar y del esfuerzo titánico que debe realizarse para sacar al país de la situación humillante de atraso, dependencia, desigualdad social, (y) postración, en la que se le mantiene".
Los oscurantistas retardatarios —como les llama— no tienen el menor interés en que millones de mexicanos salgan del abandono, de la profunda crisis económica a la que desde hace 30 años nos ha condenado el neoliberalismo. A ellos, a estos intereses, no les importa resolver los problemas del país, contrario a ello, les beneficia la situación en la que estamos.
"El recuperar el camino con los principios avanzados de la Revolución Mexicana es una tarea de las fuerzas progresistas y democráticas.
"Somos más", dice el ingeniero Cárdenas, los que pedimos una nación libre, democrática y donde la justicia social no sea escatimada; donde el gobierno no tenga un discurso monotemático ni se le regatee a la patria la unidad para transitar del querer al hacer.
Tiene razón el ingeniero, "somos más" los que queremos un cambio, pero también acierta en que las fuerzas progresistas y democráticas se encuentran dispersas, divididas y, en algunos casos, confrontadas.
Esta unidad de la que habla es el principio de una revolución que él llama pacífica y en la que tengo la firme convicción de participar para que se materialice.
Es el rescate de la nación lo que importa, no un puñado de intereses que son repartidos siempre entre los mismos, mientras que son millones los afectados.
Basta de atraso, creo que casos tan exitosos como el de Brasil deberían apenar a los neoliberales que insisten en aplicar su modelo o, de lo contrario, el país se precipita al vacío.
Unidad es lo que pide la nación a todos y hay que darnos, por lo menos, la oportunidad de participar en un gran acuerdo como del que habla el ingeniero y lograr con ello un cambio profundo, como sucedió hace 100 años cuando México se alzó en armas e inició su Revolución.